Marijaia sube por la ría para inaugurar la Aste Nagusia de 1990. Telepress

Como un cohete, así ha cambiado la Aste Nagusia en estos 45 años

La Semana Grande y el txupin que le da inicio han cambiado de escenario varias veces, desde Begoña al Arriaga, subiendo por la Ría y hasta el mismo Ayuntamiento

Sábado, 16 de agosto 2025, 00:40

Este sábado, a las siete de la tarde, Marijaia saldrá al balcón del teatro Arriaga; el pregonero, Francis Díez Rojo, cantante de Doctor Deseo, leerá ... su pregón; y la txupinera, Olatz Agirre Sagarna, lanzará su txupin. Correrá el agua de Bilbao y se desatará la fiesta un año más. Comenzará la Aste Nagusia de 2025, la edición número 45 de la semana más grande. Es posible que no le salga la cuenta si recuerda que, según el canon, las fiestas bilbaínas nacieron en 1978. No se preocupe, la culpa no es de sus matemáticas, es del coronavirus. Durante dos años, en 2020 y en 2021, no se repitió este ritual. Que, curiosamente, no siempre ha sido el mismo, como tendemos a recordarlo es por cortesía de las trampas de la memoria.

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Las crónicas de Bilbao establecen que la Aste Nagusia nació de la nada en 1978 para dar vida a unas fiestas de agosto que hasta entonces se reducían a la feria taurina, algo de teatro y mucha grisura. Hubo hasta una manifestación pidiendo «fiestas populares», y se organizó un concurso de ideas que ganó Txomin Barullo. De ahí salió una comisión festiva que, por alguna razón misteriosa, no solo fue recibida con las puertas abiertas por el Ayuntamiento, sino que pudo establecer su cuartel general nada menos que en el Salón Árabe.

Esta comisión, cuya labor suele ser recordada en tonos casi heroicos, creó en tiempo récord el primer programa de la Aste Nagusia, sin presupuesto asegurado y elaborado a contrarreloj.

Así se creó la primera versión del txupin inaugural, que no fue lanzado desde el Arriaga, sino que se disparó frente a la Basílica de Begoña. Allí empezaba la bajada de las comparsas, que se convirtió en el acto estrella de la primera Aste Nagusia. Entonces no había pregoneros propiamente dichos –cumplían ese papel representantes de las comparsas, Adiskideak y Atxuritarrok en 1978, y Etxetxua y Atxuritarrok en 1979– y la txupinera no llevaba su característico traje rojo, más que nada porque no sería diseñado hasta 1985. Este primer modelo de «lanzamiento» de la Aste Nagusia gustó mucho.

Lanzamiento del primer txupin, desde Begoña, en 1978. El Correo.

Pero fue cortado de raíz en 1980. El entonces alcalde, Jon Castañares, quiso que el Ayuntamiento organizara en solitario la Semana Grande, lo que causó la ruptura con las comparsas. Se crearon las Bilboko Jaiak oficiales, enfrentadas a la Aste Nagusia comparsera. Hasta hubo dos carteles, uno por cada lado, en una duplicidad festiva desconcertante. El txupin oficial se lanzó desde el Consistorio el 14 de agosto y el alcalde ejerció de pregonero. «De principio, un ambiente tenso y poco animado. Nadie diría que habían dado comienzo las fiestas de Bilbao», decía al día siguiente EL CORREO.

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Subidas por la ría

En 1981, el Ayuntamiento y las comparsas hicieron las paces, pero no del todo porque hubo dos txupines. El primero se lanzó el día 14 de agosto desde la casa consistorial, sin la oposición activa pero tampoco con el apoyo de las comparsas, que eran 38 entonces, 11 más que ahora. Al día siguiente, primer día real de fiestas, hubo un segundo primer txupin en Begoña, lanzado por Monserrat Valerio, de Kaixo, la comparsa de Zurbaranbarri, y una bajada con más de 7.000 participantes.

Así se fue recuperando el primer modelo inaugural –txupin en Begoña más bajada y pregón–, que se fijó de nuevo en un año nefasto: 1983. Aquella Semana Grande destrozada por las inundaciones tuvo, sin embargo, una apertura normal, y eso que empezó tocada por un conflicto político desencadenado por la orden del gobernador civil de izar las tres banderas –la de Bilbao, la ikurriña y la española– en el Ayuntamiento. El alcalde, José Luis Robles, asistió al txupin de Begoña, lanzado por Alazne Olabarrieta, de Mamiki, con el pregón del jugador del Athletic Iñigo Liceranzu. Este modelo se mantuvo hasta 1989, aunque en sus últimas ediciones empezó a dar muestras de agotamiento, porque cada vez había menos participantes en la bajada.

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Por eso en 1990 se decidió renovar el arranque de la Aste Nagusia recordando el pasado marinero de Bilbao, que fue puerto antes que villa. La bajada de comparsas se sustituyó por una subida náutica por la ría hasta el Arriaga, donde se lanzaba el txupin. Se celebraron siete de estas subidas. La primera fue el 18 de agosto de 1990 y la última, el 17 de agosto de 1996. Al principio fueron un éxito, con miles de asistentes en las orillas y decenas de embarcaciones en el agua. Pero la flota comparsera se redujo año tras año, desarbolada por las cada vez más exigentes medidas de seguridad. En 1996 la construcción del puente Euskalduna, obligó a limitar el tamaño y el número de embarcaciones. Así que en 1997 tocó darle una vuelta, una más, al arranque de la Aste Nagusia. La de aquel año se presentó como «la de la nueva era». El acto inaugural pasó a celebrarse en la Plaza Nueva. Pero si las fiestas de aquel año son memorabes es porque en ellas se presentó la canción que se ha convertido en el himno de la Semana Grande bilbaína, 'Badator Marijaia', compuesta por Kepa Junkera con letra de Edorta Jiménez. El tema fue interiorizado tan rápido y hasta tal punto que, como explicaba el propio trikitilari de Rekalde en 2018, «la gente cree que ha estado ahí siempre, desde el principio».

El txupin de la Aste Nagusia de 1997 se lanzó desde la Plaza Nueva. El Correo

Aunque el emplazamiento era muy vistoso, la Plaza Nueva daba muchos problemas, el más importante el de los accesos. Canalizar a una multitud en este recinto se convirtió en una labor tan complicada que, después de la edición de 2000, hubo que volver a rediseñar el estreno festivo.

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Y así se estableció el modelo actual, el del acto inaugural en la plaza del Arriaga, que se estrenó el 18 de agosto de 2001. La Aste Nagusia, sin embargo, enfrentó su mayor desafío en 2020 y 2021, cuando la pandemia del covid obligó a suspender las fiestas. Fueron dos años de silencio en las calles de Bilbao: sin txupin, sin Marijaia, sin txosnas ni fuegos artificiales, sin circo ni concursos gastronómicos en El Arenal.

La Plaza del Arriaga, casi vacía, en las 'no fiestas' de 2021 durante la pandemia. Jordi Alemany

El regreso de Marijaia al balcón del Arriaga en 2022 fue apoteósico, con una plaza abarrotada que celebró con más fuerza que nunca el comienzo de las fiestas de Bilbao. Como recogía EL CORREO en su momento, la ceremonia de apertura volvió a encender la chispa festiva, con miles de personas, pañuelo azul al cuello y al grito de «¡Gora Bilbao!». Este sábado, la escena se volverá a repetir, como siempre. Bueno, como casi siempre.

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