En este cuadro sobre Waterloo del Rijksmuseum, Pieneman pinta al general Álava justo al lado de Wellington en el momento crucial de la batalla.

El Times le debe una disculpa al General Álava

El diario londinense publicó con errores las referencias al militar alavés tras la victoria contra Napoleón en Waterloo, hace ahora 200 años

Francisco Góngora

Martes, 9 de junio 2015, 00:15

Entre otras muchas cosas, el libro escrito por Gonzalo Serrats El general Álava y Wellington: de Trafalgar a Waterloo (que se vende en la tienda de El Correo, en la calle Florida), ha dejado muy claro el trascendental papel del vitoriano en la batalla más decisiva del siglo XIX, que terminó con aquella pesadilla llamada Napoleón. Para nosotros ya era un tipo especial por su participación, esta vez luchando contra los británicos, en Trafalgar y, especialmente, en la Batalla de Vitoria, donde, con permiso de Wellington, evitó la destrucción de la ciudad.

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Ese papel relevante en la milicia y en la política europea a principios del siglo XIX se lo reconoce el mismísimo The Times en su crónica sobre los acontecimientos que sucedieron en la celebérrima ciudad belga, que luego universalizó el grupo sueco Abba con su eurovisiva canción. Pero con la mala suerte de que el redactor se equivocó al transcribir su apellido.

Gonzalo Serrats dice que «un oficial de alto rango, implicado en algunas de las principales batallas de la época napoleónica, protagonista de momentos políticos determinantes como la proclamación de la Constitución en Madrid, alguien que incluso jugaría un papel distinguido durante la batalla de Waterloo, no parece haber dejado un rastro demasiado notable en los doscientos años que siguen al 18 de junio de 1815.

Si buscamos en fuentes británicas, al fin y al cabo las primeras que se encargaron de que la batalla de Waterloo no cayera en el olvido y que fuera apreciada en toda su magnitud, Álava no tiene un gran papel entre ellas. Empecemos con la edición del The Times del 23 de junio de 1815 en la que se daba la noticia de la victoria que para la Historia, definitivamente, se conocerá como Waterloo. Todavía hoy venden reproducciones de la crónica, a muy bajo precio, en la tienda de recuerdos que hay junto al campo de batalla.

General Alvoa

En la breve nota publicada en ese periódico se pueden leer los elogios de Wellington a sus asistentes en el campo de batalla. Entre ellos a un general llamado 'Alvoa', que no es otro que el general Álava, que entra con ese mal pie en los documentos destinados a perpetuar la victoria definitiva sobre aquel general Buonaparte pesadilla de Europa.

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Estaría bien que 200 años después, el prestigioso diario rectificara con una fe de erratas y pusiera correctamente su nombre.

Pero es que el error parece perpetuarse en el tiempo. Recoge Serrats otros documentos británicos importantes en los que la figura del general vitoriano se diluye. Y escritores destacados que se han ocupado de la época también olvidan al alavés. Es el caso de Arthur Conan Doyle y sus libros sobre las guerras napoleónicas. Lo recoge, sin embargo, Bernard Cornwell en una novela sobre el fusilero Sharpe en la campaña de Salamanca, aunque es para mostrar la ira de Wellington contra los españoles, incluido Álava, que se han retirado sin batallar en Alba de Tormes. Cornwell es más generoso en su descripción de Waterloo y cita al general haciendo bromas con Wellington.

Pero si los británicos no fueron demasiado condescendientes con el ilustre alavés, más triste es ver que las crónicas españolas tampoco lo mencionan y en la traducción del artículo del periódico The Times en vez de Alvoa ponen Alosa. Sin comentarios.

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No es hasta 2012, con la publicación de Álava en Waterloo cuando el novelista Ildefonso Arenas repara «de forma gigantesca la omisión consiguiendo hacer visible a Álava y su desempeño en Waterloo para el gran público español. Arenas relata y recuerda que el vitoriano fue una pieza fundamental en el manejo de las tropas británicas que detienen este último embate napoleónico.

Pero el libro de Gonzalo Serrats reivindica precisamente que la verdadera historia de Álava en Waterloo está aún por escribir y utiliza para demostrarlo el cuadro que acompaña esta información.

Un cuadro en Amsterdam

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Una visita a la principal pinacoteca holandesa, el Rijksmuseum de Amsterdam, nos da un primer dato a ese respecto. En el cuadro de mayor formato que exhibe tenemos una representación de la batalla de Waterloo. Es evidente que se trata de una pintura cortesana, una de esas imágenes de las batallas victoriosas donde se mezclan hechos con alegorías que resumen diferentes momentos y personajes presentes en una determinada acción. Se supone que el cuadro de Pieneman representa, a un mismo tiempo, el momento de la esperada llegada de las tropas prusianas en la tarde del 18 de junio de 1815, la retirada del príncipe de Orange herido, la del Quarter Master General de Wellington, coronel De Lancey, y otros hechos que ocurren sólo aproximadamente en el mismo tiempo y lugar que cubre el óleo. Un cuadro para exhibir en Palacio.

Sin embargo, el detallismo de Pieneman nos aporta un retrato al óleo de la batalla de Waterloo verídico por lo que respecta al general Álava. El pintor neerlandés realizó incluso estudios pictóricos en profundidad de Miguel de Álava y de otra docena de oficiales del cuadro, como puede constatarse en las colecciones de Apsley House, la actual casa-museo del duque de Wellington. Ahora sí, el vitoriano aparece más o menos en el puesto en el que lo sitúan otros documentos en aquel momento del 18 de junio de 1815. Es decir, entre los principales militares británicos que aún rodean a Lord Wellington en el momento en el que la batalla está en su momento crítico, en el que la balanza puede inclinarse a favor de las armas napoleónicas o de las aliadas.

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Sólo dos Ilesos

Se dan algunas circunstancias curiosas que entrasaca Serrats de su documentación. El comiezo de la batalla pilla a los aliados y, entre ellos, a Álava celebrando el segundo aniversario de la batalla de Vitoria junto a Wellington en un famoso baile organizado por la duquea de Richmond. La última vez que Napoleón se enfrentó a los británicos fue en Toulon y allí estaba también Álava como marino.

200 años después de la batalla de Waterloo la imagen del general Álava se agranda de nuevo. Un vitoriano, un alavés cenó en soledad y tristeza aquella noche con su amigo Wellington. Ni un solo hombre más de los demás miembros del cuartel general aliado salieron ilesos. Solo ellos dos. Dos hombres y un destino.

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