Igor Martín

Los reyes que hacen magia sobre ruedas

Alaveses en primera línea frente al Covid ·

Sin cartas ni coronas, los trabajadores del transporte y la logística nos han ayudado más que nunca en nuestra rutina pandémica

Domingo, 27 de diciembre 2020, 04:22

Resulta algo injusta la fama de Olentzero y los Reyes Magos si se mira con perspectiva. Cada Navidad escudriñamos concienzudamente los regalos que pedimos ... con ilusión en nuestras cartas y les obligamos a trabajar ¡un día al año! pero se llevan todos los honores y detalles. Que si un vasito de leche con galletas para recargar fuerzas por una agobiante noche, que si los abrazos de los niños y recepciones en las calles por todo lo alto antes de la Covid... Y a la sombra están ellos, los transportistas y empleados del sector logístico. Cambian la barba y las coronas por su indumentaria de trabajo los 365 días del año. Y van en furgoneta o autobús en lugar de a lomos de un camello o un burro. No hay tanto glamur en su rutina pero también hacen magia. Muy discreta e imperceptible para muchos, pero magia al fin y al cabo. Sin trucos y sin ayuda de pajes reales, solo con el sudor de su frente. Gracias a ellos llenamos la nevera cada día, vamos al trabajo o al colegio, recibimos sin salir de casa ese material que necesitamos para trabajar... Y nadie les ofrece ni un mísero polvorón por ayudarnos a cumplir esa lista de deseos diarios llamada rutina. Un trabajo por el que, además, han tenido que lidiar este año con el coronavirus en primera línea. Es el séptimo sector más expuesto al patógeno, según el último estudio nacional de seroprevalencia de Sanidad.

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Como saben más que nadie sobre el arte de repartir, EL CORREO reunió en el Belén de La Florida a ocho empleados para echar una mano a Melchor, Gaspar y Baltasar. Que ya van un poco justos de tiempo para la noche del 5 al 6 de enero... De moverse con agilidad puerta a puerta es un experto Carlos Álvarez, mensajero en Gasteiz Courier, también delegación de GLS en Vitoria. «No me siento más importante. Es mi día a día desde hace 29 años. He tenido la suerte de poder seguir trabajando y ayudar en la medida de lo posible. En la empresa no ha habido contagios», resume este repartidor que surte cada día a las empresas de los polígonos de Vitoria en su furgoneta. Un hacha. Que se quite de delante ese tal Rudolph en trineo. Laponia y el Lejano Oriente quedan demasiado a desmano para el servicio. Diego Grima sale con su tráiler todos los días desde el pabellón que la empresa Garurtrans tiene en Júndiz. Gracias a su trabajo, la industria ha podido seguir funcionando durante estos meses. «En la primera ola impresionaba ir solo por la carretera y no tener ni dónde parar a tomar un pintxo. Al principio se nos aplaudía, pero la memoria es frágil y pronto volvimos a ser 'los que molestan en carretera'», rememora.

«Lo nunca visto»

De poco sirve el oro, el incienso y la mirra si no podemos llenar la nevera. Lo llevamos claro si los Reyes Magos se encargan de nuestra despensa. Como mucho, alguno traerá ese empalagoso carbón comestible de azúcar -puag- para los pequeños más pillos. Que nadie interprete esto como un manifiesto contra estos simpáticos monarcas, pero, sinceramente, en cuestión de provisiones los mejores son Fernando Napal y sus compañeros de Eroski en la planta de producto fresco de Júndiz. «Se nos duplicó el trabajo. Te das cuenta de lo oculto, de la importancia de algunos servicios que no se valoraban. Es nuestra forma de aportar, no por negocio, sino por necesidad. Me quedo con el compromiso de todos», recalca el responsable de recepción y producción. Mientras, Manolo Gómez da una lección de transporte eco-friendly a Sus Majestades de Oriente. Desde Best Press, en la calle Florida, recorre Vitoria en bicicleta para repartir noticias frescas. «Nunca había visto una carga de trabajo así en 33 años. No olvidaré la sensación de moverme en una ciudad que era un espejismo. Ese silencio...», confiesa. Si los Reyes Magos se animaran a cambiar los camellos por los pedales, ahí está Joseba Gereta para ponerles a punto sus bicicletas. En su furgoneta cuenta con un taller comprimido para dar servicio puerta a puerta. Este mecánico cuenta que se le «ha triplicado el trabajo. Es mucho estrés. Solo espero que pase pronto. Este beneficio es pan para hoy y hambre para mañana si a los demás les va mal».

