Una niñera muy famosa marca tendencia en Bilbao

Vivian Maier (1926-2009) tomó más de 160 mil fotografías en el Nueva York y Chicago de los años 50 hasta cuatro décadas después. Lo hizo con su Rolleiflex, una cámara antigua que se colocaba a la altura de la cintura para disparar. Retrató así al ethos urbano americano mientras se batía el cobre como niñera. Un tesoro artístico acumulado en un armario y subastado en 2007 por trescientos ochenta dólares. Fue John Maloof, un historiador local y coleccionista de Chicago, quien compró la caja con los negativos por casualidad. Buscaba documentación para un trabajo como coautor de un libro sobre sus barrios. En ella solo ponía 'Vivian Maier', peor no le dio importancia. No la abrió, de hecho, hasta dos años después. Lo que allí descubrió entonces, le dejó completamente atónito. ¿Quién era aquella mujer que había captado en la ciudad a tantas personas de tantos pelajes en tantos momentos y circunstancias vitales? Era demasiado tarde, la fotógrafa murió pocos días antes de que Maloof saliese a su encuentro.

La bilbaína Ibone Mañaricúa acaba de lanzar su nueva colección de su firma BackCouture inspirada en la niñera americana y ha tenido que volver a encargar muchas de las prendas, porque han volado. En ello están los talleres de Cataluña y Madrid, donde confecciona las creaciones que concibe desde su local en el corazón del Casco Viejo de Bilbao. Desde Ana hasta Natalia para sacar la producción adelante y que no pasen «cosas desastrosas». Su intención, además, es «mantener vivo» un sector con patronistas, costureras y jefas de taller con conocimientos que merece la pena que «no se pierdan» en esta época de 'fast fashion'.

«Apuesto por una pequeña y cuidada producción nacional, con piezas elaboradas en condiciones laborales justas para las mujeres -explica-, porque ellas son las que más intervienen, y prendas de mayor calidad, durabilidad e impacto social positivo. Es mi valor de marca». Ibone revela que busca «ropa que transmita valores, historias, emociones y se conozca la gente que hay detrás del proyecto».

La diseñadora no cree en la «asunción real de responsabilidades» de los gigantes de la moda. Tampoco en las mejoras laborales de sus trabajadoras. Ibone está comprometida con el feminismo, así como lo está la temática de sus diseños, que en esta ocasión ensalzan la figura de Vivian Maier. Los estampados retro exclusivos de la firma vasca evocan los años 60 y 70 y son ilustradoras, precisamente, las que les han dado vida. Los dibujos de Marcela López, Belén Segarra, Sara Maese, Elisa Talens o Carolina Monterrubio, que los ha dedicado a Maier y la ciudad. La profesional bilbaína ha ideado, asimismo, muchas de las ilustraciones de la colección. Y mantiene sinergias, además, con la zapatera catalana Marta Grau, de Lilday, que despacha sandalias 'made in' Barcelona para BackCouture.

La nueva colección de Ibone, con «mucha camisa, vestidos y que saca 'bombers' de verano' por primera vez» promueve los tejidos «más sostenibles». Algodón egipcio, tencel o bambú son algunas de sus apuestas para pasar un verano en el calor de la ciudad. «Todos los hemos conocido. Esta es una obra 100% asfalto», confiesa mientras rememora sus vivencias estivales en Madrid. Como las que tuvo Vivian Maier en la Gran Manzana. «Su historia me parece muy bonita y atractiva, y me daba pie porque sus personajes son interesantes a nivel retro, incluida ella que se autorretrataba constantemente. Fue una creadora buenísima y su gran trabajo nunca fue reconocido en vida», lamenta. Alisa Andrei, la fotógrafa de las últimas colecciones de BackCouture, ha combinado imágenes en la capital vizcaína con «el 'set' que hubiera tenido Vivian Maier».

Ibone Mañaricúa dejó la abogacía en 2012 para lanzarse al mundo de la moda con la marca Kiling Couture junto a dos amigas. La vida les llevó por diferentes caminos y en 2017 decidió continuar por su cuenta con BackCouture, un proyecto más personal. La firma despegó en la pandemia, justo cuando tenía todo preparado para lanzar la colección. «Empecé a agobiarme y ver peligrar la marca. Decidí contar mis preocupaciones en las redes sociales. De repente, se desató una empatía y solidaridad impresionante – hace una pausa mientras lo recuerda-. Todavía me emociono. En dos días no es que estuviese salvada, sino recuperada. Fue un chute de energía muy bestia».

No se olvida de lo que le dijeron sus clientas: «Cuenta con nosotras. No podemos permitir que marcas como esta desaparezcan». Desde entonces su relación con las redes «cambió y pasó de ser técnica y comercial a emocional. Y eso lo mantengo. Ellas son fantásticas, les cuento mis milongas, lo que pasa en el taller, y me siento comprendida. Vendo desde la emoción, pero ellas compran desde la emoción. Las amo profundamente». Asegura que tiene con su clientela una relación que «trasciende a una marca» y relata que incluso le han escrito para decirle que su ropa «les ayudó a enfrentarse a una situación difícil». Como aquel estampado de dragones. «No solo es un estampado bonito, es ropa que les haga sentir especiales. Estoy encantada», agradece. BackCouture cuenta con una clientela fiel que la noche de lanzamiento ya se ha convertido en una cita ineludible y exitosa (siempre hay piezas que se agotan). Que se preparen porque Ibone reserva «una colección cápsula de ropa de baño» para la llegada del verano. Ese que una pasa en la ciudad, bajo las sombras de los edificios y en las piscinas que son «el mar» de la 'city'. Como aquellos que pasaba Vivian Maier mientras paseaba a los niños y sacaba miles de fotos. Aquellos chiquitines que años más tarde la sacaron de la pobreza en agradecimiento a sus buenos cuidados.

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