Ester Bobadilla Instructora de SUP yoga
Esther Bobadilla ·
Compagina su trabajo de instructora de SUP yoga con el de enfermera y anima a todo el mundo a que lo pruebe, independientemente de su edad: «Tuve un alumno con 72 años»Natalia Benito
Miércoles, 30 de julio 2025, 00:02
Cuando vamos a la playa, las opciones para entretenerse son infinitas, desde los planes más tranquilos, como leer un libro bajo la sombrilla, hasta los ... deportes de multiaventura. En un término medio entre la calma y la adrenalina, en las playas de Cabo de Palos y La Azohía (Cartagena), Esther Bobadilla se lleva las posturas del yoga al mar en una actividad que se realiza sobre tablas de paddle surf. Es instructora de SUP (Stand Up Paddle) y de yoga, fundadora de Wimbi Adventures y SUP Yoga Murcia, y compagina todo ello con su trabajo como enfermera.
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– ¿Cuándo empezó a practicar SUP Yoga?
– Comencé con el yoga en el suelo en 2017 y con el SUP yoga al año siguiente. Yo vivía en Reino Unido cuando hice la formación en yoga. Allí se llevaba y se lleva muchísimo esta disciplina, mucho más que en España. Empecé a seguir a instructores internacionales y vi a una chica americana que vivía en una isla del Caribe y que lo hacía sobre la tabla de paddle surf. Pensé que esto lo podría hacer en Murcia. Vi que había formación de SUP yoga en Malta y allí me fui a sacármela.
– Lleva con este proyecto cinco años. ¿Se ha extendido esta práctica a lo largo de la costa española?
– En Murcia, cuando yo empecé estaba sola, no había nadie más. Ahora ya lo hace más gente y también se practica en Barcelona y en las Islas Baleares.
– ¿Qué tienen de especial los rincones que elige para realizar esta actividad?
– Son zonas donde, por su ubicación geográfica, el agua suele estar bastante bien, sin un gran oleaje.
– ¿Cuál es el límite de velocidad del viento y de altura de las olas para realizar esta actividad?
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– El límite del viento es de 20 km/hora y la altura de las olas, de 0,3 a 0,6 metros, no más.
– Para practicar esta disciplina, ¿hace falta haber realizado yoga alguna vez?
– No, de hecho, la mayor parte de la gente que viene nunca ha hecho ni yoga ni paddel surf. Hay muchos que vienen por la experiencia. Siempre pido un mínimo de aptitud física, pero no se necesita nada en especial.
– ¿Se animan más los hombres o las mujeres?
– El grueso de gente que tengo son mujeres, muchas de ellas madres que disfrutan de dedicarse un tiempo para ellas. Últimamente, han venido bastantes chicos, pero nosotras somos más, y tengo que decir, que más estables. Muchos de los chicos que vienen lo hacen obligados por sus parejas y, al final, se lo pasan genial.
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– ¿Qué edad suelen tener los participantes?
– Entre los 25 y los 45 años. Aunque he llegado a tener a una persona de 72 años. Es el récord.
– Con la complejidad de mantener el equilibrio, ¿hay muchos chapuzones?
– Hay de todo. Podemos hacer una clase muy fácil donde, de verdad, te lo prometo, no es difícil estar en equilibrio. Pero solemos mezclar ejercicios más fáciles con otros más complicados. Ahí ya te propongo posturas para que te caigas, a propósito. De hecho, nos vamos fijando mucho en la gente que todavía tiene el pelo seco, ¡hay que tirarles! Ja, ja, ja. Voy sumando cada vez más complejidad para que se peguen el chapuzón. La intención es que todos, incluso yo, acabemos en el agua.
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– Dígame una postura en la que sí o sí nos vamos a mojar.
– El árbol, por ejemplo, es difícil. Es una postura en la que te mantienes sobre un pie y pones el otro en la cara interna del muslo. Es un chapuzón asegurado.
– ¿Algún consejo para mantener el equilibrio sobre la tabla?
– Yo siempre le digo a la gente que hemos venido a jugar. El consejo es que lo hagan sin expectativas, sin miedo. Si lo haces con miedo vas a temblar más. Una vez que te caes y te levantas, ves que no pasa nada. Con esa mentalidad cuesta bastante menos mantener el equilibrio. De hecho, es muy curioso: cuando la gente entra a clase con miedo rema peor mientras nos alejamos de la orilla. Después, vuelven casi todos de pie.
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– Y relajados.
– Sí, con la satisfacción de haber podido realizar la actividad y contentos. Al final, hacemos juegos, como posturas por parejas sobre las tablas. También corremos sobre todas ellas en fila. Le llamamos 'Las tablas locas del Gran Prix', o de 'Humor amarillo' según la generación de cada uno. Terminas sintiéndote bien contigo mismo.
– ¿Durante cuántos meses al año ofrece clases de SUP yoga?
– Desde Semana Santa hasta octubre o noviembre, pero lo cierto es que quiero seguir todo el año, aunque sea con neoprenos. En invierno la intención no es tanto divertirse sino relajarse.
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– Además de instructora de SUP yoga, trabaja como enfermera. ¿Recomienda a sus pacientes que realicen esta actividad?
– A los míos no, pero sí que les recomiendo que hagan deporte. Yo soy muy pesada diciéndoles que hay que hacer fuerza.
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