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Vaclav Smil Científico "Vivimos en un sistema irracional y la Tierra no puede soportarlo"

La revista ‘Science’ lo considera la persona que más sabe de energía del mundo. Hablamos con Vaclav Smil sobre qué podemos hacer cada uno de nosotros para superar el reto más importante que tenemos como especie: la transición energética. De que seamos capaces de hacerla con éxito depende nuestro futuro.

Jueves, 26 de Agosto 2021

Tiempo de lectura: 10 min

«Espero cada nuevo libro suyo con la misma ilusión que algunos esperan una nueva entrega de La guerra de las galaxias». El piropo es de Bill Gates, quien confiesa que Vaclav Smil (checo-canadiense, de 77 años) es su autor vivo favorito y que ha leído todos sus libros, más de 40. Según la revista Science, nadie sabe más sobre energía que este profesor emérito de Ciencias Ambientales de la Universidad de Manitoba (Canadá). Hablamos con él del reto del siglo: la transición energética. De que seamos capaces de hacerla con éxito depende nuestro futuro como especie.

XLSemanal. ¿Qué lección podemos sacar de las transiciones energéticas del pasado?

Vaclav Smil. Que van muy despacio. Cuando apareció el tractor, a finales del siglo XIX, los caballos se siguieron usando en el campo durante generaciones.

XL. ¿Por qué son tan lentas?

V.S. Son muy complejas. La transición hacia los combustibles fósiles empezó en Inglaterra en el siglo XVIII, pero a Asia no llegó hasta 1950. Esta transición es precisamente la causa del calentamiento global.

XL. Por eso vamos ahora hacia las renovables… y con prisa.

V.S. Pero no es nada fácil. En 1800 quemábamos leña. Y hoy todavía representa el 10 por ciento de nuestra energía. Esto significa que en dos siglos el mundo no completó la transición de la madera hacia el carbón. Los países intentan reducir su dependencia del petróleo, pero todavía es la fuente principal. En cuanto a las renovables, solar y eólica, apenas suman el 2,2 por ciento.

XL. Pero cada vez hay más parques eólicos y huertos fotovoltaicos…

V.S. Sí, pero todavía hay que descarbonizar el transporte, la calefacción, la agricultura, la industria… Y solo cuando tengamos un sistema de almacenamiento de energía a gran escala fiable podremos pensar en depender solo de energías renovables. Con las baterías actuales no podemos.

XL. ¿Esa batería estará pronto?

V.S. Es muy improbable.

“En España, la electricidad es muy cara. No se compre un coche eléctrico. Le sale más a cuenta uno de gas natural”

XL. ¿Me compro un coche eléctrico?

V.S. Adelante, pero no un Tesla… Vale el doble y no es mejor. Elon Musk los vende porque el Gobierno da ayudas a los compradores. Pero ¿para qué lo quiere, para ahorrar o para ser más ecológico?

XL. Hombre, para las dos cosas.

V.S. Pues depende del país. En Noruega puede que le convenga. En España, la electricidad es muy cara. Le sale más a cuenta un coche de gas natural. En Canadá es más barata, pero hay que hacer muchos kilómetros para amortizar el sobreprecio. Yo hago pocos, así que nunca lo amortizaría.

XL. Por lo menos mitiga el impacto ambiental…

V.S. Pero todavía hay muy pocos vehículos eléctricos en la carretera. En torno al 0,5 por ciento de la flota actual, que es de 1400 millones. Y eso que desde el principio se pensó que era la mejor opción. Pero nos hemos dado cuenta con un siglo de retraso. Y es mucho más difícil electrificar camiones, barcos, aviones…

XL. ¿Por qué?

V.S. Porque necesitamos combustibles con mucha densidad energética. Las mejores baterías de litio son de 260 vatios la hora por kilogramo. Para un coche puede ser suficiente, pero para el transporte marítimo y por carretera necesitamos 12.600 vatios la hora por kilogramo. Y más aún el queroseno de avión. ¿Cómo lo hacemos?

XL. Usted es el experto…

V.S. No se puede. Un buque mercante o un avión comercial no pueden funcionar con electricidad. Y todavía es más difícil electrificar algunas industrias claves.

XL. ¿Por ejemplo?

V.S. Nuestra civilización se sostiene sobre cuatro pilares: acero, amoniaco, cemento y plásticos. La producción a gran escala de estos materiales depende de combustibles fósiles. Y la síntesis del amoniaco que convertimos en fertilizantes necesita gas natural.

“Ni reciclando toda la materia orgánica disponible se puede suministrar suficiente nitrógeno para cultivar los alimentos para 8000 millones de personas”

XL. ¿No podemos fertilizar con estiércol? La humanidad lo ha hecho durante siglos…

V.S. Casi la mitad de la humanidad actual no estaría viva. Ni reciclando toda la materia orgánica disponible se puede suministrar suficiente nitrógeno para cultivar los alimentos para 8000 millones de personas. Hay innovaciones interesantes, pero son experimentales. Es fácil decir que el mundo tiene que ser ecológico, ¿pero cómo hacerlo si hay que producir alimentos y construir casas, puentes y coches?

