El universo de Louboutin concentrado en una ecléctica exposición en París

Todo comenzó con un dibujo. «Era una señalética en la que se veía un zapato de mujer de fino tacón tachado. Yo era un niño y no entendía el porqué. Tendrían que pasar varios años hasta que volviese a ver ese mismo calzado. Lo llevaba Kim Novak en la película 'Vértigo', de Hitchcock», rememoraba Christian Louboutin (París, 1963) en la presentación de la gran exposición que le dedica la capital gala. Lo curioso, además de que la muestra se lleva a cabo en el barrio en el que nació y vivió sus primeros años –el distrito 12, al sur de la ciudad–, es que tiene lugar precisamente en el museo en el que vio aquella imagen tachada, el del Palacio de la Porte Doré.

«Este museo siempre me impresionó por su gran tamaño. De niño, me imponía acceder a él, por lo que la primera vez vine acompañado de una de mis hermanas». Allí, medio siglo después, y a lo largo de cinco meses, hasta el 26 de julio, se puede visitar su gran exposición, denominada 'L'Exhibition(iste)'. Está dedicada por entero al zapatero famoso más que por sus modelos, algunos de ellos extravagantes y de imposible tacón, por el color rojo de su suela, el Pantone 18 1663 TP, del que cuenta con la exclusividad, tal y como dictaminó la Justicia europea en 2018.

No es la primera muestra sobre el trabajo de Louboutin –ha habido otras, como la del Design Museum de Londres– «ni tampoco una retrospectiva, sino una celebración», como la define el propio diseñador: no solo repasa su universo creativo, su obra y vida, sino también su imaginario, con temáticas y campos que le han inspirado y donde es posible descubrir, por ejemplo, cómo se hace uno de sus zapatos, desde el principio hasta el final; un homenaje al mundo de la artesanía y el saber hacer, por aquello de que muchos artesanos han trabajado para él a lo largo de estos años.

Está planteada como un viaje por una decena de salas a su producción y a lo que le ha marcado, desde el pop a la danza, el cine, las diferentes culturas de la tierra… hasta el mundo religioso: en uno de los espacios, el centro lo ocupa un gran paso que recuerda a los de la Semana Santa sevillana. En lugar de a un santo o a una Virgen, rinde tributo a la inmensa escultura de un zapato. Otra sala que puede impactar es Fetish, donde se aprecia el trabajo que realizó en colaboración con el cineasta y fotógrafo David Lynch en 2007.

Si bien hasta principios del nuevo siglo el nombre que más sonaba en el terreno del calzado femenino deseado era el de Manolo Blahnik, quien ocupa desde entonces la gran escena de los stiletto que ansían las mujeres de medio mundo –y del otro medio– es Louboutin. Y su apellido no es solo conocido por los 'fashionistas'. Para Olivier Gabet, comisario de la muestra, «ha conseguido que el mero hecho de verlo o al pronunciarlo en cualquier parte del mundo la gente sepa a qué se hace referencia», algo que requiere décadas y en algunos casos de un siglo. Hoy, su nombre y apellido, que además lo han hecho millonario, luce en más de 150 tiendas en el planeta, con propuestas para mujer, hombre y hasta líneas de maquillaje para las uñas.

Como no podía ser menos, el cartel que anuncia 'L'Exhibition(iste)' es un altísimo stiletto rojo, muy almodovariano, que desvela de algún modo lo que nos espera, nada convencional. Si alguien se queda con ganas de más, puede visitar también 'Marche et démarche. Une histoire de la chaussure' (Caminata y andares. Una historia del calzado), en el Museo de Artes Decorativas (hasta el 22 de marzo). Y es que, como afirma el comisario de la muestra de Louboutin, «la moda no es un tema que se trata a la ligera, sino una nueva lengua universal que ha llegado a los museos».