El Athletic compra por un millón de euros una lonja que había apalabrado Urrutia

El club la hizo pública el pasado mes de marzo y se refirió a ella como «un paso más en el proceso de crecimiento y modernización de nuestra entidad». En todo caso, cinco meses después de la compra de la amplia parcela no se ha presentado ningún proyecto para el traslado allí de las oficinas. Los dirigentes tampoco se refirieron a esta operación en la última asamblea de compromisarios de febrero. La cantidad pagada también ha permanecido en secreto hasta ahora.

Se trata de una inversión que eleva la propiedad patrimonial del club, pero que llega en un contexto de severa reducción de ingresos, de necesidad de contención de gastos, con recorte de fichas dos campañas seguidas en la plantilla y entre los principales ejecutivos, y con problemas financieros para ir al mercado a por fichajes.

El proyecto de compra del solar fue iniciado por la anterior junta directiva de JosuUrrutia, desde donde se admitieron ayer a este periódico contactos con la propiedad –en el local había un taller y concesionario–. Fuentes del actual equipo de gobierno sostienen que se llegó al punto de que la operación quedó apalabrada. «Estaba sobre la mesa y avanzada cuando llegamos (a finales de 2018)», indicaron.

Sorprendentemente, dentro de la junta hay distintas versiones sobre las obligaciones económicas que tenía la entidad para comprar la lonja. Mientras algunos dirigentes sostienen que si no se hubiera adquirido habría que haber hecho frente a una penalización que entraba en vigor el 1 de enero, otras fuentes mantienen que era una oportunidad de mercado que había que aprovechar. Es llamativo que el contrato se firmara en la notaría sólo dos días después de que la junta fuera derrotada en la asamblea de compromisarios del 27 de diciembre y estuviera, por tanto, sin presupuestos.

Desde el anterior equipo de gobierno se indicó a este periódico que no se llegó a ningún compromiso económico con la propiedad de la lonja. «Obligaciones, ninguna», aseguraron. Admitieron, eso sí, que se trataba de una operación que valoraron durante sus siete años en el club con contactos con la propiedad.

La compra permitirá reordenar los usos del Palacio de Ibaigane. Sacar las oficinas de allí fue una propuesta planteada por el presidente, Aitor Elizegi, en la campaña electoral. Su primera idea era llevarlas a San Mamés, pero esa posibilidad quedó descartada por la falta de espacio en el estadio, a donde únicamente se trasladó la oficina de atención al socio.

El principal problema del Palacio de Ibaigane no es tanto de espacio, que también, sino que por su configuración es poco funcional para una estructura organizativa amplia.Las dependencias están divididas en varios pisos sin ascensor, no hay aire acondicionado y existen problemas para intervenir en este palacete construido en 1900 porque está sujeto a protección patrimonial.

Lo que tiene claro el Athletic es que no renunciará a uno de sus grandes símbolos junto a San Mamés y Lezama. En principio, el Athletic mantendría el palacio como lugar para realizar actos emblemáticos e institucionales, por ejemplo las comidas con otros clubes.