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Ruta fronteriza. Carretera rayana en Marvão. Esperanza Rubio
De viaje por la Raya - Cáceres (V)

El lugar entre España y Portugal donde a los vecinos se les llama dudosos

Visitamos 'Us tres lugaris', un inesperado enclave idiomático de la Sierra de Gata, llegamos en hora a la frontera Cenicienta y acabamos en Marvão, el pueblo que roza las nubes

J. R. Alonso de la Torre

Valencia de Alcántara

Miércoles, 27 de agosto 2025, 19:10

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Los despertares armónicos están garantizados en la Raya. Hoy amanecemos en medio de naranjos, kiwis y olivos, junto al río, en la Posada Quinta de la Concepción, que Manuel y Montse abrieron en 1997 en el término municipal salmantino de Hinojosa de Duero. ¿Naranjos y kiwis en la Meseta? Pues en la Meseta, no, pero en la Raya, sí, que, justo aquí, se precipita en un valle profundo, el único enclave castellano-leonés de clima mediterráneo.

Desayunamos en el salón de la posada. A través de las cristaleras, nos dejamos llevar por una neblina voluptuosa que juega con el agua del Duero. Nos asombra la belleza escarpada y salvaje de los riscos, pero la mermelada casera de mora y manzana nos devuelve a la realidad y reaccionamos. Nos espera la Raya en la provincia de Cáceres. Partimos.

Nuestra primera parada es el Val do Xálima, tres pueblos fronterizos, 'Us tres lugaris': Valverde del Fresno, Eljas y San Martín de Trevejo a la sombra del monte Jálama, un inesperado enclave idiomático en la Sierra de Gata. Aquí se habla a fala, otro dialecto de transición entre el gallego, el astur-leonés y el portugués, que hace las delicias de los filólogos y ha convertido el valle en un destino de turismo lingüístico. La postal queda completa si añadimos la belleza de San Martín de Trevejo, con sus regatos de agua por el medio de las calles, sus casas de piedra y sus 'boigas' o bodegas caseras de vinos.

De la Raya dialectal a la Raya dudosa. Siguiente parada, Valencia de Alcántara, ciudad fronteriza donde se casaban las infantas de España con los reyes de Portugal. Hay puntos fronterizos indefinidos en varias alquerías, aunque los casos más significativos son los de las Casas de la Duda, donde no hay marcos divisorios y cuyos pocos vecinos tenían un gentilicio tan rotundo como incierto: dudosos; y la famosa casa de La Fontañera, cuyos dueños invadieron Portugal al ampliar la cocina. La Comisión de Límites se reunió a finales del siglo pasado y decidió autorizar la invasión y mover los mojones fronterizos. Hoy es casa rural y encantador café con terraza.

Castillo a mil metros. Marvão, pueblo más alto de Portugal. Esperanza Rubio

Pasaremos la noche en el Alentejo 'francés' y lo buscamos a través de la frontera Cenicienta del Tajo en Cedillo (Cáceres). Se cruza a Portugal entre turbinas, por encima del muro de un embalse (el año que viene ya habrá, si no se tuerce nada, un puente 'normal'). Es una frontera que solo abre los fines de semana. Si llegamos después de la medianoche del domingo, la encontraremos cerrada y deberemos dar un rodeo de 120 kilómetros para ir a nuestro destino: un antiguo territorio portugués donado a los templarios en 1199 y repoblado por colonos franceses que fundaron pueblos y aldeas llamados como sus localidades de origen: la bella Nisa (Niza), Montalvão (Montauban), Arez (Arles) y Tolosa (Toulouse). En medio del campo, en una casa situada a tiro de piedra de un dolmen, mecidos por los cantos estridulados de grillos y chicharras, contemplando a lo lejos el pueblo más alto de Portugal, Marvão, descansamos antes de acometer nuestra sexta jornada por la Raya tranquila.

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