La carnicería de Heidi y Carla

A las vocalistas de Butcher Babies les gusta recordar que no siempre han sido así, como las vemos en la imagen, tan... fotogénicas. Heidi Shepherd, la rubia, ha descrito su apariencia adolescente como "rara, con un color de pelo extraño, un montón de pecas, orejas grandes y un cuerpo muy desmañado". Carla Harvey, la morena, se recuerda "gordita, con el pelo encrespado, gafas, dientes de conejo y demás". Esos autorretratos poco favorecedores buscan corregir la percepción de que estamos ante un par de advenedizas, ante dos guapas starlettes de Hollywood que utilizan el metal como simple plataforma para sacar partido a sus encantos: ellas remontan su pedigrí metalero a aquella juventud menos agraciada, cuando se refugiaron en la música agresiva y las películas de terror. Y también niegan que el ligero atuendo que han lucido en directo durante mucho tiempo, cruces de cinta aislante sobre los pezones, fuese un modo de explotar descaradamente su atractivo sexual: su intención, dicen, siempre fue seguir la estela de Wendy O. Williams, la cantante de los Plasmatics, mítico grupo punk cuyo tema Butcher Baby inspiró el bautismo del grupo : "Ella hacía lo de la cinta en los pezones -ha declarado Carla a Bleeder-. Yo creo que los 70 y los primeros 80 eran un tiempo más dado a la exploración, la gente tenía una mente más abierta. Quizá la mierda corporativa ha deformado a la gente hasta hacerles pensar oh, Dios mío, tetas, eso es malo, putas, guarras".

De todas formas, aunque el cambio defraude a sus seguidores más babeantes, Heidi y Carla han abandonado ya las pezoneras adhesivas y ahora actúan con más ropa encima. "Queríamos que el público se centrase por una vez en la música, no en las tetas", argumentan con sensatez. La música de Butcher Babies, un quinteto de Los Ángeles que completan tres músicos varones, es un destilado bastante disfrutable de metal con actitud punk, en el que tratan de sintetizar las distintas influencias de los miembros del grupo, como Pantera, Slipknot, Slayer o el nu metal. El año pasado editaron su álbum de debut, Goliath, y su espectáculo emparentado con el shock metal les ha servido para telonear a mitos del género como Rob Zombie, Danzig o Marilyn Manson. "Estamos hartos de la música comercial, de todo el rap y el hip hop. El metal necesita una cara nueva y esperamos ser nosotros", se promocionan.

Claro que su rasgo más marcado de personalidad son, por supuesto, las dos cantantes, con la voz forzada de Heidi y la voz clara de Carla jugando en distintas configuraciones para transmitir sus letras sobre asesinos en serie y demás carnicerías de la cultura norteamericana. Las dos mujeres tienen orígenes muy diferentes, pero sus vidas acabaron confluyendo en ese imán de vanidades que es California. Heidi es la mayor de los seis hijos de una familia mormona de Utah, y se ha alegrado alguna vez de que, ahora que cantan más tapaditas, sus hermanos puedan acudir a verla en concierto. La muchacha practicaba el atletismo y era bastante buena, hasta el punto de haber participado en unas Olimpiadas júnior en Rusia, pero después saltó al mundillo del cine y la televisión, como actriz y directora de cásting. Su papel más importante ha sido en Todo lo que un hombre debe saber, que en España ha emitido el canal Energy, pero si no pierden mucho tiempo en pestañear también pueden verla en episodios de Me llamo Earl, CSI Nueva York, Entre fantasmas o Sensación de vivir: la nueva generación. Carla, por su parte, es de Detroit y tiene sangre etíope, lo que al parecer le complicó bastante la vida en un barrio propenso a la segregación. También tiene carrera cinematográfica (lo suyo es de dos rombos, con títulos como A su servicio 2), escribe guiones de cómic, ha terminado su primera novela y ha estudiado lo que allí llaman Ciencia Mortuoria, así que sabe de qué habla cuando canta sobre cadáveres desmembrados.

Vídeo: Butcher Babies - I Smell A Massacre