XL. ¿Llegaremos a tiempo para frenar el cambio climático?

V.S. La hoja de ruta que dice que vamos a eliminar los combustibles fósiles en 2050 es una fantasía.

XL. Bueno, hay que intentarlo…

V.S. Sí. Y podemos hacer cosas más efectivas que secuestrar carbono de la atmósfera. Y más sencillas.

XL. Soy todo oídos…

V.S. A menos que inventemos una energía milagrosa, tendríamos que reducir deliberadamente nuestro nivel de vida. Es imposible que todos los habitantes del planeta vivan como los de un barrio acomodado de Los Ángeles. Nuestra esperanza pasa por percatarnos de lo derrochadores que somos.

XL. ¿Por dónde empezamos?

V.S. Por no tirar la comida. Desperdiciamos el 40 por ciento de los alimentos que cultivamos. Y la agricultura representa el 10 por ciento de los gases de efecto invernadero. Piense en todos esos plásticos en los invernaderos de tomates de Almería o en los arándanos que se transportan a su supermercado desde Perú. Liberamos todo eso en la atmósfera para cultivar alimentos y luego desperdiciamos el 40 por ciento año tras año. Es un acto criminal.

XL. Tomo nota.

V.S. Lo mismo ocurre con el transporte. Podemos reducir mucho la huella de carbono comprando coches más pequeños, y no todoterrenos y SUV de dos toneladas. ¿Y cuál es la vida media de un teléfono móvil? Yo no tengo, pero seguro que usted sí… En Occidente, la gente cambia de móvil cada dos años. Esos objetos contienen cobre, vidrio, plata, oro y metales de tierras raras y consumen mucha energía.

XL. Apuntado.

V.S. La vivienda. Se pierde alrededor del 30 por ciento de la energía por las ventanas. En lugar de soñar con inventar algo para secuestrar el carbono del aire, ¿por qué no aislar bien las casas?

XL. ¿Algo más?

V.S. Volar menos. La gente volverá a hacer las cosas que hacía antes de la pandemia. Pero no es sostenible volar cada fin de semana. Los europeos se creen muy ecológicos, pero no es nada ecológico viajar a Ámsterdam por 30 euros.

XL. España necesita el turismo.

V.S. Lo sé. Lo único que digo es que puedes tener millones de turistas cogiendo aviones o puedes reducir las emisiones. Pero no puedes tener las dos cosas. Son irreconciliables.

“Nuestra sociedad sigue basada en los grandes avances que se produjeron en el siglo XIX: el teléfono, la bombilla… ¿Inteligencia artificial? Soy escéptico”

XL. Pero los aviones son ahora más eficientes energéticamente.

V.S. Sí, pero vuela mucha más gente. Cien millones de turistas chinos volando a Europa causan un impacto, por muy eficientes que sean los aviones. ¿De qué sirve descarbonizar España si China, que tiene 30 veces más población, no baja el ritmo?

XL. ¿Al final es una cuestión demográfica?

V.S. Sí y no. La demografía influye. Antes nos preocupaba la idea de que íbamos a ser demasiados y que sobrepasaríamos los recursos del planeta. Pero muchos países occidentales tienen ahora una población decreciente. Incluso China, por la política del hijo único, está por debajo del nivel para el reemplazo. Sin embargo, cuanto más pequeñas son las familias a medida que prosperan, ¡más consumen!

XL. ¿Entonces la cuestión es lo que consume cada cual?

V.S. Exacto. Imagine que solo hubiera dos mil millones de personas en el planeta, pero que todas consumieran al nivel medio de los estadounidenses… La gente no se da cuenta de la magnitud de las diferencias de consumo. Los americanos consumen 250 gigajulios de energía per cápita. Los japoneses, 150. Los chinos, 95. Los indios, 25. Los africanos, 10…

XL. Los países, tras la pandemia, aspiran a recuperar la senda del crecimiento, ¿no se puede compatibilizar con el medioambiente?

V.S. Dígame cómo… Los chinos son hoy más ricos que los españoles en los años setenta y, aun así, China quiere duplicar su economía en los próximos 15 años. Vivimos en un sistema en el que siempre esperamos más. Es irracional y la Tierra no puede soportarlo. La única manera eficaz de limitar el consumo es dando donde más duele: en el bolsillo. Encareciendo la energía.

XL. En España ya es bastante cara.

V.S. Pero en Estados Unidos es demasiado barata. Allí todos tienen secadora para la ropa; en Europa, la mayoría tiende la ropa al aire libre. ¿Por qué? Por la diferencia de precios en la electricidad.

XL. Estamos yendo de lo analógico a lo digital a una velocidad pasmosa…

V.S. Se sobreestima su impacto. Lo digital no puede sustituir al mundo que yo llamo ‘real’. Se puede vivir sin Facebook y sin Twitter, pero sigues necesitando el trigo para el pan y el acero para los puentes y los barcos que llevan todas esas cosas que hace China. Yo soy un científico de la vieja escuela. Confío en los números, hago mis cálculos. Llámeme anticuado…

“Vivimos en un sistema irracional y la Tierra no puede soportarlo”

L. ¿Y qué ve en los números?

V.S. Lo que trato de ver es lo realmente hace funcionar el mundo. ¿Cuáles son los fundamentos que estaban ayer y hace 100 años? ¿Qué vamos a necesitar siempre?

