El analista Carlos Ferández y el preparador físico Octavio Manera en un entrenamiento en el stage. Factoría 9 (David Pastor)

Los 'profes' quieren un equipo «insoportable»: así trabaja el cuerpo técnico del Alavés

EL CORREO en el stage albiazul ·

Los ayudantes de Coudet desgranan un método milimétrico enfocado ahora en que el equipo corra 115 kilómetros por encuentro

Lunes, 28 de julio 2025, 00:13

Una cristalera que mide de largo como medio campo de fútbol preside la recepción del hotel en el que se aloja estos días el Alavés. ... Resta media hora para el inicio de la sesión vespertina y a lo lejos, sobre el terreno de juego, se ve a Coudet trotar junto a otro miembro de la expedición albiazul. Ninguno se libra. Ni siquiera UrbanoSantos, adjunto a la dirección deportiva y cabeza visible de la secretaría técnica en tierras catalanas. «El Alavés no camina solemos decir», confiesa con guasa Carlos Fernández, uno de los dos analistas del cuerpo técnico. Llegó junto al Chacho y se complementa con Jon Zubillaga, que cumple una década en el club. «Nosotros hacemos la corridita post-entrenamiento, un poquito más suave. Tenemos que poder hablar de las sensaciones, si no hay que bajar el ritmo», explica el argentino.

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al cuerpo técnico albiazul es la de predicar con el ejemplo. Entrenan, algo menos, y comen igual que sus futbolistas. «Si no te matan», apunta el preparador físico Octavio Manera, el responsable, junto a Guido Cretari y a Nenad Njaradi, de que los jugadores corrieran 107 kilómetros durante las vacaciones. Tiene un método infalible de comprobarlo si lo han cumplido. «El primer día de cada pretemporada arrancamos con 16 series cronometradas de 500 metros. Es como un test. Yo he tenido equipos que en la décima se morían y no se podían mover. Este año pudieron hacerlo todos», desvela.

El argentino, «'profe' desde 1996 –soy viejo, viejo–», les marca ese desmotivante plan de trabajo para no perder «masa muscular». «El profesional de ahora no puede parar, no es como antes que se entrenaba de otra manera y la preparación era más larga». Manera estaba en el cuerpo técnico de Rosario Central cuando el Chacho Coudet defendía la camiseta auriazul. «Era bravo... Es que antes los jugadores argentinos eran muy bravos. Ahora son más correctos, como acá. La problemática actual es el tema de los celulares, las redes...» Ahora, junto al asistente de campo, Pato Graff, y el entrenador de porteros Javi Barbero, buscan hacer del Alavés un equipo «insoportable» desde la fortaleza física.

De izquierda a derecha: Nenad Njaradi, Jon Zubillaga, Guido Cretari, Chacho Coudet, Octavio Manera, Carlos Fernández, Pato Graff y Javi Barbero. David Pastor

La preparación se lleva al milímetro, preparada desde un mes antes de que acabara la pasada campaña. Cada entrenamiento se rige por una especie de escaleta que marca hasta el segundo en el que saltan los aspersores. «Lo tabulamos todo lo que va pasando. No pueden pasar más de 5 minutos entre un ejercicio y otro», sostiene por aquello de mantener la intensidad. Aunque si al Chacho le gusta algo, o incidir en ello, tiene vía libre para cambiar. «Es el general. Te puede hacer 5 minutos más, que a estos niveles ya son kilómetros y medio, pero no 20», desgrana.

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«Nosotros el año pasado teníamos un volumen de 108-110 kilómetros por partido. La idea es llevarlo a 115. Para eso tienen que hacer casi 500 metros cada uno más, es mucho. Pero si logramos eso, estamos bárbaros», señala Manera. «Nuestra idea de fútbol es perder y reaccionar, recuperar la pelota. Si logramos esos 115 teniendo el balón y reaccionando ante la pérdida, vas a tener un equipo alto, que no deja jugar al rival y que no corre para atrás». Este propósito físico explica que el Alavés solo vaya a disputar cinco ensayos, una cifra baja comparada con el resto de equipos.

«Si yo tengo nueve amistosos, no me da el tiempo para trabajar. Las dos primeras semanas hacemos 70 kilómetros cada una. Si les meto un partido, los rompo. Hay testigos de cómo llegaron al último día, se arrastraban. No los podés sacar a jugar», cuenta Manera. A partir de la tercera y cuarta semana, el verano cambia. «Les metés mucho balón y los engañás. Hacen 10 kilómetros y no se dan cuenta». Los preparadores les pegan en el vestuario cada semana la planilla de control de sus GPS, con las distancias recorridas, por si alguno necesita «trabajo aparte». Calebe y Yusi, por ejemplo, tuvieron una triple sesión el pasado jueves para compensar.

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«A partir de ahora entramos más en la parte técnico-táctica, donde el Chacho lleva el peso para posicionamientos y cuidar la posesión de balón, porque el ida y vuelta no favorece a nuestro juego», advierte el preparador físico, con dos grandes misiones durante el año. La primera, trabajar en los famosos picos de forma. «El técnico define los tramos que son claves y nos pide estar bien. Puede ser con el Real Madrid o puede ser con el Levante». Y la segunda, la mayor inquietud del argentino, «tratar de que los suplentes estén al nivel de los titulares». «Para mí tendrían que tener hasta un poquito más para que cuando entren no se noten baches». Las siempre inoportunas lesiones mitigan su efecto si los sustitutos están con buen tono. «Mira cuando salió Facu (Garcés) en Sevilla. Llevaba más de un año sin jugar y agarró bien la batuta. El pobre, el primer mes lo asesinamos».

De forma paralela, los analistas trabajan con semanas de antelación. «Tenemos analizados ya a todos los rivales de pretemporadas y estamos viendo al Levante y Betis (primeros rivales)», cuenta Carlos Fernández, profesor de educación física y periodista deportivo antes que analista. Coudet ya tiene en posesión un vídeo de 15-20 minutos sobre «la salida de balón, construcción de juego, último tercio, presión y balón parado» de Girona, Huesca y Eibar. En el caso de los partidos oficiales, la cinta se va a más de una hora. «Cogemos entre 4 y 7 partidos», explica.

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Para los jugadores se prepara otro más corto. El Pato Graff da la charla el día antes del partido con el apoyo de un vídeo de 15 minutos. El Chacho, antes de salir hacia el estadio, refresca los conceptos con varias animaciones. Una vez acaba el partido, Fernández tiene trabajo. «Otro vídeo de 15 minutos donde se ve lo que hicimos bien y mal». Además de incidir en aspectos individuales. «Les podemos enseñar por línea o sueltos. Ahora a los nuevos les ponemos situaciones del juego de los equipos del Chacho». Con ello, aseguran, le hacen entender al jugador lo que hace mal. «La imagen tiene una fuerza que... Pero son receptivos». La comunicación con el futbolista y el ambiente de 'jodas' culmina el método.

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