El Alavés se enreda en el regate
Los albiazules apenas desbordan cinco veces por partido a los rivales, un arte en el que destaca Carlos Vicente
A la hora de explorar un camino con el que llegar a la meta rival, el Alavés rehúye del cara a cara. De ese duelo ... en el que los atacantes sacan a relucir sus habilidades para sortear al contrario y seguir avanzando metros. Cuando se plantea este escenario, los albiazules prefieren combinar con otro compañero para que sea quien alumbre otra vía de juego y evitar una pérdida de posesión que permita al contrincante lanzarse al ataque. Porque en este primer tercio de temporada, los hombres de Luis García apenas suman una docena de acciones individuales por partido. Una cifra (un total de 161) que revela un déficit en este apartado, solo por delante del Espanyol y el Getafe.
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En el fútbol vertical que dibuja la pizarra del preparador albizul, estas acciones resultan determinantes para tratar de saltar líneas de defensa que plantea el adversario. Más aún si el planteamiento del entrenador rival apenas presenta fisuras por las que filtrar una acción de peligro. La cuestión es que a esa falta de nervio para explotar las individualidades se suma el bajo índice de éxito cuando prueban suerte: no llega a cinco por partido, la cifra más baja de Primera. En la mayoría de ocasiones los jugadores se topan con un muro que frena en seco sus acometidas. Esa finta o autopase que termina por entregar el balón al rival y el equipo obligado a replegarse para defender su portería.
El conjunto albiazul carece de elementos desequilibrantes a título individual. No obstante, eso no le frena a la hora de seguir probando suerte. Y cuando lo hace, orienta el juego sobre todo hacia el flanco derecho. Carlos Vicente no solo es el dueño de esta banda, sino también el más atrevido del grupo. El 20% de los regates albiazules (13) lleva su firma. Una cualidad más que suma a ese poderío ofensivo que le ha convertido en una flecha en su zona. Y un motivo más que le lleva a ser un hombre fijo en los planes de Luis García, como demuestra el hecho de haber jugado el 90% de los 1.170 minutos.
161
regates ha intentado el Alavés, de los cuales solo 62 han resultado exitosos.
Carlos Vicente despunta con 13 desbordes, seguido por Kike García (7), Tenaglia (6) y Stoichkov (5)
Los más atrevidos
Los datos dibujan una especie de mapa caliente que pone de manifiesto esa falta de continuidad que existe en la banda izquierda. Porque Kike García (7 regates con éxito) y Stoichkov (5) son los siguientes regateadores que destacan en la lista, junto con dos laterales derechos como Tenaglia (6) y Hugo Novoa, que pese a llevar un largo periodo alejado de los terrenos de juego suma tres a su casillero. Una clasificación en la que también resaltan por delante incluso Guevara y Antonio Blanco, ambos con cuatro. Datos que reflejan su capacidad para saltar líneas de presión. Los siguientes en la lista en el apartado regateador son Abde, Carlos Martín y Conechny, quienes pugnan entre ellos por hacerse con la demarcación que está más en el aire.
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Los extremos que pisan, encaran y buscan superar al lateral rival parecen haberse apagado –sobre todo su efectividad– en un equipo cuyo estilo de juego requiere precisamente este tipo de acciones. Una especie de as bajo la manga para cuando los rivales se cierran. Porque el preparador albiazul sigue apostando por un fútbol vertical con el que trata de explotar la velocidad de las bandas y aprovechar el olfato goleador de los delanteros, todo orquestado desde la sala de máquinas que sigue bajo la batuta de la dupla Guevara-Blanco.
Opción de los centros
Ya el principio de temporada dejó entrever esta filosofía de juego, que los datos siguen refrendando. Los vitorianos ocupan la penúltima posición en el apartado de la posesión, con un 42% de media. La renuncia a amasar la pelota no choca con la prioridad de buscar la meta rival. Es más, ante Las Palmas el equipo consiguió la victoria más plácida de todo el curso (2-0) con apenas el 29% del balón. Un partido que le permitió explotar la velocidad por las bandas y el disparo lejano.
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Los problemas surgen en los enfrentamientos, como el del Rayo Vallecano, que se quedó pronto en inferioridad numérica, en los que el rival cierra sus líneas. Un escenario que obliga a mover el balón para encontrar los espacios libres. O directamente optar por la vía rápida y colgar el balón al área. Unas acciones, esta última, que permiten desbloquear ese muro defensivo para tratar de encontrar el gol. Y una alternativa que exploran y con tino los vitorianos.
Los albiazules son el tercer equipo de la Liga que más centros certeros ha realizado (72) a lo largo de los trece partidos. Unas cifras que solo superan Mallorca (91) y Getafe (81), dos equipos que también destacan precisamente por explotar el juego directo. Hablamos de acciones nada desdeñables y que ya han dado más de una alegría a los hombres de Luis García. Destacan los tantos logrados contra Las Palmas, Mallorca –aprovechando un rebote del rival– o Sevilla.
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