Una casa-museo del Athletic en Canarias: «No hay un centímetro que no sea rojiblanco»
Emiliano Benítez 'Txano' ha decorado su piso con centenares de motivos del club rojiblanco. «No hay nada igual en el mundo»
Emiliano Sebastián Benítez 'Txano' (62 años) era un niño pobre. Vivía junto a sus padres y sus cuatro hermanos en una casa-cueva en Becerril ... de Guía, al norte de la isla de Gran Canaria. «La fabricamos nosotros a pico y pala. No tuve ni agua ni luz hasta los doce años. De niño bajaba a por agua hasta la fuente y la subía sujeta a la espaldas con unos ganchos durante 300 metros cuesta arriba. No tenía ni zapatos. Con los que hice la comunión eran prestados», evoca nostálgico.
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Su mayor tesoro era una equipación de Iribar. Un tío suyo era socio del Las Palmas, aunque su segundo equipo era el Athletic. Su familiar aprovechó un viaje de los canarios a Bilbao para pedir un detalle a uno de sus conocidos del club rojiblanco. Le trajo un uniforme de Iribar. Lo más para aquel niño de cinco años. «En la isla presentaban los partidos ante el Athletic como los de once canarios contra once leones. Pues yo me hice de los leones».
Lo colgó en la pared de su casa-cueva y comenzó a rodearlo de posters del equipo de San Mamés. Pero con doce años una grieta generó humedades y el tesoro de 'Txano' se echó a perder.
En 1992 nació su segundo hijo. Su exesposa eligió el nombre del primero, Nelson. Él quería señalar el del segundo. «Deseaba que fuera vasco. Estuvo un mes sin nombre». Se salió con la suya. Se llama Aitor. «Ese año comencé a darle vueltas a lo que había perdido de niño y empecé a hacer cosas relacionadas con Julen Guerrero, que acababa de llegar al primer equipo, explica este pintor jubilado de los astilleros Asticán.
Y de ahí a tener lo que llama su «casa-museo del Athletic» en el municipio de Gáldar, al norte de Gran Canaria y a veinte kilómetros de Las Palmas. «Poco a poco empecé a meter cosas. Cada vez más. Todo lo relacionado con el Athletic me vale. La verdad es que se me ha ido la mano», bromea.
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El piso de 90 metros demuestra que su amor por el Athletic es infinito. «He buscado hacer un puzzle para que se mire por donde se mire todo sea del Athletic. No hay ni un centímetro que no sea rojiblanco». Los dos pasillos, el salón y su habitación son una sobredosis athleticzale. Sólo hay una cierta tregua en el baño y en la cocina. «No hay nada igual en el mundo», lanza rotundo.
Las paredes están llenas de camisetas (calcula que tiene 40), bufandas (140), banderines. Fotografías suyas rojiblancas y otras de jugadores, muchas de ellas dedicadas, recortes de prensa, posters, escudos, todo tipo de objetos de mercadotecnia relacionada con el club, regalos... «Todo lo del Athletic tiene sitio en mi casa».
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'Txano' muestra orgulloso su piso y saca a los visitantes al balcón, con gran parte de la superficie ocupada por cajas de cartón. «Aquí tengo las cosas que no me entran. Podría decorar tres casas. Si me dan la torre Iberdrola la lleno de motivos rojiblancos en tres días».
No exagera. Todo ha cambiado desde que arrancó. «Cada tres o cuatro años quito todo y empiezo de nuevo. Hace tres años comencé con esta fórmula de puzzle. Tardé más de tres meses en dejar el piso como está ahora».
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Dos jóvenes de Sestao llegan al piso. Se quedan asombrados por lo que ven. «Recibo muchas visitas de aficionados del Athletic a lo largo del año», explica. «Hay muchos que me traen detalles rojiblancos. Todos están por ahí. No tiro nada».
«Cuando me despierto lo primero que veo es a mis dos grandes ídolos», explica 'Txano' en la que llama «la habitación del león». Se refiere a José Ángel Iribar y Julen Guerrero, cuyas imágenes tiene muy presentes. Las camisetas firmadas por ambos son sus piezas más preciadas. «Al 'Chopo' le conocí hace muchos años y siempre ha sido muy atento conmigo». Al fin y al cabo se hizo del Athletic por él.
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Con Guerrero la relación fue muy intensa. Una de las aficiones de 'Txano' era crear álbumes con fotos y recortes de prensa del portugalujo, Cada vez que jugaba en Canarias le entregaba los libros para que les echara un vistazo. Cuando se los devolvía el capitán le añadía alguna camiseta. En 1998 le dio el mayor regalo recibido. «Le dije que nunca había estado en San Mamés y me invitó a ir al partido del Centenario ante Brasil. Se portó espectacular y me alojé en casa de sus suegros».
Desde entonces ha estado en otras tres ocasiones en el estadio rojiblanco, todo un esfuerzo porque sufre de hodofobia (miedo a los viajes. Lo sufren personas que sienten angustia por el simple hecho de alejarse de su zona de confort) y claustrofobia.
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¿Cómo irá hoy al estadio alguien con un piso como el de Txano? Pues de una forma similar. «Mi idea es llevar once camisetas, una por jugador, la txapela e ir de arriba abajo de rojiblanco, incluyendo la ropa interior», explica.
Tiene además una obsesión. Codicia una pieza. Desea que la plantilla le firmen una camiseta de esta campaña tan especial para todos, la de 125 aniversario y de la una nueva final de Copa. «Quiero esa prenda para colocarla en un lugar de honor en mi casa. Aunque no lo parezca, tengo sitio para ella».
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