El lehendakari y el director de Lantegi Batuak, Txema Franco, en la cadena de montaje de las mascarillas. Yvonne Iturgaiz

Así fabrican en Lantegi Batuak las mascarillas de mayor protección y 100% made in Euskadi

70 usuarios de cuatro centros de empleo de la entidad de inclusión sociolaboral producen 10.000 unidades a la semana. Tienen potentes filtros y son especiales para el personal de desinfección, los Bomberos o las policías

Lunes, 20 de abril 2020, 17:45

Unai Rodríguez no pierde ojo a la cadena de producción. «Soy el supervisor, el responsable del control de calidad, de verificar que cada mascarilla esté perfecta antes de que mi compañera la embale y la meta en una caja», asegura. Es uno de los 12 usuarios del centro especial de empleo de Lantegi Batuak en Sestao que se ha reciclado desde el estallido de la pandemia del coronavirus y ahora es un experto en el montaje de mascarillas. «Las mejores, las de mayor protección y hechas 100% en Euskadi porque todas las piezas están hechas aquí», subraya. La entidad de inclusión sociolaboral sin ánimo de lucro se ha volcado en esta tarea y ya ha formado a 70 empleados en cuatro centros distintos que fabrican ya 10.000 unidades a la semana.

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Rodríguez remarca la importancia de las mascarillas que hace Lantegi Batuak. «No son para que las use el ciudadano de a pie, sino personal especializado porque tienen unos filtros muy potentes, realmente son incómodas para llevarlas todo el tiempo como las quirúrgicas», reconoce. Profesionalmente se las conoce como mascarillas «buconasales FPP2 y FPP3». Son perfectas, añade, para los profesionales que tienen que realizar labores de desinfección, sobre todo ahora con la pandemia del coronavirus. También para bomberos y policías cuando se ven obligados a acceder a zonas potencialmente contaminadas, o ahora cuando trabajan con gente susceptible de estar infectada. «Son tan seguras que aquí no hay partícula que entre; si hasta las pueden usar en las carrocerías y los astilleros para pintar coches y barcos», asegura.

Máxima precisión

Detrás de Unai se afana Javier Rodríguez sobre una mesa. Él es precisamente el que se encarga de colocar los filtros. Y hace un trabajo fino "porque está en juego un contagio". «Las piezas ya nos vienen hechas, si no sería imposible hacer tantas», bromea. El plástico inyectado para construirlas lo proporciona una empresa guipuzcoana, y la firma vizcaína Medop fabrica cada pieza por separado. «Tiene que utilizar la máxima precisión, para que luego todas encajen a la perfección y no haya el mínimo espacio por el que pueda colarse el dichoso virus», remarca.

También esta volcado en la tarea Mariano Ben. Su tarea puede parecer más sencilla, pero él le da la máxima importancia. «Corto las dos tiras que tiene cada mascarilla, 50 centímetros exactos, y a buen ritmo para garantizar que a mis compañeros nunca les falte material», explica.

Asegura estar encantado, entre otras cosas, «porque esta especialización nos permite seguir trabajando". Como los demás, trabajaba habitualmente en la cadena de montaje de componentes electrónicos de la planta de Sestao. Pero la crisis sanitaria que cerró las fábricas les dejó a ellos sin clientes a los que atender, «y el trabajo cayó mucho». Casi la mitad de los 10.000 usuarios de todos los centros de empleo y empresas de inserción social de Euskadi se han visto afectados por planes de regulación de empleo. Los ya famosos ERTEs. «Aquí incluso nos mandaron a casa con permiso retribuido, pero yo tuve la suerte de que a los dos días me llamaron para esta tarea tan ilusionante». Porque, confiesa, «todos somos importantes en la lucha contra la pandemia, los que trabajamos y los que se quedan en casa para frenar la propagación pero, poder participar fabricando estas mascarillas, considerarme parte activa en la solución.. la verdad es que te sientes un poco importante».

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