El equipo ciclista del Alavés y un veterano del Tour

Esta prueba, de un solo día, era heredera de la Vuelta Ciclista a Álava iniciada en 1939. La primera edición del Gran Premio Ciclista de Álava se disputó el lunes 3 de agosto de 1942 en el marco de las fiestas de la Virgen Blanca que entonces comenzaban el día 1. En la carrera se inscribieron veintisiete corredores, entre ellos cuatro vitorianos, Platero, Rafael Gáceta, Luis Goicoechea y Casto Martín. Ofrecieron una buena actuación, pese a que este último tuvo que combatir la resaca de las fiestas pues «el día anterior anduvo alegre y optimista saltando y cantando como el que más». De ellos, el mejor fue Goicoechea, que quedó noveno. Ya antes se había proclamado campeón de Álava de velocidad y pasa por ser el primer alavés en participar en la Vuelta Ciclista a España. Años después sería el primer director deportivo del mítico KAS.

Pero la atención del público local se centró en los ases que venían de otras provincias. Estaban algunos de los mejores corredores españoles de la posguerra en un momento en que las competiciones se habían detenido más allá de los Pirineos como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Cabe citar a Luis Catalá, a los madrileños Antonio Martín y Vicente Carretero, a los cántabros José Gándara e Isidro Bejerano, al guipuzcoano Francisco Expósito o a los vizcaínos Martín Mancisidor, Felipe Goyenaga o Cipriano Aguirrezábal.

Entre la nutrida representación vizcaína estaba también Jesús Dermit, natural de Bilbao, que había corrido el Tour de 1930, aunque había abandonado antes de terminarlo. Por ello, el centro de todas las miradas era el veterano Federico Ezquerra, natural de Gordejuela, pero asentado desde muy niño en Sodupe. Desde sus inicios en la competición, en 1925, sumaba ya casi noventa victorias. Había participado por primera vez en el Tour en 1934 coronando en solitario el col de Galibier y batiendo el récord de ascensión al mítico puerto alpino. En 1936 venció en la etapa Niza-Cannes, convirtiéndose así en el primer ciclista vasco en lograr un triunfo parcial en el Tour. Es lógico, por tanto, que en Vitoria se le esperara con especial ilusión.

El recorrido de la prueba comenzaba subiendo el puerto de Vitoria para pasar a Treviño. Desde allí se regresaba a la capital alavesa para dirigirse hacia Escoriaza, volver a subir hacia Landa y terminar de nuevo en Vitoria, donde había un circuito urbano. Al igual que en la actualidad, la carrera afectó al tráfico y a la vida de la ciudad, pues «a las 9,45 se procederá al cierre del citado trozo (la calle Florida, entre Dato y San Antonio, donde estaba la meta), el cual quedará completamente vacío». Eso sí, a esa zona solo podían acudir, además de las autoridades, quienes hubieran comprado en la taquilla oficial del Alavés un 'pase de meta', que se vendía a una peseta. Se trataba así de «eliminar aglomeraciones peligrosas y taponamientos molestos que pudieran derivar en el deslucimiento de la grandiosa prueba».

La espera se amenizó en la meta con «un selecto programa de música regional» vasca. Al final, la carrera se decidió al sprint, venciendo el madrileño Martín, por delante de Carretero y Ezquerra, que solo pudo ser tercero. La prensa señaló que se esperaba más del 'Águila del Galibier', que había estado «mal en la subida», aunque «supo estar en la llegada entre los mejores, sin lograr vencer a los madrileños, más rápidos que él». Pese a todo, el Alavés se mostró satisfecho con la organización de la prueba y por haber traído a Vitoria a un héroe del Tour.