Foto: Israel Jiménez | Vídeo: Stand by
Su gira llega al país vasco

Extremoduro, siempre a su bola

Robe Iniesta y los suyos, que tocan el sábado en un BEC abarrotado, defienden la libertad a ultranza y el valor de las cosas inútiles

CARLOS BENITO

Miércoles, 17 de octubre 2012, 20:51

Extremoduro siempre han ido a su bola. Desde el principio, cuando hacían amigos en su tierra con aquel estribillo memorable que decía «cagó Dios en Cáceres y en Badajoz», han sido un grupo insobornable en su apuesta por la autonomía creativa y existencial, que a veces les lleva a extremos casi asociales en su renuncia a los compromisos de la promoción. Para su último álbum, por ejemplo, difundieron una antológica nota que decía así: «No hay vídeo nuevo, no van a dar entrevistas ni ruedas de prensa, no hay comentario de texto del nuevo disco, no hay fotos nuevas, no habrá gira, pero este disco tiene las 6 (¡seis!) nuevas canciones de Extremoduro». Musicalmente, Robe Iniesta y los suyos también se mueven a su libre albedrío, sacudiéndose las imposiciones de su propia leyenda como si fuesen latosas pulgas, y por eso sus dos últimos álbumes no encajan fácilmente en esa etiqueta del rock transgresivo que les hizo ganar una de las aficiones más entregadas de este país.

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Siempre fueron mucho menos primarios y kalimotxeros de lo que algunos se obstinan en creer, pero La ley innata, de 2008, y Material defectuoso, editado el año pasado, podrían considerarse la madurez de Extremoduro, asombrosa en su profundidad musical y lírica, aunque seguro que ellos ven en esas catalogaciones otra barbaridad y otra simpleza de los periodistas. Ni siquiera faltan los ortodoxos que se sienten traicionados por esa evolución: un seguidor les escribía hace poco para reprocharles que en el último disco, el mencionado Material defectuoso, «el contenido está muy acorde con el nombre que tiene», y una de las cuestiones que más a menudo les plantean es la de cuánto material viejo van a interpretar en los conciertos. «Ni somos ni queremos ser un grupo de temas antiguos -aclaran en las respuestas a preguntas de los fans que colgaron recientemente en su web, lo más parecido a una entrevista que ha salido últimamente de su cuartel general-. En la gira de 2004 no hubo disco nuevo e hicimos un repaso por toda la trayectoria. En la siguiente gira, la de 2008, La ley innata no estuvo acabado a tiempo y no pudimos tocarlo entero. Ahora tenemos temas nuevos y tenemos ganas de tocarlos. Claro que tocaremos temas antiguos, pero intentaremos variar el repertorio todo lo que podamos sin que nos echéis a los perros».

Han sometido a votación cuáles son los temas que la gente quiere escuchar, pero, como corresponde a un grupo alérgico a las ataduras, no se trata de una consulta vinculante: «Nunca hemos pensado que la mayoría siempre tenga la razón», puntualizan. El sábado pasado, en las tres horas del concierto de Cáceres, abrieron con la inédita El pájaro azul («no me gustan los maderos / ni la gente con banderas, / ni la Virgen María, / ninguna ideología») e incluyeron en el repertorio temas clásicos como Ama, ama, ama y ensancha el alma, No me calientes que me hundo, Bri bri bli bli. So payaso o Puta, aunque también cayeron los cuatro movimientos de La ley innata e incluso otro inédito que, según aclaró Robe, nunca se publicará. El sábado tocan en el BEC con todas las localidades vendidas hace un mes. La gira, bautizada como Robando perchas del hotel, concluirá su tramo español una semana más tarde en Coruña, pero en diciembre tienen programados sus primeros conciertos en América, repartidos entre Chile, Argentina y Uruguay.

Terminemos con otras dos respuestas de la entrevista colectiva, útiles como autorretrato de esta banda orgullosa, experta en combinar brusquedad y romanticismo, lo más áspero y lo más dulce. Esto le dicen a un chico que les acusa de venderse: «Te equivocas. Si alguna vez tuvimos que vendernos, fue seguramente antes de que tú nos conocieras. Recuerdo un playback en un programa de televisión y un concurso a los que tuvimos que ir por necesidad. Las dos cosas las hicimos estando en Extremadura muriéndonos de asco y antes de tener ningún disco. Pero desde hace muchos muchos años solo hacemos lo que queremos hacer. ¿Vendernos ahora? ¿Por qué? ¿Por dinero, por fama, por reputación? Ja». Y a una profesora de Lengua que les pregunta cómo explicar a sus alumnos el valor de la poesía, le contestan lo siguiente: «Es vital, para disfrutar de la vida, aprender a reconocer el valor de las cosas inútiles, como por ejemplo: la poesía, subir a una montaña, afilar un palo con una navaja, el voto inútil, echar pan a los gorriones o hacer canciones para la paz».

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