Una testigo dice haber oído «voces muy altas» en el lugar donde apareció muerto Ardines

«Me levanté pronto porque duermo muy mal. Sobre las 6 de la mañana estaba cocinando y escuché voces muy altas, como de dos hombres, parecía que estaban dentro del jardín, pasé hasta miedo». La dueña de la casa junto a la que pareció muerto Javier Ardines, en un camino de Belmonte de Pría, relató ayer en el juicio que cuando subía al piso de arriba a avisar al marido «las voces pararon, así que pensé que igual eran jóvenes que volvían de fiesta».

Fue precisamente su esposo quien, apenas dos horas después, hallaba el cadáver del concejal de IU. «Salí con el perro sobre las 8 de la mañana y me encontré el cadáver en el camino, en medio de un charco de sangre y con muy mal aspecto, al principio no me di cuenta de que era Javier», dijo ante el jurado popular. Regresó sobre sus pasos a coger el móvil que «tenía en casa y llamé al 112». «Me dijo la médica que le tomase el pulso y que le diese la vuelta, pero no se la di. Los cadáveres para los forenses, hablan», señaló.

Fueron dos de los cinco testigos que ayer estaban citados en la vista oral que se celebra en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial y en la que cuatro hombres se sientan en el banquillo de los acusados: Pedro Nieva, presunto inductor del crimen; Jesús Muguruza, supuesto mediador, y los sicarios que habrían matado al edil, Djillali Benatia y Maamar Kelii. La Fiscalía y la acusación particular piden 25 años de cárcel para cada uno.

En la mañana de ayer también declaró otro de los vecinos del camino en el que se cometió el asesinato, y que tiempo atrás había tenido desavenencias con el propio Ardines. Con parcos monosílabos contestó de forma afirmativa a las preguntas del abogado de Nieva: ¿Había tenido un enfrentamiento en un bar con Ardines tiempo antes? ¿Ese enfrentamiento se debía a un comportamiento inadecuado de Ardines con su exmujer? Respondió que sí.

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Otra de las testigos fue la mujer con la que el concejal había quedado aquella mañana del 16 de agosto de 2018 para que hiciese fotos desde su barco de pesca: la esposa del médico de la zona y amiga de la víctima y su viuda. «Habíamos quedado a las 6.15 delante de mi casa en Garaña, me pasaría a recoger. A los diez minutos me pareció raro que no llegase y le mandé un mensaje y le llamé, pero me daba apagado, esperé hasta las siete menos cuarto y entré en casa», explicó. «Mi marido se estaba levantando y le dije que Javier no había aparecido, así que volví a la cama». Sobre las 9 de la mañana su esposo la llamó por teléfono. «Me dijo: 'murió Ardines'».

El último en declarar fue el marinero que salía a faenar cada día con la víctima en su barco 'La Bramadoria'. «Habíamos quedado en el puerto. Yo antes fui a llevar a unos amigos en coche, y me fui directo al puerto», relató. A las preguntas del abogado de la defensa de Nieva de si había escuchado «algún rumor que relacionase a Ardines con un alijo de fardos de droga», primero contestó que no, pero al ser repreguntado dijo que sí. «Lo había escuchado poco tiempo antes», en referencia al día de su muerte. El juicio se retomará mañana con nuevos testigos, entre ellos la mujer con la que la víctima mantuvo relaciones íntimas horas antes de morir.

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