Las instalaciones de autoconsumo energético se multiplican por diez en Álava en tres años

La solar vive un boom pero la presencia de la geotermia o de las fachadas ventiladas en las casas es aún incipiente

Lunes, 10 de abril 2023, 00:17

Cada vez son más las viviendas y edificios públicos de Álava que dan pasos hacia el autoconsumo energético. En estos últimos tres años en los ... que el mundo ha vivido una pandemia y una gran crisis energética derivada sobre todo de la guerra de Ucrania, el territorio ha visto cómo se multiplican por diez las instalaciones capaces de reducir la factura de la luz de cientos de familias. Según los datos del ente vasco de energía EVE; el territorio cerró 2022 con 379 instalaciones de autoconsumo en activo, cuando en 2019 apenas eran 37. Juntas tienen una potencia de más de 9.000 kilovatios y predominan las placas fotovoltaicas. Y es que los pequeños huertos que convierten la luz solar en energía viven un boom. Cada vez se ven más en tejados de bloques de viviendas, unifamiliares y edificios públicos como la estación de autobuses de Vitoria, los institutos públicos, la Facultad de Farmacia, la del Deporte, el parque tecnológico de Miñano, aparcamientos de pueblos... Y están en proyectos nuevas comunidades energéticas y ekiolas que harán que en poco tiempo más de 2.500 familias alavesas se enchufen al sol.

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  • 2.500 familias alavesas van a formar parte en los próximos meses de las ekiolas o comunidades energéticas que promueve la Diptuación alavesa

  • 20% de toda la energía que consume una ciudad es destinadas a calentar e iluminar las casas

  • 379 instalaciones de autoconsumo tiene registradas el EVE en Álava.

Frente a las placas, la presencia en las edificaciones de otros sistemas de eficiencia energética como la geotermia, la aerotermia, las fachadas ventiladas o triple acristalamiento con gas argón es más incipiente. Las nuevas promociones de chalés y vivienda colectiva incorporan mejoras como la orientación, sistemas de renovación del aire, aislamientos, pero aún es complicado verlo todo en uno.

«Indudablemente hemos avanzado, sobre todo a nivel de sensibilización social, pero se han perdido diez años. Los políticos se han dormido y ahora parece que para ser eficiente hay que tener una energía renovable cuando se olvidan de que lo que hay que hacer es consumir menos, hacer que las edificaciones necesiten menos energía». así se pronuncia Adelina Uriarte, una de las arquitectas técnicas pioneras del passivhaus (arquitectura bioclimática) en Álava.

Poca vivienda nueva

El 20% de toda la energía que necesita una ciudad para funcionar la consumen las casas –cada hogar emite 12,5 toneladas de CO2 al año– y ese porcentaje es reducible según coinciden en señalar todos los especialistas. Al estudio de Uriarte llegan encargos de alaveses que quieren hacerse una casa autosuficiente o que se disponen a hacer una reforma integral de una de estas casas con la idea de que su huella de carbono se acerque a cero. A las promotoras, sin embargo, les cuesta más que a los particulares coger esta sartén por el mango. Ahora mismo apenas hay en oferta una promocios de adosados biclimáticos en Zurbano y dos bloques en Salburua y Zumabide.

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Carlos Fernández de Nograro, vicepresidente de la patronal de la construcción alavesa Uneca, es promotor de la última las tres iniciativas. Son 22 pisos en el sur de la ciudad levantados con acristalamiento con gas argón, fachada ventilada, sistemas de recuperación de calor, placas fotovoltaicas, aislamiento térmico y acústico de suelos y techos, orientación este-oeste... «Son avances muy buenos. La sociedad está concienciada, pero luego no todo el mundo quiere asumir que cuestan dinero», explica el experto.

Ese 20% o más que se paga ahora de más por los sistemas de eficiencia energética se amortiza en un plazo corto, pero la actual coyuntura económica, con un alza de los tipos de interes que encarecen sobre manera las hipotecas, no animan un mercado que todavía es residual, aclara Fernández de Nograro.

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El plan B de la autosuficiencia energética habría que buscarlo por tanto en la rehabilitación. Las subvenciones son en este sentido un acicate, pero en este punto la arquitecta es crítica. «La gestiónde las ayudas por parte del Ente Vasco de Energía debería ser más ágil». «Lostramites son muy laboriosos y tediosos y no te facilitan nada». lamenta. Además, ve escasos los apoyos. «3.000 euros no es es nada para hacer una reforma totalmente eficiente».

El otro gran hándicap que los profesionales de las construcción encuentran para sacar adelante ideas nuevas es el excesivo tiempo que tarda el departamento municipal de Urbanismo en conceder las licencias de obra. Un largo retraso puede llegar a hacer inviable algunas obras según el contexto de crisis, alertan.

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«Seguimos gastando 180 euros al año en calentar la vivienda»

. «Me alegro mucho de haberlo visto esto con tiempo». A Adelina Urarte y a su familia el tiempo, el calentamiento global, la crisis energética y el subidón generalizado de las facturas de luz y agua le ha dado la razón. Hace diez años que esta arquitecta y su familia viven en una casa en Junguitu construida según el concepto 'passivhaus' (casa pasiva), Fue la primera de Euskadi y la tercera en España y aunque en apariencia parece un chalé convencional, dentro y fuera todo está pensado para la autosuficiencia.

Para empezar no está conectado a la red de gas natural y se calienta con pellets y cuenta con una instalación de placas fotovoltaicas que suministran electricidad a la casa. Hace cuatro años, este periódico preguntaba a Adelina cuánto gastaba al año en calentar la casa. Hoy la pregunta es la misma y la respuesta: «Seguimos gastando 180-200 euros al año». Es decir, menos que la factura que han tenido que soportar cada mes de este invierno miles de hogares alaveses. El secreto de la poca energía que consume la casa de Adelina no reside solo en los pellets. Hay más. Tiene un 'pulmón'. Un aparato que parece un acordeón y que se encarga de mantener constantemente ventilada la vivienda sin perder temperatura. Es decir, que no es necesario abrir las ventanas. Es un sistema que expulsa el aire viciado de la cocina, la humedad de la ducha o el CO2 de losdormitorios pero aprovecha su calor para calentar el aire limpio procedente del exterior.

Y aún hay más. La casa está orientada para aprovechar mejor la luz y aislada. Las paredes son más gruesas y las ventanas tienen un triple cristal. Los electrodomésticos tienen la máxima calificación energética. La familia intenta comprar a granel y producto local y tiene hasta un pequeño huerto que riega con agua de lluvia y un coche híbrido. «La forma actual de consumo es un disparate», reivindica con coherencia esta pionera.

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