El roscón no pasa de moda

«Estamos desbordados. Dentro de un par de horas tendremos que dejar de coger encargos porque no podemos elaborar más», confesaba en la mañana de ayer Luis López de Sosoaga, de la centenaria pastelería que lleva su mismo nombre. Hasta 4.000 roscones pueden llegar a vender. «Estamos recibiendo encargos desde hace 15 días, pero estos últimos ha habido una avalancha increíble. Hemos ampliado la plantilla en cuatro personas y trabajamos durante toda la noche haciendo turnos».

La nata sigue siendo el sabor estrella, aunque «el mixto también tiene mucha aceptación», confiesa Sosoaga. Sin rellenar se venden «muy pocos». También en los obradores de Artepan se ha trabajado a pleno rendimiento, y calculan que elaborarán entre 3.500 y 4.000 roscones. «La gente está animanda y nos están haciendo muchos pedidos a través de WhatsApp que después pagan por Bizum», cuenta Txema Pascual, que hace un alegato para que los vitorianos compren este dulce típico en panaderías y pastelerías tradicionales.

«El roscón se puede encontrar ya casi en cualquier gran superficie pero no tiene nada que ver. Nuestro sello de identidad es que es reciente y su sabor. Con una buena masa de brioche y mantequilla fresca, agua de azahar traída directamente de Sevilla, ralladura de naranja ecológica y sin ningún aditivo ni conservante», traslada el maestro. En Artepan sí que han notado que este año, debido al límite de reunión, se venden más los tamaños pequeños. «Y cada año se llevan más los de sabor mixto, de nata y crema».

A pesar de que este 2021 tengamos que ser menos a la mesa, hay quien no renuncia al formato grande. Roscón para desayunar, de postre, de merienda... «Nosotros estamos especializados en roscos grandes. Para 12, 14 o 16 personas, auténticas ruedas. Y aunque menos que otros años, hay valientes que se los siguen llevando. Les da igual ser seis personas que se llevan el roscón para doce», confiesa Álvaro Ortiz desde La Peña Dulce. Algunos se lo encargan ya desde Nochebuena, por temor a quedarse sin él. Elaboran unos 1.300, pero ¿cuál es el secreto para que sean unos de los más deseados? «Mucha paciencia», resume Álvaro. «Esto no se hace en un par de horas. La masa tiene que fermentar lentamiente y subir despacio para que esté esponjosa». Pero hay más. «Nosotros le ponemos mucho producto encima y eso lo hace muy sabroso: almendras, melón, naranja confitada, crema pastelera y granillo de azúcar».

En Confituras Goya, calculan que venderán más roscones que el año anterior, cerca de 3.500. «Estamos desbordados con los encargos y gratamente sorprendidos ya que teníamos cierto temor de cómo iba a responder el público este año», señala Iñigo Goya. «En nuestro caso, el cliente valora que es un producto que no almacenamos. Lo hacemos con levadura natural y nata elaborado con producto lácteo, nada de químicos».