Alavés 0-3 Barça

El Alavés se descompone con demasiada facilidad

Siempre es complicado valorar el trabajo futbolístico cuando se trata de enfrentar a un grande, pero el cuadro albiazul brindó este domingo una tarde plácida a su potente adversario. Que el Barcelona marque a balón parado, en una falta, y en apenas siete minutos es casi una sentencia. Que Lewandowski firme un triplete de goles en apenas 32 minutos habla también de la permisividad del sistema defensivo albiazul. Demasiadas pérdidas, un segundo tanto con todo el equipo descolocado, un tercero donde los futbolistas azulgranas eran indetectables incluso en el área de Sivera… Lo que parecía una simple situación que corregir, la de mejorar los aspectos defensivos, se antoja ya un problema de primer orden. Individual, con jugadores descentrados en el inicio (Mouriño, Abqar), y colectivo. El Barcelona se movió con soltura en espacios cortos, pero también en largo. Ante la velocidad de balón del adversario no existió respuesta. Tampoco contundencia y oficio para minimizar daños.

Luis García Plaza había recuperado a última hora a los tocados Abqar y Mouriño para el centro de la zaga y quizás la falta de entrenamientos les pesó. Aunque la sorpresa en el once inicial albiazul llegó con la entrada de Abde en la banda izquierda. El argelino cumplió. Por delante de Conechny, que entraría tras el descanso, y también de un Luka Romero cuyo papel comienza a ser testimonial. Tras el batacazo de Getafe, Diarra volvía al banquillo y también Protesoni y Jordán para dejar el eje del equipo a Blanco y Guevara. Arriba, se mantenía el trío Stoichkov, Carlos Vicente y Toni Martínez. Ante un Barcelona donde Flick solo reservó a Koundé y tiró de los mejores con los Raphinha, Lewandowski y Lamine Yamal. Entre los dos primeros fabricaron la diferencia. El tercero, menos efectivo este domingo que sus compañeros, dejó en cualquier caso patente su emergente figura. Un Manu Sánchez que había naufragado en otros duelos le contuvo en ocasiones con acierto.

Pero el Alavés, en realidad, vivió en fuera de juego durante casi todo el partido. Debido a que pronto recibió un castigo casi irrecuperable en el marcador y también a que lo hizo literalmente. Fuera de juego tras fuera de juego cuando trataba de recuperarse. El más doloroso en el descuento de la primera mitad, cuando otra posición adelantada milimétrica de Tenaglia impidió que el cabezazo de Toni Martínez añadiera alicientes al duelo. Tras el descanso llegaría otro tanto anulado a Kike García. Y también ocasiones de Conechny, Carlos Vicente…

Había bajado de revoluciones el Barcelona y la ida y vuelta permitía ocasiones en ambas áreas. De nuevo apareció Sivera para evitar males mayores ante Ansu Fati y también el palo. Un 2-5 o algo así hubiera sido un resultado bastante más acorde a lo visto sobre el césped. Eso sí, algo habrá que hacer para que los tripletes acaben. Puado (Espanyol) y Lewandowski le han endosado ya tres tantos al Alavés cada uno. No es normal. En total, quince goles en las redes albiazules en nueve jornadas.

Tras el descanso y ante la amenaza de ruina en forma de goleada escandalosa, Luis García Plaza optó por incluir otro central, Diarra. Más tarde entraría Pica por Abqar, además de Jordán, Conechny y Kike García. Piernas y cabezas frescas para intentar lo imposible. No llegó siquiera lo probable. Ese tanto que hubiera metido a Mendizorroza en el partido. Lo posible, otro arbitraje de concesiones al grande, sí. Ortiz Arias y sus amables conversaciones con Lewandoswki o Eric García, la 'faltita' a Lamine que dio origen al primer tanto, un auxiliar que levantaba la bandera de forma automática incluso sin dejar seguir la jugada cuando parecía que debía hacerlo. Nada extraño, en cualquier caso.

Nunca existió, en realidad, verdadera emoción. Es decir, la esencia de cualquier partido. Y por ahí, con desazón por la forma de caer antes de tiempo, se esfumó la racha positiva en Mendizorroza. Así que dos semanas de parón para reordenar las ideas y volver al césped ante adversarios más terrenales. Ese trío de duelos que ya se ve en el horizonte (Valladolid, Rayo Vallecano y Mallorca) y que definirá para qué le llega a este Alavés. A las altas expectativas de las primeras jornadas le ha seguido un bajón que preocupa sobre todo por la porosidad defensiva del equipo. Al menos parece claro dónde se necesita trabajar.