El Alavés mantiene en compás de espera la renovación de Luis García

Medio en broma, medio en serio. Porque ve estas situaciones como cosas «normales» del mundo del fútbol. Pero insistió: «Es que alguno de los que tiene contrato a lo mejor sale. Veremos si están o no están. Incluso me incluyo yo». Pues eso, algo tan inherente a la profesión de entrenador como el principio de incertidumbre. Algo que a a día de hoy no se puede determinar pese a lo que dicte la lógica de los buenos resultados conseguidos por el técnico madrileño en el banquillo vitoriano.

La situación es diferente a la de la temporada pasada, cuando existía una cláusula de renovación automática en caso de ascenso. Este año no hay nada parecido. Y el club prefiere esperar a que se certifique el objetivo de la permanencia para tratar la ampliación de Luis García. Está encauzado, pese a que el propio entrenador insista en que todavía no hay nada hecho. Once puntos a falta de trece jornadas es una renta que ningún equipo ha desperdiciado. Pero la entidad opta por posponer las conversaciones hasta que no tenga la certeza de que la próxima temporada seguirá en Primera División. Con el consiguiente riesgo del tiempo.

Porque esos mismos buenos resultados que avalan su trabajo en Vitoria y que invitan a pensar en la conveniencia de su continuidad tampoco pasan desapercibidos para otros clubes. Y el nombre de Luis García ya circula por otras agendas futbolísticas. Y ahí empieza la puja. No es de extrañar cuando tiene su mochila tres ascensos a Primera, un récord en el fútbol español que comparte con Marcelino García Toral (Recreativo, Zaragoza y Villarreal), José Luis Oltra (Levante Tenerife y Deportivo) y Miguel Ángel Sánchez, Míchel (Rayo, Huesca y Girona). Cuatro con el que logró en China, como le gusta recordar a él.

Y lo que está haciendo en la presente temporada. Porque si, como se suele decir, no es tan complicado llegar como mantenerse, hacerlo con el límite salarial más bajo de la categoría tiene doble mérito –el Alavés es duodécimo–. Que no está hecho, de acuerdo, pero sí encarrilado. Y, además del fondo, está la forma. Con un equipo en constante crecimiento –la progresión como vara de medir más allá de los resultados– y una propuesta vistosa que conecta con una grada que no tiene ninguna duda sobre por dónde debe pasar el futuro de Luis García.

Un entrenador que ya es historia del Glorioso. Por el ascenso, un éxito que le sitúa junto al mítico Mané o Bordalás, y porque ya es el décimo preparador con más partidos en la centenaria existencia del club (79). El séptimo cuando acabe la temporada. Porque, si nada se tuerce de manera sorprendente, será el primer técnico en finalizar dos temporadas naturales en el banquillo vitoriano en las dos últimas décadas, desde los tiempos del preparador de Balmaseda, dotando al proyecto de una estabilidad tan necesaria como poco habitual.

También ha arraigado en Mendizorroza Sergio Fernández (León, 1975), que cumple su octava temporada al frente de la dirección deportiva albiazul, donde tiene contrato hasta 2026. Pese al lunar del descenso de hace dos años, le avalan cinco permanencias en Primera –camino de la sexta– y el ascenso conseguido en junio en el Ciutat de Valencia. Y un plantel de futuro con jugadores en propiedad como Ander Guevara, Guridi, Antonio Blanco, Sivera, Luis Rioja, Benavídez, Tenaglia, Abqar, Duarte, Carlos Vicente... Un proyecto interesante y con recorrido en la elite que mantiene la incógnita sobre el banquillo. Las próximas jornadas serán claves para empezar a hablar.