Yusi Enríquez | Lateral izquierdo del Alavés
«Mi madre dejó de trabajar para acompañarme en el autobús o en el tren a entrenar»EL CORREO en el 'stage' albiazul. ·
El joven jugador, «ansioso» por debutar en Primera, se emociona al recordar los sacrificios de sus padres desde que tenía 8 añosLa concentración en la provincia de Girona le ha pillado a Yusi (Madrid, 2005) con la mudanza a medio hacer. A sus 19 años, el ... nuevo lateral izquierdo albiazul sale por primera vez de su San Fernando de Henares, donde tiene bien recorridas cada una de sus calles, para asentarse en la capital alavesa como jugador de Primera División. Entre muchas cosas, le quedan por traer los cubos de Rubik con los que despertaba a sus padres de la siesta. Pero con él lleva la emoción de ver cómo poco a poco va a recompensar el esfuerzo que hicieron por su carrera. No puede contener las lágrimas al hablar de su madre, de origen marroquí. Las raíces por las que sueña con jugar en enero la Copa África después de ganarse a Mendizorroza.
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– ¿Recuerda su primer balón?
– No, no tenía uso de razón, pero sí me visualizo jugando en la calle a la pelota. Nací en Madrid y he vivido siempre en San Fernando de Henares, en el sureste, con mis padres. Para la generación de la que soy, que las consolas no me llaman la atención, me he críado mucho en la calle. El fichar por el Madrid no me cambió la vida. Seguí en mi entorno, en el colegio al que iba, en el instituto, con mi mismo grupo de amigos y todo. Mis orígenes por parte de madre son de Marruecos, y por parte de padre, españoles.
– ¿Cuál fue su trayectoria hasta fichar por el Madrid con 11 años?
– Empecé con cuatro años en un equipo que se llamaba La Parrilla del Mejillón. Estuve dos años ahí porque no podía entrar al club del pueblo, porque era muy pequeño. Jugaba con chicos de dos años más mayor. Y luego ya cuando tuve seis entré como 'chupetín' en el San Fernando de Henares. Estuve un curso y en benjamín entré en la cantera del Rayo Vallecano. Estuve los dos años de benjamín. Luego una temporada en el Moratalaz, otra en el Getafe y de allí ya paso al Madrid, el equipo del que era aficionado.
– Le tocó dar muchas vueltas para ir a entrenar...
– No lo sabes. Agradezco siempre a mis padres, sobre todo a mi madre. Bufff... (Rompe a llorar y mete la cabeza en la camiseta). Mira que no lloré en la presentación gracias a no mirarla pero... (las lágrimas recorren sus mejillas). Ella dejó de trabajar. Era cocinera en un bar y lo dejó para poder llevarme a mí a entrenar, desde que entré en el Rayo. Cogíamos el autobús, el tren, se lo agradezco en el alma siempre. Es que sin ella... No puedo... (Después de varios minutos de otras preguntas, vuelve a intentarlo). Al final le hice que le gustase el fútbol casi por las buenas o por las malas, de tanto verlo. Mi padre trabajaba de mañana y de tarde y tampoco le gustaba el fútbol. Y mi hermano, que me saca cuatro años, era más de baloncesto. Yo soy el rarito.
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Intriga por los cubos de Rubik
– ¿Le apretaban mucho para estudiar?
– Sí... (resopla varias veces). Bueno, no. Yo siempre he sido consecuente, sabía lo que había, siempre me ha gustado estudiar. No tenía pereza para estudiar, siempre he sido un chico que ha sacado buenas notas, que ha llevado sus estudios al día. Mis padres siempre me incitaban y me decían que estudiase, que al final la vida es complicada. Que aunque jugase al fútbol, que nunca me despidiese de ese plan de estudios, que traería cosas buenas. Entonces se lo tengo que agradecer siempre porque me han dado esa disciplina, me han dado esos valores de ser un chico correcto, educado, que respeta a la gente, que valora las cosas. Tengo la ESO, Bachillerato y recién me acabo de sacar un grado superior de técnico sociodeportivo en animación y deporte.
– Y le gustan los cubos de Rubik, eso es ciencia.
– Un poco de matemáticas sí. Empezó porque vi a un compañero en el Moratalaz y me entró la curiosidad. Nunca me ha gustado estar quieto, siempre he sido un poco liante. Me gustaba enredar con las cosas, ser curioso, preguntar, ver... Era tan inquieto que pegaba los cromos torcidos. Entonces vi el cubo, empecé a informarme, a ver vídeos en Youtube y mis padres me compraron uno para ver si me mantenían un poquito calmado. Pero empezaba todas las tardes, después de hacer los deberes, a hacer el cubo de Rubik, cuando estaban en el sofá en la siesta y les molestaba y al final me dijeron que... pero seguí. Tengo muchos y distintos. Llevaba dos años sin hacer uno hasta que en el aeropuerto vi a Calebe con uno. Y encima comparto habitación con él. Ya me he vuelto a picar.
