Una mujer somalí, sometida a la primera reconstrucción de clítoris en Sevilla tras sufrir una mutilación genital

En el país africano la prevalencia de esta práctica es del 99% entre las mujeres de 15 y 49 años

Rochell De Oro Salgado

Viernes, 8 de agosto 2025, 17:04

Una joven somalí de 23 años ha sido sometida a una intervención para realizarle una reconstrucción de clítoris tras haber sufrido ablación genital en su país de origen. Esta es la primera vez que el servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla realiza este tipo de cirugía.

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La mujer fue víctima de mutilación genital en Somalia, donde la prevalencia de esta práctica es del 99% entre las mujeres de 15 y 49 años, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). En su caso, se trató de una mutilación tipo III, que consiste en la extracción total o la parcial de la parte genital externa (clítoris, labio menor y labio mayor). La herida se cierra con puntos o estrechando la abertura vaginal. Posteriormente, se inmovilizan las piernas de la mujer durante 40 días para permitir la cicatrización.

Según informan desde el Servicio Andaluz de Salud, «la paciente presentaba lesiones de complejidad aunque ha sido posible realizar la reconstrucción del aparato genital y del meato urinario (parte final de la uretra) en una sola intervención».

Daño físico y mental

En toda África occidental, cerca de 230 millones de mujeres y niñas han sido víctimas de la ablación, una práctica que no presenta ningún beneficio para la salud de las mujeres. Por el contrario, afecta tanto al bienestar físico como a la salud mental y emocional.

Muchas de ellas, pierden la vida a causa de las severas infecciones que se desarrollan tras el procedimiento, de hemorragias masivas imposibles de controlar o incluso del shock traumático y el dolor extremo que provoca la mutilación, ya que, en la mayoría de los casos, se lleva a cabo sin ningún tipo de anestesia ni medidas higiénicas mínimas.

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La OMS subraya que, además del daño físico, las secuelas psicológicas son profundas y duraderas, incluyendo depresión, ansiedad, estrés postraumático y dificultades para establecer relaciones sexuales o de pareja saludables.

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