XL. ¿Y qué es lo básico?

V.S. Vivimos en un mundo que se creó en el siglo XIX. Y ahí estamos todavía en muchos aspectos. Los grandes avances se produjeron entonces, concentrados en una década prodigiosa, la de 1880. La bombilla eléctrica, el teléfono, el motor de combustión…

XL. Pero ahora tenemos la inteligencia artificial. Dicen que será una revolución como la máquina de vapor.

V.S. Yo soy escéptico. No veo una economía basada en la inteligencia artificial en breve. No es tan fácil.

XL. Pero se supone que estamos en el principio de un crecimiento tecnológico exponencial…

V.S. Hay quien lo sostiene, sí. Yo, sin embargo, creo que vamos a ir bastante más despacio.

XL. ¿Por qué?

V.S. Porque no hay tantos inventos revolucionarios. Es difícil hacer algo mejor que la rueda o la bombilla.

XL. ¿Hay margen para el optimismo?

V.S. La naturaleza es resiliente, sobre todo si la ayudamos. En 1997, las naciones acordaron limitar el uso de gases CFC para reparar el agujero de la capa de ozono. Hoy, no nos preocupa mucho ese agujero. Pero el cambio climático no es nuestro único problema. Tenemos la deforestación, la pérdida de biodiversidad, plásticos en el océano, la contaminación… La gestión de la biosfera es lo más importante porque es la única que tenemos. Y no, no vamos a colonizar Marte, aunque lo diga Elon Musk.

Es la única moneda universal. La necesitamos para todo: calentarnos, alumbrarnos, movernos… Aspiramos a una energía menos contaminante, pero las transiciones energéticas no son repentinas, sino que se alargan en el tiempo.

1.  Hace 800.000 años/ EL FUEGO

Al principio, la humanidad obtenía la mayor parte de su energía del Sol. La madera es el carbono que capturan los árboles mediante la fotosíntesis. Dominar el fuego nos permitió utilizar la biomasa (leña) para cocinar, calentarnos y fundir metales.

2. 4000 a. C./ LA TRACCIÓN ANIMAL

Mediante la irrigación, los sumerios aumentaron el rendimiento de los cultivos. Esto permite alimentar a los animales domésticos y que los humanos vivan en ciudades. Se añade la tracción animal a la fuerza muscular humana para arar un campo o transportar el grano. Las heces también se utilizan como fuente de calor.

3. 1780-1960/ EL CARBÓN

La minería del carbón se inicia en Reino Unido a finales del siglo XVIII, pero no sustituye a la madera hasta 1900. Y fue la principal fuente de energía del mundo hasta 1960. Todavía sigue teniendo mucho peso en China, donde hay muchas centrales térmicas de carbón. Por tanto, su electricidad dista mucho de ser limpia.

4. Desde 1870/ EL PETRÓLEO

El desarrollo del motor de combustión interna (1876) revoluciona el transporte e impulsa el crecimiento económico durante el siglo XX. La industria petrolera despega con las primeras prospecciones de Rockefeller y la Standard Oil. En la actualidad no hay pico del petróleo a la vista, como se temía… «Hay de sobra; si vamos hacia las renovables no es por falta de hidrocarburos, sino para frenar el calentamiento global», asegura Vaclav Smil, profesor emérito de Ciencias Ambientales de la Universidad de Manitoba (Canadá).

5. Desde 1880/ LA ELECTRICIDAD

Las centrales hidroeléctricas permiten el alumbrado de las ciudades. Pronto llegarían los electrodomésticos, como la lavadora (1907). Los aparatos electrónicos basados en el silicio tardarían más: los ordenadores personales (1980), en torno a un siglo.

6. Desde 1890/GAS NATURAL

Es el gran ‘tapado’. El gas natural es más difícil de transportar que el petróleo y hay que enfriarlo a -161º, pero tiene ventajas. Es más limpio que el carbón, hay en abundancia y su uso masivo podría hacernos ganar tiempo en la carrera contra el cambio climático mientras se generalizan las renovables.

7. 1950-2011/ ENERGÍA NUCLEAR

El poder inagotable del átomo estaba llamado a garantizarnos energía barata, pero los accidentes de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011) lo estigmatizan. «Por mucho que se empeñe Bill Gates en promocionar una nueva generación de centrales más seguras, ya nadie las quiere», zanja Vaclav Smil.

8. Desde 1992/ ENERGÍAS RENOVABLES

Estamos inmersos en el paso a fuentes de energía que no emitan dióxido de carbono, pero en los últimos 30 años las emisiones anuales de carbono han aumentado. Incluso en 2018 seguíamos obteniendo el 89 por ciento de nuestra energía de los combustibles fósiles, a pesar de las enormes inversiones en energía solar y eólica.