Gloria a los verdaderos dioses del metal
Los valencianos Gigatrón llegan dispuestos a cortar cabezas e implantar la metalocracia. ¡Larga vida al 'rock huevero'!
CARLOS BENITO
Jueves, 21 de marzo 2013, 08:15
Los orígenes de las bandas de rock suelen ser historias muy aburridas. Que si los chavales se conocieron en el barrio, que si iban juntos a la escuela, que si pronto descubrieron su amor compartido por el blues o por lo que sea, que si empezaron a tocar en la lonja de un tío abuelo, que si grabaron una maqueta... Pero, claro, eso son los grupos de seres humanos, pobrecillos, condenados a peregrinar con esfuerzo por una fase que Gigatrón se ventilan en unas pocas palabras: «Éramos cuatro chicos normales como vosotros hasta que cogimos nuestros instrumentos y nos convertimos en lo que hoy todo el mundo sabe que somos: vuestros dioses». Porque Gigatrón, dicho está, son seres superiores, todopoderosos e inmortales, la encarnación milagrosa de décadas de fantasías calenturientas en torno al heavy metal. No hay más que ver sus fotos en portentoso tecnicolor o leer sus biografías, reveladas por ellos mismos: Charly Glamour, el vocalista de formidable masa genital, es amante de «yacer en orgías con enanos, rinocerontes, mujeres barbudas y todo tipo de peces»; Mike Ferralla, el bajista, posee virtudes tan admirables como las de «estallar bragas» o «hablar con los animales en espanglish»; Mazinger Molina, el batería, vive enamorado de «una hembra de mamut», y Dave Demonio, el guitarrista, es capaz de tocar solos velocísimos «mientras reparte chupitos de mezcal con manos y pies».
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Gigatrón, valencianos del más allá, han convertido en un arte la acumulación de tópicos y delirios acerca del metal, que a veces no quedan tan lejos de los originales a los que homenajean implícita o explícitamente. En sus canciones, la sociología del agro, la fábrica y el andamio se eleva hasta el cielo del heavy a base de autoafirmación básica («tenemos huevos / gordos como dobles bombos»), costumbrismo radical (¿qué otro grupo tiene una canción sobre grabar una cinta TDK, meterle relleno y pegarle una foto del Discoplay?), referencias a mil artistas, solos que echan chispas y agudos vocales que pueden asustarte si te pillan desprevenido. Hasta tienen su propia invocación para llamar a Satanás, que empieza con «in nomine kalimotxum» y cita por ahí a «Baronrojum». Este desmelene, con perdón por la palabra, resulta hilarante de principio a fin pero, a la vez, sirve como celebración comunal de una forma de entender la vida. Al fin y al cabo, para reírse así de todo esto hay que tener, como ellos cantan, «greñas en el corazón».
Gigatrón estuvieron unos cuantos años un poco ausentes, ocupados en sus cosas de dioses, pero han decidido volver al «rock huevero» con su gira Metalocracia. Así describen el cielo, o sea, sus conciertos de estos días: «Fiestón, alcoholemia, absolute power, hachas, riffs machacantes, espadas, granadas, catapultas, chatis, pinchos, chutas, marabunta, chuzos de punta, cuernos, jolgorio, vociferio, encabronamiento, brutality, emoción y mucha risión». Y se les ve muy contentos de regresar a Euskadi, porque siempre han admirado la «sobrehumana capacidad» de los vascos para «levantar piedros con la punta del miembro, partir troncos a cabezazos y engullir cubas de kalimotxo». ¿Qué vamos a añadir nosotros? Pues que amén.
Vídeo: Gigatrón versionan a Twisted Sister en Heavy hasta la muerte
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