La Lotería Nacional de hoy sábado: comprobar resultados del 6 de diciembre
Adele durante su actuación en la gala de los Grammy. Vídeo: 'Someone Like You', uno de sus grandes éxitos.
Triunfadora de los grammy

La reina Adele

La cantante británica es una joven marcada por las Spice Girls que pide cerveza y sandwiches sin tomate cuando está de gira

CARLOS BENITO

Lunes, 13 de febrero 2012, 18:47

«Este año me ha cambiado la vida», dijo Adele en la entrega de los Grammy, donde se ha consagrado como reina actual de la escena con seis galardones. Y tiene razón: su segundo álbum, que encabezó muchas listas de lo mejor de 2011 y se ha convertido ya en el más vendido de lo que va de siglo en el Reino Unido, ha transformado a la sólida promesa británica en ídolo de multitudes. La gala, sobrevolada en todo momento por el recuerdo de la fallecida Whitney Houston, sirvió además para comprobar que la reciente operación de las cuerdas vocales de Adele, que la obligó a mantenerse callada durante un mes, ha sido todo un éxito, ya que su interpretación de Rolling In The Deep fue tan impecable como de costumbre: «Me resultó un poco traumático todo lo de la intervención, pero estar en silencio en un mundo tan ruidoso fue realmente una bendición del cielo. Gracias a Dios mi voz sanó. Estoy feliz de estar de regreso, aunque disfruté con la tranquilidad».

Publicidad

Lo de Adele jamás ha sido la pose endiosada ni el distanciamiento. Nunca ha ocultado, por ejemplo, el impacto que tuvieron en su vocación las Spice Girls, que tanto impresionaron a aquella niña londinense, hija única de jovencísima madre soltera: «Ellas me hicieron lo que soy», ha llegado a decir. Sobre el multipremiado 21, sabemos que tuvo su origen en el final de un romance con un hombre diez años mayor, que la dejó con el corazón maltrecho, el ánimo hundido y una preocupante sed de alcohol. «Está inspirado en una relación miserable», resumió ayer. El álbum le sirvió de terapia: «Intenté aprender a conducir, pero eso no funcionó -explicó tras el lanzamiento del disco-. No iba a las lecciones. Me estaba recuperando de la ruptura y bebía un montón, así que me imagino que la mayoría de las veces habría superado el límite legal». Y también ha contado, sin más rodeos, de dónde sacó la inspiración musical para el disco: el culpable fue el chófer del autobús de su gira americana, con el que solía reunirse a fumar en la parte delantera del vehículo. El hombre le ponía canciones y no se podía creer que la artista, al fin y al cabo una muchachita inglesa, jamás hubiese oído hablar del cantante de country Garth Brooks y otros mitos americanos.

«No quiero ser una chica que se limita a sentarse en las entrevistas, a la que le dicen qué tiene que responder. Mi madre me enseñó a ser independiente y a no aguantar gilipolleces», aclaró al Guardian, con esa soltura deslenguada de la que suele hacer gala en los conciertos. Adele, que editó 21 hace poco más de un año, es ya una superestrella, de la que interesa absolutamente todo. Se han publicado, por ejemplo, sus exigencias para el camerino y el bus de la gira estadounidense: vino tinto (italiano, francés o español), cerveza (ante todo, que no sea americana), un paquete de Marlboro Light y sandwiches que no contengan tomate, vinagre, picante ni cítricos. Y los tabloides de su país se dedican a examinar con lupa sus fotos, para comprobar si se la ve más gorda o más delgada. Pero esa pelea tampoco es la suya: «Me gusta la comida, no me gusta el ejercicio -declaró en una ocasión- y he demostrado que no tienes que ser una chica flaca para alcanzar el éxito».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad