Gisele Pelicot abandona el tribunal de Avignon en medio de los aplausos de las mujeres que la esperaban en el exterior. Afp

Gisèle Pelicot se confiesa «destruida» y clama contra su exmarido: «¿Cómo pudiste traicionarme así?»

Durante una década drogada por su pareja y sometida a violaciones de decenas de hombres, advierte: «Al violador no siempre te lo encuentras en un aparcamiento, a altas horas de la noche. También puede ser de tu familia»

Óscar B. de Otálora

Miércoles, 23 de octubre 2024, 14:06

Giséle Pelicot ha ofrecido este miércoles el testimonio más impactante y emocional sobre el infierno en el que se ha convertido su vida al ser ... consciente de las centenares de violaciones con desconocidos a las que le sometió su marido y cómo su mundo se hundió al descubrir que el hombre en el que confiaba era un monstruo. Ante el tribunal de Aviñón en el que se juzga a su esposo, la víctima ha declarado sobre el estado anímico en el que vive tras descubrir los abusos organizados por Dominique Pelicot. «Estoy destruida y no sé como voy a superar todo esto. Cuento con el apoyo de un psiquiatra y me llevará muchos años reconstruirme. Con casi 72 años, no sé si mi vida bastará para volver a levantarme», declaró.

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Según ella mismo narró en la vista oral, si ha decidido enfrentarse a un juicio público -se negó a que fuera a puerta cerrada- y al visionado de los vídeos en los que era violada -ella pidió que se hicieran públicos- fue con la esperanza de que su caso sirva de llamada de atención a la sociedad. «La vergüenza no es nuestra, es de ellos. Sobre todo, expreso mi voluntad y mi determinación para que cambiemos esta sociedad», explicó. «No tengo nada que reprocharme, he sido víctima de 100 violaciones», agregó.

Su mensaje también ha estado destinado a las mujeres de algunos de los acusados, que en las sesiones previas han defendido que sus esposos eran maridos ejemplares y padres de familia responsables. «Me gustaría decirles que yo convivía con alguien excepcional. El violador no es solo el que actúa en un callejón, también es el hombre que vive con su familia. Son ellos los que debería estar avergonzados», insistió.

Helados para dormirla

En su declaración ha insistido también en el drama personal que sufre desde que conoció las violaciones masivas que organizó su esposo, para las que le drogaba hasta que perdía la conciencia. Y se explayó sobre el dolor que le había supuesto el descubrir que todo en lo que creía sobre su familia y su proyecto de vida era mentira. «(Dominique) me llevó al neurólogo, a los escáneres cuando estaba preocupada. También me acompañó al ginecólogo. Para mí, era alguien en quien confiaba plenamente». «¿Cómo el hombre perfecto ha llegado a esto?», indicó. Esos viajes a los médicos estaban motivados por el malestar que sentía Giséle a consecuencias de las drogas que el marido le sumistraba sin que ella fuera consciente. En el caso del neurólogo, por ejemplo, ella acudió al experto para intentar saber por qué sufría pérdidas de memoria repentinas. Era un efecto de los productos químicos con los que la sometía el esposo.

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Sin dejar de dirigirse a Dominique Pelicot, presente en la sala, le ha preguntado: «¿Cómo has podido traicionarme hasta este punto? ¿Cómo has podido traer a estos extraños a mi dormitorio?». «Fui una mujer feliz. Tenemos tres hijos y siete nietos. Fuiste para mí un hombre bueno. Repetí en muchas ocasiones que había tenido mucha suerte al encontrarte. Cuando comencé a tener problemas no me abandonaste. Siempre quise llevarte hacia lo alto, a la luz. Tú escogiste los bajos fondos del alma humana», se lamentó.

«Fui sacrificada»

En ese punto detalló ante los jueces los engaños que utilizaba su esposo para drogarla sin que ella descubriera en ningún momento cómo la estaba utilizando. Según su testimonio, el marido le preparaba comidas especiales en las que vertía los somníferos con los que ella perdía el conocimiento, antes de que los desconocidos llegasen a casa y la violasen sin que se diese cuenta. «A veces me traía helado a la cama y yo pensaba que estaba ante un hombre maravilloso», explicó. Esos helados eran lo que empleaba para dormirla y permitir que hombres a los que había contactado con una aplicación de citas entrasen en su casa para que la violasen.

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El caso de Gisèle Pelicot salió a la luz hace cuatro años. Tres mujeres denunciaron a Dominique Pelicot por grabarle debajo de las faldas en un supermercado de la pequeña localidad francesa de Mazan. Cuando la policía investigó el material audiovisual que guardaba el hombre, encontró las imágenes de la esposa siendo violada por desconocidos a los que el marido invitaba a su casa tras sedar a su pareja. «Cuando me enseñaron las imágenes les pedía que pararan tras ver la tercera fotografía. »Aquello no era una violación, era una barbarie«, explicó en los primeros días del juicio. »Me tratan como a una muñeca de trapo, una bolsa de basura. Fui sacrificada en el altar del vicio«, agregó

Media centenar de hombres están acusados de haber participado en la violación de Gisèle. En los testimonios que han vertido hasta la fecha ante los jueces, algunos de ellos han reconocido que sabían que se trataba de una violación pero aún así decidieron seguir adelante. Otros han intentado escudarse en la creencia de que se trataba de un juego de la pareja. El hermano del acusado, por su parte, describió a Dominique Pelicot como un frío manipulador y un mentiroso compulsivo.

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