Volver a conducir después de un ictus
El Hospital Aita Menni elabora un protocolo de conducción avalado por la Dirección General de Tráfico para pacientes que han superado un infarto cerebral. Uno de ellos cuenta su regreso al volante
Una de las evidencias de lo mucho que han avanzado las terapias contra el ictus en la última década es el hecho de que algunos ... pacientes puedan volver a conducir. El Hospital vasco Aita Menni ha elaborado por ello una guía para pacientes y familiares, que recoge las cuestiones que deben tenerse en cuenta a la hora del volver a coger el volante. El trabajo, que cuenta con el aval de la Dirección General de Tráfico, supone una recopilación de la mucha información necesaria sobre pasos a seguir, cuestiones técnicas y requisitos legales, que hasta ahora los usuarios se veían obligados a buscar a través de distintas fuentes.
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«Cuando llegué al hospital de Mondragón para participar en un programa de rehabilitación no podía ni ponerme en pie, porque me tambaleaba», ha contado en la presentación de la guía Jon Gabiña, 73 años, que sufrió un brutal infarto cerebral. «Todos los médicos me decían que me salvé por el canto de un duro», ha relatado. Pero se negó a tener que depender de terceras personas. Tres años después, ha vuelto a sentarse al volante de un vehículo adaptado. «Quería ganar la mayor independencia posible y estoy en ello», proclama.
La presentación del documento se ha hecho coincidir con la conmemoración del Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido. Unos 20.000 vascos afrontan en su actividad diaria las consecuencias de esta patología, provocada en un 80% de las ocasiones por infartos y derrames cerebrales y en el 20% restante a causa de traumatismos craneoencefálicos.
Una revolución terapéutica
Su abordaje terapéutico, según ha explicado el jefe de servicio de Daño Cerebral de Aita Menni, Ignacio Quemada, ha cambiado de manera radical en los últimos diez años. Cada vez se salvan más vidas en mejores condiciones y cada vez más afectados quieren recuperar una rutina diaria lo más parecida posible a la anterior. «Los ictus –ha dicho el especialista– están experimentando una auténtica revolución terapéutica con la aparición de nuevos tratamientos para su abordaje en la fase aguda. Lo que tradicionalmente más añoraban los pacientes era la posibilidad de conducir. Antes no podíamos garantizarla, pero ahora estimamos que en uno de cada cinco casos es posible conseguirlo; y en más si sumamos a los pacientes con el tesón de Jon Gabiña».
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La capacidad de conducir se ve alterada por las distintas secuelas que puede dejar el daño cerebral. Las cuatro más relevantes son de tipo motor, que son las que afectan al movimiento, las sensoriales, las de tipo cognitivo sensorial y también la epilepsia, que suele desatarse como consecuencia del golpe recibido y en función de la zona del cerebro que se vea afectada.
Primer objetivo, la seguridad
Volver a pilotar un turismo requiere superar diferentes pruebas que permitan hacerlo con seguridad, según ha explicado la jefa territorial de Tráfico de Bizkaia, Esther Martí. La recuperación del derecho a conducir exige hacerlo con garantías tanto para el paciente como para el resto de automovilistas, viajeros y peatones que pueden encontrarse por el camino. Para firmar y sellar la documentación exigida, Trafico necesita pruebas de que el afectado tiene suficiente control sobre la fatiga, la velocidad a la que procesa la información, su campo visual y su gestión de la atención prestada.
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Los exámenes también evalúan la orientación espacio y topográfica, el riesgo del conductor y la conciencia que tiene sobre las capacidades propias. «El Reglamento General de Conductores establece que la vigencia del permiso de conducir está condicionada que el conductor mantenga los requisitos que se le exigieron en el momento en que se le concedió», ha detallado Martí. Por eso, en el caso de las enfermedades cardiovasculares, deben transcurrir al menos seis meses sin síntomas desde el último accidente isquémico y doce desde que se establecen sus secuelas.
Ser libre
«He conducido por carreteras y caminos de Oriente Medio, México y los países árabes y nunca imaginé que podría costarme tanto evitar pisar la línea continua», ha relatado el paciente Jon Gabiña. «Ser cada vez más independiente resulta para mi motivo más que suficiente para continuar con la terapia; y ahí estoy», proclama. Al tener que conducir con una sola mano, su coche –automático– está preparado para ser guiado con una sola mano y la ayuda de una palanca de mando o 'joystick'. La elaboración de la guía 'Volver a conducir tras un daño cerebral', que también ha contado con la colaboración de Autoescuela Irrintzi', puede descargarse aquí.
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