Ana Goitia: «Soy gorda y me pongo lo que me da la gana»

«Hola chicas, ¿Qué tal? Habéis visto que he subido el comentario que me han dejado en la última foto del perfil. Desgraciadamente, para mí es algo bastante habitual. Estoy acostumbradísima. Ya no me afectan para nada porque desde que empecé hace trece años con el blog, he tenido que leer muchas barbaridades. Normalmente siempre de gente anónima, de gente muy cobarde como este perfil. Y lo he querido compartir para visibilizar lo que tenemos que aguantar las que no tenemos una talla estándar». Así comenzaba su relato Ana Goitia, una de las bloggers vascas más reconocidas de la última década, con una amplia trayectoria en la comunicación digital desde que en el año 2008 abriese su famoso blog 'El Rincón de Anatxu'.

Con más de 31.000 seguidores en su perfil de Instagram, esta enérgica y entusiasta lekeitiarra, se ha convertido en una gran abanderada de la libertad individual y grupal, con una defensa a ultranza del «ser, pensar y hacer» lo que cada uno quiera o considere. Tal y como indica su propio perfil, esta periodista de 40 años es toda una referencia para mujeres con un tallaje a partir de la 42/44. Y en toda una referencia se ha convertido también su denuncia pública por el acoso que recibe a diario por parte de decenas de cobardes que se amparan en el anonimato de las redes sociales para «vomitar» todas sus frustraciones.

«En mi caso, soy una persona que tiene una talla grande. Estoy gorda y parece que para esta gente no me puedo vestir como me da la gana, no me puedo mostrar en redes como quiero. Es más, creo que no querrían que saliéramos a la calle. No soportan a las que no estamos dentro de lo que se supone que es lo común. Para mí todo es normal. Tenemos seguridad. Nos sentimos bien y plenas con nosotras mismas» añadía en un discurso que rápidamente viralizó y recibió el apoyo de decenas de usuarios. «Estoy harta de que, por tener unos kilos de más o de menos, nos digan lo que tenemos que hacer y lo que debemos ponernos. Que nos prohíban ser felices, que nos prohíban sentirnos bien, que nos prohíban hacer lo que nos da la gana. ¡Ya vale! A este tipo de gente hay que denunciarla por acoso, hay que bloquearla y hay que decirles, ¡Fuera!» subrayaba, sumándose de esta manera a las voces que en las últimas semanas han denuniado el ciberacoso y las consecuencias que éste produce en la salud mental de quienes lo sufren.

Además, apelaba a la responsabilidad y a la importancia de una educación basada en la libertad, haciendo especial énfasis en valores como el respeto y la solidaridad. «No queremos gentuza como vosotros. Lo que tenemos que hacer es educar a nuestros hijos en la pluralidad. No pasa nada por ser gordo, pequeño, alto o ancho. Es que da igual. Está en nuestras manos. Tenemos que reeducar. ¿Y sabéis qué es lo peor de todo? Que normalmente las que atacan son mujeres. Mujeres atacándonos unas a las otras. Eso es lo peor. Es muy triste».

La periodista también reflexionaba sobre el irreparable daño que algunos comentarios pueden producir en ciertas personas. «Hace trece años, cuando empecé, sí me afectaban un poco más, pero siempre he querido tirar para adelante. Soy bastante fuerte y he hecho lo que me ha dado la gana. Pero tenemos que pensar que a muchísima gente sí le afecta y es normal... Con un comentario como éste podemos hundir a una persona porque nunca sabemos en qué momento de su vida está. Y lo peor es que lo hacemos entre mujeres. En vez de apoyarnos, nos machacamos. Chicas vale ya. Hay que apoyarse y no machacarse. Y que cada una haga lo que quiera. Si no te gusta, miras hacia otro lado» sentenciaba.

En su despedida agradeció las muestras de apoyo y cariño, y abogó por el derecho a «sentirnos bien, como cualquier otra persona, aunque tengamos veinte o cincuenta kilos más. Chicas, hay que apoyarnos. Basta ya de esta gentuza».

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