Y que el espíritu de solidaridad tiene que ir más allá de la Navidad lo demuestra Fernando Catalán, taxista de Montaña Alavesa que, junto a sus tres compañeros, dio servicio gratis a sus vecinos durante el confinamiento. «Algo teníamos que hacer, pero esta segunda ola está siendo más dura que la primera por la falta de trabajo», lamenta. Para muchos sería más difícil ir a trabajar o al colegio sin Mada Lorenzo ni sus compañeros que conducen los autobuses de Tuvisa. «La gente suele comportarse, pero nos ha tocado hacer un poco de vigilantes con el 'súbete la mascarilla'», explica. A Aureliano Calzón cada día le toca ir cargadito de pasajeros en lugar de juguetes. Conduce en el Grupo Arriaga para la línea Vitoria-Aramaio-Mondragón de la Diputación. «Ahora el bus siempre va en silencio. Es triste. Nunca olvidaré la imagen de la estación de autobuses vacía. La normalidad es el mejor regalo que nos pueden dar. He aprendido a apreciar los abrazos».

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Garurtrans

Diego Grima

«En la primera ola impresionaba ir solo por la carretera y no tener ni dónde parar a tomar un pintxo. Al principio, se nos aplaudía, pero pronto volvimos a ser 'los que molestan en carretera'».

Taxi Montaña Alavesa

Fernando Catalán

«Dimos servicio gratuito durante el confinamiento a los vecinos. Llevarles al médico, la farmacia... Pero ahora la segunda ola está siendo más dura que la primera por la falta de trabajo».

Tuvisa

Mada Lorenzo

«La gente suele comportarse, pero nos ha tocado hacer un poco de vigilantes con el buen uso de la mascarilla. Chocaba llevar en marzo solo a dos o tres personas en el bus».

Eroski

Fernando Napal

«Se duplicó el trabajo. Te das cuenta d la importancia de algunos servicios. Es nuestra forma de aportar, no por negocio, sino por necesidad. Me quedo con el compromiso de todos».

Servibicis

Joseba Gereta

«Espero que pase pronto. Han aumentado los clientes, sobre todo después de salir en EL CORREO. Pero esto es pan para hoy y hambre para mañana si a los demás les va mal».

Best Press

Manolo Gómez

«Nunca había visto una carga de trabajo así en 33 años de profesión. La lectura de prensa no ha bajado. No olvidaré la sensación de moverme en una ciudad que era un espejismo. Ese silencio...».

Gasteiz Courier Mensajeros

Carlos Álvarez

«He tenido la suerte de poder seguir trabajando y ayudar en la medida de lo posible a los demás con mi reparto. La empresa nos ha dado de todo y no ha habido ningún contagio»

Eusko Tren

Naroa Fernández de Pinedo

«La gente es agradecida, la sensación es que reconocen la labor del transporte público. El tranvía es un medio de todos y para todos los vitorianos. Se ve a la gente con prudencia en el vagón».

Grupo Arriaga

Aureliano Calzón

«El bus siempre va en silencio. Ves a la gente triste. Nunca olvidaré la estación de Vitoria vacía. La normalidad es el mejor regalo que nos pueden dar. He aprendido a apreciar los abrazos».

Un Belén sin novena 'reina maga', pero con lehendakari

La maldita ley de Murphy suele cumplirse en este tipo de reportajes. Al bueno de Aureliano Calzón se le estropeó el autobús en pleno servicio y apareció con la lengua fuera para hacerse la foto. El resto de invitados encajó con humor -y con lo que parecía una sonrisa tras la mascarilla- la pequeña espera. Aguardaron todos colocados en cada sitio que les señaló el compañero de fotografía Igor Martín, capaz de resolver el rompecabezas de este grupo de transportistas junto a los Reyes Magos. Y justo al acabar el montaje de nuestro particular Belén, se coló por el parque de La Florida el lehendakari, Iñigo Urkullu, que saludó a los presentes. Casualidad, oye. «Agur!».

Nuestra novena 'reina maga'. corrió peor suerte que Aureliano. La manifestación del sector aeronáutico paralizó el servicio de tranvía en la ciudad y provocó que de la fotografía se desvaneciera Naroa Fernández de Pinedo, conductora de Euskotren. «¡Qué rabia!», se desahogó. Nada que no se pueda arreglar con una pequeña llamada de teléfono para compartir sus reflexiones sobre la pandemia. «Ahora todo el mundo quiere subir en el servicio de las 21.30 para apurar el toque de queda. La gente es agradecida y reconoce la labor del transporte público. Es el medio de todos y para todos»..

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