Rebajas de precios, no de derechos
Precios inflados, mensajes engañosos... El consumidor debe estar alerta más que nunca para evitar que, entre ganga y ganga, le cuelen un fraude
María José Tomé
Viernes, 9 de mayo 2014, 19:26
Ya han arrancado las esperadas rebajas de invierno, con las que los comerciantes confían en dar salida a los abultados stocks que ha dejado una temporada menguada por la crisis mientras los consumidores rastrean los mostradores a la caza de las codiciadas gangas sin rascarse demasiado el bolsillo. Apetecibles descuentos del 50% o incluso más, productos a mitad de precio, oportunidades... ¿quién puede resistirse a los hipnóticos reclamos que adornan los escaparates? Pero ojo, el terreno de las bicocas suele ser muy resbaladizo y propicio para dar gato por liebre, especialmente en un momento en el que el cliente mantiene la guardia baja deslumbrado por los supuestos chollos. Tanto las asociaciones de consumidores como las autoridades de consumo advierten de que, entre descuento y descuento, proliferan los fraudes y recuerdan que lo que está de rebajas son los productos, no sus derechos.
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"El fraude al consumidor en esta época está aumentando porque las autoridades no controlan al sector", zanja Rubén Sánchez, portavoz de Facua, asociación que ha llamado a los clientes a participar en una encuesta en su web sobre las rebajas en su ciudad. (Se puede encontrar aquí: http://www.facua.org/encuesta/rebajas2014.php). El objetivo de este sondeo es conocer en qué grado los comercios están incurriendo en engaños "como el etiquetado de precios hinchados para que los descuentos parezcan mayores o la venta de artículos supuestamente rebajados que ni siquiera estaban antes en la tienda". Con los resultados en la mano, la asociación de consumidores advierte que denunciará los fraudes a las autoridades de consumo correspondiente a las que, al mismo tiempo, demandará "mejoras en la regulación".
Facua sitúa en el epidentro de las conductas poco éticas a los grandes centros comerciales que "empiezan lanzando ofertas engañosas, planteando que todo está al 50, 60 o 70% y que acaban provocando que el pequeño y mediano comercio que intenta hacer las cosas bien les imite porque no tiene más remedio, porque si no se quedan atrás y da la sensación de que ellos apenas aplican descuentos".
¿Pero en qué consiste esa publicidad engañosa? Puede ocurrir que ante ese dígito de descuento en tipografía descomunal aparezca un microscópico hasta (imposible de leer sin las gafas de cerca) con lo que el comerciante se siente legitimado a reduccir la oferta de gangas a una pequeña selección de artículos y a abaratar mínimamente el resto o bien lanzar lemas imposibles de contrastar los precios más bajos, las mejores rebajas... Según la ley vigente, es publicidad engañosa "cualquier conducta que contenga información falsa o información que, aún siendo veraz, por su contenido o presentación induzca o pueda inducir a error a los destinatarios". Como recuerdan las asociaciones de consumidores, para que esa publicidad sea fidedigna debería especificar la horquilla concreta en la que se mueven los descuentos.
Otra artimaña que trascendería lo engañoso para entrar directamente en lo ilegal sería manipular las etiquetas para inflar los precios originales de manera que el descuento parezca aún más abultado de lo que en realidad es. También es ilícito llenar las estanterías de productos de otras temporadas o stocks de artículos comprados especificamente para la campaña cuando antes ni siquiera habían estado en la tienda. Esta práctica, todo un clásico entre los despropósitos que se han cometido tradicionalmente en rebajas, ha sido en cierta medida legalizada después de la aprobación de un Real Decreto que vino a modificar la ley de ordenación del comercio minorista en lo referente a los periodos de descuentos: si desde 1996 existía la obligación de que los productos en rebaja debían llevar antes al menos "un mes" expuestos en el comercio, la normativa elimina ahora cualquier plazo y establece únicamente que los artículos "deberán haber estado incluidos con anterioridad en la oferta habitual de ventas", sin precisar desde cuándo. Es decir, que tanto los stocks de otras temporadas como los artículos que hayan estado solo un día a la venta antes del comienzo de la campaña cumplirían los requisitos legales para venderse en rebajas. "El comercio puede adquirirlos, colocarlos en las estanterías y, pasados unos minutos, indicar que tienen un nuevo precio rebajado", advierten desde Facua.
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