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Javi Moreno, pichichi del equipo y enrachado en el inicio de aquella temporada, anotó el tanto de los albiazules ante el Rosenborg. Iosu Onandia

25 años de la gesta del Alavés en Europa

El Alavés que sonrojó a la prensa noruega

Los albiazules recibieron en Vitoria al Rosenborg, equipo al que los medios nórdicos daban como claro favorito para pasar de ronda y ganar la UEFA

Domingo, 23 de noviembre 2025, 00:14

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Cuenta Dan Eggen que en Noruega se frotaron, cuanto menos, las manos al conocer que el Rosenborg se iba a enfrentar al debutante Alavés en los dieciseisavos de final. Ese equipo habituado a disputar la Champions retomaba, tras terminar tercero en la fase de grupos, su aventura europea en la UEFA. Y su primera parada era Vitoria, donde esperaban presenciar una especie de desfile triunfal. «Recuerdo que en los periódicos locales comentaban algo así como: 'Bueno, al menos ahora tienen un buen camino para ganar la UEFA'. Estaban muy convencidos».

Pero lo que no sabían es que aquel 23 de noviembre del año 2000 en Mendizorroza se iban a encontrar una pequeña Galia con sus irreductibles soldados albiazules dispuestos a presentar batalla. «Jugábamos de tú a tú, sin miedo al rival», apunta Javi Moreno. Ambos fueron protagonistas de aquella noche que situó al Alavés en el radar del fútbol continental. Habían tuteado a uno de los 'gallos' de Europa. Esto ya iba en serio.

El central noruego, que remaba en el barco albiazul, fue una especie de 'infiltrado' para trasladar al vestuario vitoriano todo lo que se iba comentando a 2.700 kilómetros en la casa de los Troillongan, algo así como 'los niños toll'. Alimentó esa motivación babazorra. Aún no había comenzado el partido y cada bando movió ficha. El Rosenborg respondió enviando a sus espías a Vitoria. No hizo falta esforzarse mucho para identificar al analista nórdico. Ola By Rise, bolígrafo y libreta en mano, tomó asiento en las gradas de Mendizorroza para estudiar la manera de defender y los argumentos ofensivos de los babazorros. Que el Alavés jugase contra el Valencia era un buena muestra para calibrar al rival.

Y también, un indicador del potencial babazorro. Poco a poco, en su frente fueron apareciendo más arrugas. Fue el primero en avisar del duro rival que espera al Rosenborg. El entrenador de los noruegos, Nils Arne Eggen, cambió su mensaje. Pasó del «no importa que aún no hayamos visto al Alavés» a pedir colaboración al Lillestrom, el rival de la anterior eliminatoria, para que les pasasen información y vídeos.

«En el sorteo dije que fuimos afortunados, pero sin ánimo de hacer de menos al Alavés», explicó el técnico, Nils Arne Eggen

Un aviso de lo que comprobaron en sus carnes cuando comenzó el choque. Los hombres de José Manuel Esnal, Mané, se pusieron el mono de trabajo y picaron piedra para tratar de aprovechar el factor campo. Y que el Rosenborg venía sin competir por el alto en la liga noruega en invierno. «Mané nos daba las instrucciones, pero luego nos dejaba libres en el campo. Sabía de nuestro talento», recuerda Moreno. Sin embargo, no había manera de resquebrajar ese muro defensivo. No había código que abriese esa puerta acorazada. Lo intentaron los vitorianos a lo largo de toda la primera parte. El delantero alavesista se quedó cerca en el minuto 35, cuando después de zafarse de dos defensas armó un disparo que repelió con problemas el guardameta Arason. El equipo arriba estaba atascado y abajo, sufriendo.

«Fue un partido muy complicado. Ellos demostraron por qué eran un gran equipo, con etiqueta de Champions», apunta Eggen, que actuó por primera vez en la zaga con Téllez. Juntos repelieron cada intentona de los 'troillongan', que de niños tenían más bien poco. Scorensen remontó en su particular drakkar –embarcación de guerra vikinga– el carril derecho para mandar un centro a Johnsen. El remate de este se marchó besando el poste izquierdo. Un aviso a navegantes. Pero en ambos bandos.

Jordi Cruyff prueba suerte con un disparo desde la frontal del área..

El paso por vestuarios sirvió para que Nils Arne Eggen tomase consciencia del rival al que se estaban enfrentando. Tras el sorteo de la UEFA aseguró que el emparejamiento con el Alavés era «afortunado». Más tarde, en este periódico matizó sus palabras. «Lo dije sin ánimo de menospreciar al Alavés. Habíamos evitado a equipos importantes como el Barcelona o el Liverpool». Pero la nómina de jugadores albiazules se propuso reventar la bolsa. Y en la segunda parte lo logró.

«Marqué un golazo»

El dulce arranque de temporada de Javi Moreno tuvo continuación aquella noche. De la nada es fabricó un gol. «Cosmin Contra inició un contragolpe que le llevó por todo el campo. Nadie le paró. Llegó hasta el borde del área y me pasó el balón. Realicé un disparo cruzado y marqué un golazo», describe el ariete. «Aún tengo imágenes de aquella temporada, partidos y goles en la cabeza. ¿Cómo lo voy a olvidar?», reconoce.

Eggen tampoco consigue quitarse de la cabeza aquel gol noruego a diez minutos del final. Una cadena de mala suerte: salida en falso de Herrera, resbalón de Téllez y un avezado delantero como Johnsen libre de marca dentro del área. Aún hoy, 25 años después, le sigue martirizando. «Me quedó un poco de decepción por el resultado, por ese tanto... Recuerdo que fue un centro lateral que pilló a Martín Herrera fuera y yo tenía que decidir si ir al duelo con el delantero o proteger la portería. Opté por la segunda y creo que fue erróneo».

Su lamento tiene que ver con el valor doble de los goles antes en campo rival. Una condición que volvió a crecer a la prensa noruega. «Ahora el punto de partida no es demasiado difícil de cara al partido de vuelta contra el Alavés», dijeron en un medio noruego. Volvieron a hablar demasiado pronto. «Éramos más peligrosos lejos de casa», recuerda Moreno.

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