Dale, mamasita, con tu tacatá

«¿Tú sabes qué cosa es el tacatá?». Queridos lectores: si esta pregunta les suena a chino, es que últimamente están saliendo muy poco, o a lo mejor son ustedes unos estrategas de la vida nocturna capaces de evitar las peligrosas canciones del verano, que acechan en el rincón más inesperado para introducirse en nuestro cerebro y reproducirse en bucle. El Tacatá, que según aclara la propia letra es algo que hacen muy bien «las mamitas», se ha convertido en una música obsesiva y omnipresente, pero no solo en España, donde encabeza ya las listas de sencillos: no sueñen con escapar de ella viajando a esa Europa que parece más fría y sofisticada, porque el tema también ha sido número uno en Austria, Dinamarca, Francia, Suiza y Polonia. ¡Hasta los israelíes la han aupado a lo más alto a fuerza de menear culo y pelvis!

Porque esto va de menear culo y pelvis. El clip de la canción es una apoteosis de culos y pelvis, con sus tangas que asoman a saludar y sus cadenitas saltarinas a la cintura, aunque la coreografía oficial es más compleja y pueden aprenderla en este vídeo. Ahí la explica en persona el vocalista de Tacabro, trío siciliano-cubano que firma esta combinación de rap latino, house y electro. ¿No se están preguntando cómo surgió la tremenda conspiración entre el Mediterráneo y el Caribe? Seguro que no, porque les trae sin cuidado o porque en este momento están muy ocupados en menear el culo y la pelvis, pero se lo vamos a contar de todas formas. Los ingredientes sicilianos del cóctel son Mario Romano y Salvatore Salvo Sapienza, discjockeys originarios de Catania que alcanzaron cierta fama en su país con temas como Judas Brass o su versión de La partita di pallone, de Rita Pavone. Tuvieron la fortuna de toparse con Ruly Rodríguez, un habanero llegado a Italia hace diez años que ha sabido aportar a su música la torridez carnal de las Antillas, incluida esa facilidad para lograr que cualquier palabra absurda suene urgentemente sexual. El dúo Romano & Sapienza se reconvirtió en Tacabro, una contracción de «ataca, bro» (bro, brother, hermano, tú sabes), y acabó conquistando el mundo como un virus salido y machacón.

«Lo importante es hacer temas sencillos. La gente de la calle no ha estudiado música, no le des cosas complicadas», dice Rodríguez cuando le preguntan por la fórmula de la canción del verano. El refinamiento, claro, se lo han reservado para la letra: «Dale, mamasita, con tu tacatá. Dale, mamasita... ¡tacatá!».