Los comedores de mayores de Vitoria crecerán hasta las 800 plazas al dispararse la demanda

Ese salto en la cifra de asientos se dará en dos distritos que destacan por sus niveles de envejecimiento. La primera ampliación será en El Pilar, cuyo centro municipal para la tercera edad estrenará el esperado comedor que contará con 40 plazas. Su apertura se prevé para finales de este año, según las previsiones municipales. La incorporación de este nuevo recurso se ha llevado a cabo mediante la reorganización de espacios dentro del local enclavado en la calle Venezuela. Este nuevo 'restaurante' se incorporará a un barrio con un 40% de vecinos que superan los 65 años, porcentaje que prácticamente duplica al del conjunto de la capital.

Zaramaga, con un 36% de residentes mayores, centrará la siguiente expansión por medio de su nuevo Servicio de Atención Diurna con una capacidad para sesenta personas. El recurso, previsto en la calle Diego de Rojas, se enmarca en el millonario plan de regeneración para el distrito dotado con fondos europeos. Ello obliga a que este centro -y por ende su comedor- tenga que estar listo como máximo para diciembre de 2025. De forma paralela, el centro Bizan de Zaramaga (que ya dispone de 70 plazas de comedor) será reformado también dentro del mismo programa.

Estas próximas aperturas elevarán a quince el número de comedores en un afianzado y veterano tejido. La primera de estas particulares 'cantinas', destinadas a personas desde los 60 años en diferentes supuestos (el acceso es previa valoración de los servicios sociales), se abrió en la residencia San Prudencio (hoy con 70 plazas) a mediados de los 80. En los noventa se sumaron Zaramaga y Los Herrán (ambos con 70 ) junto a Arana (50). Con el nuevo milenio llegaron los de Abetxuko, Ariznabarra y Txagorritxu, todos para cincuenta comensales, y Coronación (70). Lakua-Arriaga en 2017 y San Martín en enero de 2021 completaron la lista con cuarenta plazas en ambos casos. Hay que añadir los comedores de los Servicios de Atención Diurna de Beato Tomás de Zumárraga -48 plazas-, Blas de Otero y Olárizu -estos dos con cuarenta-.

Los beneficios que reportan estos recursos van más allá de la alimentación. «El servicio tiene mucho éxito y nuestra valoración es muy positiva porque las personas usuarias no sólo cubren sus necesidades de alimentación, también otras muy importantes, la necesidad de establecer relaciones con otras personas. Es una herramienta que contribuye a luchar contra la soledad no deseada», destaca Raimundo Ruiz de Escudero (PNV), concejal de Políticas Sociales. Es más, «hay un dato muy importante que corrobora todo esto: el 88% de las personas usuarias asegura que este servicio ha mejorado su vida», agrega el responsable del gobierno municipal.

El particular menú 'antisoledad' de los comedores municipales constituye, en efecto, un importante apoyo para quienes se sientan a degustarlo a diario. «La gran mayoría vive sola e ir al comedor les da la oportunidad de relacionarse con otras personas, de comer en compañía y de poder charlar», agrega el edil. Y no es la única ventaja, hay otra faceta beneficiosa para los mayores: la económica. Algo que no es baladí en el actual contexto de inflación y de imparable subida de la cesta de la compra. Los precios de estos menús, establecidos en la correspondiente ordenanza fiscal, cuestan entre 1 y 4,87 euros, en base a la renta de los usuarios.

Y hay más puntos positivos, como el beneficio sanitario, ya que la alimentación equilibrada que se facilita a través de distintos tipos de dietas «influye positivamente en la salud» de los comensales. Y sus familias «están más tranquilas» cuando un mayor que se queda solo recurre a este servicio. En lo personal, compartir mesa y mantel en estos espacios «es una ilusión y una motivación». Mientras que en el plano social, los usuarios obtienen información sobre las actividades y servicios de la red de centros Bizan. «Se sienten atendidos».

«Empecé a venir al comedor hace una semana y, de entrada, estoy encantada porque me siento como en casa», valora Begoña Ruiz de Garibay. Entre las ventajas está que «no tengo ni que pensar qué poner para comer, ni comprar, ni prepararlo». Y «cocinan muy rico». ¿Pegas? «Hay que acudir puntual, a veces te puede venir mal, pero es entendible».

Desde el pasado mes de junio, Joseba Andoni Estívariz es usuario del comedor. «Esto es una ayuda y merece la pena. Las comidas que nos dan son muy buenas y el servicio es excelente». Se siente «muy contento» en el espacio de San Martín, estrenado en 2021. «Es un sitio muy limpio, acogedor y los empleados son muy buenos y cariñosos», agradece.

Verduras, carnes, pescados, pucheros, guisos... Los variados platos que se sirven en el comedor son de nota según ensalzan usuarios como María Ángeles Sáez de Vicuña. «Llevo cuatro meses y medio viniendo y estoy muy contenta. La comida es muy variada, muy sana y está muy rica». Sin olvidar el precio, «sobre los 5 euros». «Me encuentro muy a gusto».

No solamente la calidad del menú, también la atención del personal son las facetas que destaca Mari Carmen Zornoza. Es usuaria de San Martín desde el año 2019 tras haber acudido a otro recurso municipal. «Le doy un diez y al personal también». Los menús son «variados», y la dieta «adaptada a mis necesidades. Estoy muy contenta. Les doy un diez , lo repito».

Tras nueve meses acudiendo al comedor, Manuel Rodeiro se muestra totalmente satisfecho. Viudo y con tres hijos, vive solo, por lo que el servicio le es de gran ayuda. «Es una comida muy digestiva, que es muy importante a nuestra edad, y hay buena compañía, nos hablamos todos». Y el paseíto que da desde su casa al Bizan «me viene fenomenal».

Luis Carmelo Cantabrana acude al comedor del Bizan de San Martín desde hace algo más de un año, y su valoración es de lo más favorable. «Nos tratan muy bien y el precio también es muy bueno», comentaba tras tomar vainas de primero, bacalao de segundo y mandarina, el menú de ayer. «Al quedarme viudo, mi hija me lo recomendó».