Con el manual de supervivencia

En realidad, ni Betis ni Alavés consiguieron sacar rentabilidad a sus mejores minutos. Claro está que los andaluces remataron más y con mayor peligro, mientras que para el conjunto de Luis García Plaza se trató de un no lograr convertir el ritmo en ocasiones claras. Parece evidente que el cuadro vitoriano ha añadido piezas de calidad a su ataque, pero también que por el momento los engranajes no encajan. Ese «50%» del que el entrenador habló para calibrar la conjunción de los vitorianos tras otro verano de intensos cambios.

La alineación había incluido a Sedlar como gran novedad. El serbio acabó expulsado, aunque una roja de veteranía para cortar el avance de Ávila hacia la meta alavesista. Aún después de casi 300 días sin disputar un partido y lejos de su mejor forma, las maneras del central volvieron a recordar a su rendimiento del inicio del ejercicio anterior. Aunque hubo lagunas, también de un Abqar impreciso con el balón y falto de concentración en ocasiones. La defensa, que incluyó a Tenaglia y Manu Sánchez, necesita un periodo de adaptación.

Al Alavés se le escapó su oportunidad durante la primera media hora y también en el inicio de la segunda mitad. Fiel al estilo Luis García, el equipo apretó de firme. Para conseguir ese uno contra uno en todo el campo y robar en zonas comprometidas para el Betis. Asfixia al adversario y balones peligrosos cerca del área rival. Faltó precisión en el último pase. Como en un par de centros claros que salieron muy largos. Tenaglia y Carlos Vicente percutían por la banda derecha como arma afilada. Al segundo le anularon un tanto por fuera de juego. Al Betis, con ocasión clara de Juanmi, le dio para algún contragolpe peligroso.

El once alavesista había incluido también a Stoichkov entre líneas parar sentar a Guridi. El exjugador del Eibar apunta a generador de juego, a ese futbolista que ve el pase antes que otros, incluso que algún compañero. En la izquierda, que luego sería por la derecha, quedó un Conechny al que le queda un mundo para adaptarse al ritmo de LaLiga. Discreto en Vigo y también este domingo. Sustituido después.

Muchos fueron los acercamientos prometedores del Alavés a la meta de Rui Silva y pocos los remates. Sobre todo cuando la bajada de la 'gasolina' convirtió a los albiazules en un conjunto discreto, que apenas conseguía amenazar por la derecha. Rebaja en las revoluciones y crecimiento de un Betis donde Carvalho comenzaba a imponerse en el eje y el equipo andaluz a empujar a los vitorianos hacia su propio campo con la omnipresencia de Fekir. Romero y el debutante Carlos Martín habían entrado al césped para tratar de cambiar la dinámica, pero el duelo apuntaba ya hacia el verde y blanco. También por algunos agujeros poco habituales en el sistema defensivo. O pérdidas peligrosas. Tampoco fue el día de Guevara.

Benavídez Protesoni y Guridi fueron el último recurso para revertir la situación, pero primó la solidez de un Betis que ya contaba con Abde, Rodri y Chimy Ávila en el césped. Si se le escaparon los tres puntos, hay que apuntárselo a la cuenta de un Sivera que sacó una manopla providencial para detener a Fekir en un mano a mano y otra manopla espectacular para rebañar de la escuadra el disparo de Chimy cuando aquello parecía gol o gol. Minutos de zozobra y de manual de supervivencia. Con la entrada de Diarra para cubrir la ausencia por roja de Sedlar y todavía sudor frío en el descuento.

No resultó el estreno soñado en Mendizorroza, pero sí ese regreso a la realidad albiazul. A saber que cada victoria es un tesoro, a que cada punto cuenta cuando se trata de ganar tiempo a la espera de que los mecanismos del equipo se engrasen. No hay descanso y el miércoles ya espera el choque ante la Real Sociedad.