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Alavés-Betis
Entusiasta retorno a la casa albiazulNi las vacaciones pueden con la hinchada albiazul. 16.623 espectadores dan la bienvenida en Mendizorroza a su equipo en una jornada de homenajes, recuerdos y pasión futbolera
Aunque ya parece de otra galaxia tras un verano frenético, la última vez que el Deportivo Alavés jugó en Mendizorroza, el estadio vivió una ... fiesta. Así que no había mejor forma de arrancar el curso que montar otra contra el Betis. Eso en el estadio del Paseo de Cervantes se sabe hacer a las mil maravillas. El Deportivo Alavés volvía a su casa y las ganas de fútbol traspasaban en las cuatro esquinas del templo albiazul. El mejor plan posible para un domingo, sobre todo cuando LaLiga se olvida de inventos y vuelve a las esencias del mejor fútbol. Media tarde, chaqueta a los hombros y el escudo albiazul en el pecho. La combinación perfecta.
Pero aunque Mendizorroza es el epicentro de las emociones babazorras, un día de Alavés es mucho más que eso. Qué sería de esas jornadas sin la previa que inunda de camisetas albiazules el centro de Vitoria. Esta vez, con una nutrida presencia de una afición bética que se dejó ver en el centro de la ciudad. Y presencia policial en varios puntos de la capital para evitar que se reprodujeran los incidentes entre ultras de ambos equipos previos a la visita bética del pasado octubre. Así que los aledaños del estadio eran un ir y venir de aficionados buscando a amigos y conocidos para entrar juntos al campo centenario.
Dentro seguían los saludos, los abrazos y las preguntan sobre el once y los fichajes. El particular calentamiento para el partido. Aunque antes de que arrancase fue el momento del homenaje y el recuerdo. Primero, aplausos a Jimena Vicario y Raquel Gil, futbolistas de las Gloriosas que acaban de proclamarse campeonas de Europa sub-19 con España. También el sentido reconocimiento a Fermín Rodríguez, empleado del club que falleció a principios del verano. Un hombre orquesta, querido por todos y que no dejaba escapar un detalle en Ibaia o Mendizorroza. No hay mejor lugar para que su familia depositase un ramo de flores que una de las esquinas del campo que tanto pisó. También se recordó, por medio de un minuto de silencio, a todos los aficionados albiazules fallecidos durante la temporada pasada.
Primer tifo
Entonces sí, momento de disfrutar del partido. Con el tifo de Iraultza 1921 como declaración de intenciones de lo que quiere ser el Deportivo Alavés este año. Versos de una de las canciones más entonadas por la grada de animación temporada tras temporadas: 'Eta berriz ere hemen gaude'; es decir, 'Y estamos de nuevo aquí'. Una realidad, porque muy pocos asientos de Mendizorroza estaban aún libres en los primeros compases del partido. Pesaban más las ganas de ver al Alavés en casa que las de apurar los últimos días de vacaciones. 16.623 espectadores, con un nutrido grupo de béticos, acudieron a Mendizorroza.
El Alavés enganchó la temporada pasada con un fútbol enérgico y vertical y este año quiere repetir una fórmula que cuenta con la abrumadora aprobación por parte de la grada albiazul. La conexión entre afición y equipo es patente. La hinchada reconoce el trabajo de un Luis García al que ovacionó cuando su nombre fue anunciado por megafonía -este curso el equipo se sienta en el otro banquillo- y también el de guerreros como Sedlar. De vuelta tras nueve meses fuera por lesión, también fue uno de los que más aplausos recibió en la previa del encuentro. También cuando se marchó expulsado. Así que a la afición no le gustó que el árbitro lo amonestase nada más arrancar. Los primeros pitos fueron para el colegiado, que se llevó al primera bronca de la temporada. Vuelta a la rutina también en eso. Tampoco faltaron los célebres 'De Mendizorroza no nos moverán' contra el traslado del estadio.
Con nervios crecientes a medida que avanzaba el tiempo por lo igualado del marcador, sobre todo con la inferioridad numérica, y la pena final de no haber podido celebrar de momento el primer gol de Deportivo Alavés en casa. Sin olvidar las tradiciones finales: aplausos a la grada y vuelta de honor. Pero, sobre todo, felices por reencontrarse.
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