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– Lleva consigo un anillo (entrena con él) y un colgante.
– El anillo lo compré antes de venir aquí, no tiene significado. El colgante representa algo más. Me lo regaló mi abuela por parte de madre. Es una palabra árabe, significa que 'Alá está conmigo'. No soy musulmán, pero le tengo mucho cariño. Lo llevo a todos lados. Siempre cuando me la pongo y me la quito me gusta darle tres besos. Así siento que están conmigo. Mi abuela vive con mi tío en Safi, debajo de Marrakech. Es una ciudad muy bonita, con un puerto muy chulo y le caracteriza la pesca de sardina. Siempre que puedo, bajo a visitar y ella también sube.
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– Era internacional en las inferiores de España hasta que con 18 cambia a Marruecos.
– Fue una decisión deportiva. Me apetece y también me siento marroquí y español por igual. Y es también una muestra de respeto hacia mi madre. Estoy orgulloso de la decisión.
– ¿Ve factible jugar la Copa África en enero?
– Creo que es accesible, voy a trabajar por ello, pero primero quiero jugar en el Alavés, hacer grandes cosas aquí. Y luego si Dios quiere y llega la oportunidad, sería un gran logro. Pero lo que me llama la atención es debutar en Primera, crecer como jugador y demostrar a la afición y al club qué jugador soy.
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Un físico privilegiado
– ¿Cuándo empezó a ser lateral?
– Siempre he jugado por la banda izquierda. Era zurdo cerrado, con la derecha tengo mis más y mis menos. En Madrid, en alevín se empieza a jugar a fútbol 11. Creo que es la única comunidad de España. Pues ahí ya me pusieron de lateral porque siempre he sido un jugador de mucho recorrido, que le ha gustado correr hacia delante, potente y rápido, y que repite esfuerzos.
– Su perfil se parece un poco al de Theo Hernández y Javi López.
– (Le sale un sonrisa y mueve la cabeza). Ojalá. Me gusta tocar de tres cuartos hacia delante, me gusta soltarme, me gusta poner centros, me gusta llegar, pero también soy un jugador intenso, que puede aportar defensivamente. Soy contundente, me gusta el duelo. Yo creo que encajo en este modelo de juego que le gusta al Chacho.
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– ¿Ha hablado con él?
– Aún no mucho, pero espera de mí lo que he comentado que soy.
– ¿Qué piensa cuando está en línea de fondo y ve que el equipo rival va a montar un contragolpe?
– Pues que igual que yo a veces trabajo para el delantero, que él lo haga por mí (risas). Si centro y no es gol, pues habrá que correr todos para atrás. Hoy por ti, mañana por mí. Ese sacrificio que tienes que tener por el compañero es lo que te hace conseguir objetivos y seguir creciendo como persona, jugador y equipo.
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– ¿Da miedo salir del Real Madrid?
– La salida no es difícil, porque vengo a un sitio muy bueno, que me va a hacer crecer. No me asusta ese cambio. Al revés, me da emoción, ganas.
– ¿En solo una cena con Sergio Fernández ya se convenció de venir al Alavés?
– Fue clave, después del derbi de filiales, mi agente me dijo que me querían. Sería a finales de marzo o principios de abril. El miércoles o el jueves de esa semana vino a cenar conmigo. Me comentó su idea y me gustó. A mi familia también. El equipo se salvó y tengo que agradecer que el Madrid me dejara salir a otro equipo de Primera.
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– ¿Es habitual que un director deportivo haga esos desplazamientos y acercamientos para fichar en la era de la conectividad digital?
– No lo sé, es la primera vez que me pasa, pero agradecí que viniese en persona a presentarme el proyecto y a cenar con mi familia, a enseñarme lo suyo y a dejar que yo le mostrara cómo era. Fue también una de las cosas que me llevó a tomar la decisión. Como persona creo que al final me va a hacer crecer y acabar de madurar, alejarme un poco de mis amigos, mis padres, mi familia, todo lo cercano. Más que nervioso, estoy ansioso de empezar esta nueva etapa.
– ¿Cómo cree que se le recordará con los años en Vitoria?
– Como un jugador que siempre se deja la piel en el campo por el escudo, desde el primer día ,y más allá de logros o de méritos, también por la persona que soy. Aunque tenga 19 años, tengo carácter, puedo aportar muchas cosas y no voy a rehuir ningún choque.
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