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Gabriel León, en la sala de ensayos de la BOS./ Foto: I. Pérez | Vídeo: C. Coca y Z. Palacio
CULTURA

De Caracas a Bilbao en un acorde

Gabriel León se inició en la música en el célebre Sistema de Orquestas de Abreu, y hoy toca el contrabajo en la BOS

CÉSAR COCA

Sábado, 9 de junio 2012, 14:00

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Gabriel León (Caracas 1979) había dejado la música a los 12 años tras formar parte del famoso Sistema de Orquestas creado por José Antonio Abreu, que mereció el Príncipe de Asturias de las Artes en 2008. Fueron cinco años dedicados al violín no por elección propia, sino porque era el único instrumento con plaza libre en la escuela de Guarenas, la ciudad donde entonces vivía. A los 14, cuando la música parecía cosa del pasado, su padre le pidió que aprendiera a tocar al contrabajo tres canciones populares para formar parte de un pequeño grupo con el que iba a dar un concierto. Lo hizo y se entusiasmó de tal manera que pidió el reingreso en el Sistema y decidió dedicar su vida a ese instrumento grande, de voz grave, que lo mismo vale para una sinfonía de Beethoven que para una pieza de jazz.

«Con 15 años, ya estaba en la Orquesta Infantil de Venezuela, sentado junto a Gustavo Dudamel, Francisco 'Pacho' Flores y otros tantos», recuerda Gabriel León en la sala de ensayos de la Sinfónica de Bilbao (BOS) mientras improvisa una pieza. Con esa orquesta y esos acompañantes hizo giras por EE UU, Chile y Brasil. Con ella tocó en Naciones Unidas, ante la reina Sofía, Fidel Castro y numerosos presidentes y ministros de toda Latinoamérica. «Cada concierto era algo especial. Aún no vislumbrábamos la proyección que todo aquello iba a tener y las giras eran una fiesta». Todavía recuerda el día que se subió al escenario del Carnegie Hall, en Nueva York. «Ahora aprecio todo eso», reconoce. «Pero entonces fue como tocar en casa; no teníamos la sensación de estar ante una gran responsabilidad».

Estuvo un par de temporadas allí y luego sacó una plaza en la Sinfónica de Venezuela. Con el dinero ahorrado con el salario de esa formación, ya profesional, y antes de cumplir los 20 viajó a España para ampliar sus estudios en la Escuela Reina Sofía. Allí conoció a algunos contrabajistas de la BOS y gracias a ellos hizo de refuerzo en algún concierto de la formación bilbaína. Hasta que Juanjo Mena, entonces director titular, le propuso cubrir una sustitución durante un año. Así se integró en la orquesta, en la que muy pronto obtuvo una plaza fija.

Otras músicas, otros ámbitos

Así se introdujo también en la vida musical bilbaína. Porque no son raras las noches en que Gabriel León termina un concierto con la BOS, se cambia de ropa y se va con su grupo a hacer jazz a algún bar de la ciudad o de la margen izquierda. A tocar el contrabajo o el bajo eléctrico, porque comparte la filosofía paterna de que un músico tiene que dominar varios instrumentos. Y también la de que esta disciplina artística amplía sus horizontes cuando suma géneros y tradiciones. «De ahí salió un proyecto con Rolando Villazón», asegura, y es solo un ejemplo -con nombre de postín- de las muchas cosas que tiene en su cabeza, con la música de cámara entre sus prioridades.

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Son actividades que lo tienen ocupado pero que no han conseguido que pierda sus raíces. Hace un tiempo, viajó a Sevilla para asistir a un concierto de la Joven Orquesta Simón Bolívar, el buque insignia del Sistema de Abreu, en la que también toca la flauta su hermana. Allí saludó a Abreu. «Se acordaba perfectamente de mí», dice con orgullo. Y no descuida el contacto con sus amigos del alma Pacho Flores o Edicson Ruiz, contrabajista como él que forma parte de la Filarmónica de Berlín. De Caracas a Bilbao, todo un viaje musical.

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