«Si se incumple la norma que prohíbe el botellón, se debería sancionar»
Juristas y expertos sociales analizan el trasfondo de los incidentes protagonizados por jóvenes el fin de semana
Sin estado de alarma el Gobierno vasco se ve atado de pies y manos para atajar el problema de los botellones. La ausencia de este ... instrumento jurídico que permite limitar derechos individuales está siendo un quebradero de cabeza para el Ejecutivo de Urkullu, que ha tratado de hacer llegar a los jóvenes un mensaje de concienciación, en muchos casos sin éxito. Un «llamamiento» cívico sin rango legal al que Lakua lo ha fiado todo, pero que ha derivado en un escenario que los juristas consideran «complejo». «¿Qué se puede hacer? Sentido común y responsabilidad individual de cumplirlo. Nada más», afirma el profesor de Derecho Constitucional de la UPV/EHU Javier Tajadura.
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Las reuniones nocturnas en la calle, mientras no tengan lugar con bebidas alcohólicas en mano, están permitidas. Un derecho fundamental que solo un estado de alarma puede coartar. En cambio, ingerir alcohol en la vía pública es una práctica prohibida y sobre la cual tienen competencia los ayuntamientos. «Es una ordenanza administrativa por cuestiones de higiene, por no molestar a vecinos... No una limitación de derechos», explica Tajadura, que cree que las policías deberían aplicar las sanciones que contempla dicha normativa. «Estas reuniones que se producen por la noche son para beber, no para hablar o ir por la calle. Objetivamente sí están incumpliendo la norma y debería ser sancionable», arguye.
«La pandemia puede convertirse en un problema de orden público»
Javier Tajadura, Profesor de Derecho
«Es comprensible que quieran divertirse, pero cabe exigirles un punto de responsabilidad»
Xabier Aierdi, Sociólogo
Una persecución especial al botellón, que este fin de semana ha ocasionado incidentes graves. Tajadura recuerda que «se ha tenido mucha tolerancia» con estas prácticas y muestra su «preocupación» por una coyuntura que también se está produciendo en otras comunidades y países. «La pandemia puede acabar convirtiéndose en un problema de orden público. La Policía no da abasto. Cada fin de semana va a ser una odisea», apunta.
El antropólogo Jesús Prieto Mendaza apunta que «contener las ansias y deseos de libertad de adolescentes y jóvenes es algo muy complicado. Dicho esto -añade-, tampoco quiero justificar nada, porque a la juventud también hay que educarla en valores de solidaridad social y en valores de bien común». Y esa es una responsabilidad «de todos, de toda la sociedad, que actúa como educadora». «Quizá no hemos sabido transmitir que lo importante de la vida no es solamente la felicidad de uno, sino la de todo el conjunto de la sociedad», añade.
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«Las medidas sobre distancias sociales han sido restrictivas, y no educativas»
Estibaliz Linares, Socióloga
«Educar en valores de solidaridad y de bien común es responsabilidad de toda la sociedad»
Jesús Prieto Mendaza, Antropólogo
Asunción de responsabilidad
El sociólogo Xabier Aierdi considera entendible «que la gente que está en edad joven quiera celebrar fiestas. Pero cabe exigirles un punto de responsabilidad y que sean conscientes de que forman parte de una cadena en la que pueden contagiar a otra gente». En esta crisis «ha habido mucho 'qué hay de lo mío'». No solo los jóvenes. «Algunos sectores han insistido mucho en esa idea», que hay que cambiar. «Cualquier estructura moral requiere que todo el mundo ponga de su parte».
En cuanto a los incidentes violentos, «le daría una importancia más relativa, sin restarle gravedad. Uno está en una fiesta y vienen los ertzainas diciendo que te vayas a casa. Entre cuatro o cinco que están pasados de vuelta, más seis que se les unen, más otros que no quieren que les corten en ambientillo... Al final se dan las condiciones para que suceda algo así». Esto se evitaría «si hubiera una asunción de responsabilidad por parte de los jóvenes».
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La socióloga y profesora de la Universidad de Deusto Estibaliz Linares recuerda que «los jóvenes se han quedado sin sus espacios de encuentro de sopetón y lo que hacen es buscarse otros». Y después de año y medio «complicado en el que muchas de las medidas han sido restrictivas, incluso contradictorias, pero no educativas». El uso de las mascarillas «demuestra que un mensaje bien transmitido funciona. Todo el mundo las sigue usando, y también los jóvenes. Pero con las distancias sociales, su importancia no se ha sabido transmitir».
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