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¿La montaña solo para los 'supermontañeros'?

Tenerife únicamente permite subir al Teide a los federados con crampones y piolet, y una acreditación. Los expertos discrepan sobre una medida pensada por seguridad

Domingo, 12 de enero 2025, 00:12

El Cabildo de Tenerife abrió hace dos semanas una senda inexplorada hasta ahora en España. El Gobierno de la isla decidió que ante el temporal padecido a finales de año, solo los montañeros federados, con equipamiento invernal obligatorio que incluye ropa técnica, crampones y piolet, y una acreditación –se incluyen a las empresas de turismo activo con guías profesionales– podrán acceder al Teide cuando los accesos estén cerrados por la presencia de nieve o hielo. Todo ello tendrán que acreditarlo ante los funcionarios que custodian los accesos.

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«Vista la afluencia de visitantes al Parque Nacional del Teide, la mayoría de los cuales no dispone de equipamiento adecuado, se ha valorado el riesgo de accidente al recorrer los senderos que podrían estar afectados en su transitabilidad por hielo y nieve en sus trazadas. Las medidas tomadas se mantendrán hasta que mejoren las condiciones de transitabilidad de los senderos del estratovolcán Teide – Pico Viejo y salga nueva resolución al respecto», reza el documento oficial, fechado el 2 de enero.

«El objeto principal de las medidas es la seguridad. Vivimos en una isla donde resulta sencillo acercarse a la base del Teide y en situaciones con nieve, hielo o posibilidad de nevadas, adentrarse en los senderos que suben a la cumbre conlleva la necesidad de usar, además de la ropa de abrigo, al menos crampones y piolets, herramientas que solo usan los montañeros más experimentados. Hasta el momento, han sido bien vistas por nuestros alpinistas, principalmente, aunque aún es poco tiempo para conocer su incidencia real», explica a este periódico Chano Gil, presidente de la Federación Insular de Montañismo de Tenerife.

«La montaña es de todos»

Sin embargo, otros especialistas no opinan lo mismo. «Es muy difícil de hacer. Si el lugar es muy atractivo, se saltarán las normas», afirma Gaizka Etxabe, técnico responsable de riesgos y emergencias del Gobierno vasco. «Choca con el criterio de que el monte es de todos. No me gusta la forma de hacerlo. Puedes ir al Decathlon, comprar el equipo, federarte y ya está. Una forma de reducir la afluencia es agrandar la montaña. Consiste, por ejemplo, en alejar los refugios para que sea más difícil llegar y que sea la capacidad física la que sea determinante», apunta Íñigo Ayllón, de la Oficina de Información de Montaña de Jaca. «Quizás no es del todo acertado. Estaría más de acuerdo con una limitación que dejara un cupo para los federados» añade Juan Francisco Pérez Velarde, presidente de la Federación Cántabra de Montaña.

La medida coincide en el tiempo con la epopeya vivida en la otra punta del país por un joven que se aventuró en el corazón de los Picos de Europa en pleno invierno sin el material que exigen a partir de ahora en Tenerife. Senen Turienzo, un aventurero leonés de 23 años, partió el sábado día 21 de diciembre desde la localidad cántabra de Bejes con la intención de llegar hasta Covadonga cuatro días después. «Fue una imprudencia como poco», asegura Pérez Velarde.

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La ruta implicaba atravesar los tres macizos que componen estas complejas y peligrosas montañas en verano y más todavía en invierno. Cuando pasó por el refugio del Casetón de Andara, al principio mismo de la travesía, el guarda le advirtió de que no llevaba el equipo necesario para abordar con un mínimo de seguridad semejante itinerario. «Le insistí en que no subiera y me dijo que me haría caso; pero cuando nos despedimos vi que subía. Hizo caso omiso de las advertencias», relató el responsable del refugio.

Lo que el joven se encontró superó ampliamente sus capacidades. Una caída le provocó roturas en ambos brazos, un traumatismo craneoencefálico y un neumotórax. Fue encontrado cuatro días despuñes en el Jou de los Boches, una hondonada situada entre el Urriellu y Horcados Rojos. Le salvaron su fortaleza y un saco de dormir de nivel profesional. En la misma semana, un padre y su hijo de 11 años tuvieron que ser rescatados en el Pico San Lorenzo, en La Rioja, al no poder bajar de la cima por no disponer de crampones ni piolet.

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Una cuestión de seguridad

Para los profanos en la montaña, los crampones son unas puntas de acero –normalmente 10 o 12– que se ponen debajo de las botas para poder avanzar con seguridad sobre la nieve endurecida o el hielo. Los piolets son unos picos que sirven para ayudar en la marcha o para escalar. En varios puntos de la Península muy frecuentados por los montañeros se regulan los accesos por la excesiva afluencia. Ocurre, por ejemplo, en la pradera de Ordesa o en los propios Lagos de Covadonga y se estudia hacerlo en Fuente Dé. En otros casos, se restringen las zonas de escalada (o las fechas) por cuestiones medioambientales. En Francia solo se puede subir al Mont Blanc por la ruta más habitual previa reserva en el refugio.

La decisión de Tenerife supone limitar el acceso a los montañeros con carnet. En España no es necesario federarse para acudir a la montaña. La ventaja que tiene hacerlo es doble, según el responsable de la federación cántabra. «De un lado, los federados tienen seguro de accidente y rescate. De otro, se imparten charlas y cursos de formación. Nosotros damos unos cien al año». Es una forma de asegurarse de que un percance no suponga un roto económico aunque, de todas formas, las veces que se cobran los rescates son las menos.

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Pese a que la normativa canaria exige una «certificación de capacidad emitida por las federaciones competentes», en los formularios que se han de cumplimentar no se exige curso de formación alguno. Lo más cercano es una frase que dice que el firmante «es conocedor de la práctica del montañismo en condiciones de terrenos cubiertos de nieve, hielo y/o bajas temperaturas y vientos, así como de técnicas de seguridad y de evitación de riesgos en esas condiciones».

«Las federaciones no podemos acreditar el nivel o la aptitud de un montañero», afirma Pérez Velarde. «No tienen autoridad para ello, es algo que depende de las consejerías de Educación de las comunidades», corrobora un profesional del Greim (Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña) consultado para este reportaje. «Una federación no sabe el nivel que tiene un montañero. Se puede emitir un certificado médico que corrobore que esa persona está sana, pero no hay certificado de aptitud en la montaña», insiste.

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Queda el problema de la logística. Cerrar unos pocos senderos en torno al Teide puede resultar más o menos plausible, pero en ámbitos como los Pirineos o los Picos de Europa resultaría imposible por sus inabarcables dimensiones. «A Ordesa se puede ir desde Torla, Turieto, Nerín, Pineta... Lo ideal sería que acudiéramos de forma más consciente a la montaña», concluye Ayllón.

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