Menos niños por clase y más inglés y deporte en la nueva escuela pública vasca
Educación y sindicatos sellan un gran pacto para modernizar la enseñanza que incluye un coordinador de innovación por centro
El Departamento de Educación y los sindicatos alcanzaron el jueves un gran acuerdo para modernizar una escuela pública vasca que en los próximos años se enfrenta a numerosos retos. El objetivo es garantizar una enseñanza de calidad, lo que requerirá, en gran parte, de más personal docente. Un nuevo modelo que buscará las «palancas necesarias para avanzar», en palabras del propio consejero, Jokin Bildarratz, hacia el ideal de que el alumnado sea «verdaderamente el centro». Con este objetivo se ha consensuado que, a partir del curso 2023-24 y progresivamente desde las edades más pequeñas, se reduzca el número de alumnos por clase, se adelante a los tres años la enseñanza del inglés y se refuercen las horas lectivas que se dedican a la actividad física para paliar los efectos del creciente sedentarismo que los perniciosos hábitos de las nuevas tecnologías están generalizando entre la juventud. El plan, además, quiere dar un paso de gigante con la creación en cada centro de la figura del coordinador de innovación pedagógica. Según las primeras estimaciones realizadas por el propio Ejecutivo, la aplicación de todas estas medidas exigirá ampliar las plantillas docentes en torno a los 300 profesores.
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Uno de los principales pilares del pacto alcanzado ayer es la modificación del máximo de escolares que podrá tener cada clase. Así, si bien el primer ciclo de Educación Infantil (dos años) se mantiene en un ratio de 18 menores, en las aulas hasta los cinco años se reducirán en tres. Es decir, un máximo de 20 estudiantes. Hasta los 12 años solo podrá haber 23 (ahora son 25) y, aunque en Secundaria se mantiene el máximo de 25, en los cursos de Bachillerato solo podrá haber 27, es decir, tres menos.
Bildarratz explicó que esta medida, que busca mejorar la atención y la calidad de la enseñanza, se verá reforzada con un reajuste también a la baja del número de profesores que debe haber por alumno. Aunque eludió confirmar los ratios actuales «porque hay muchas diferencias entre centros», confirmó que dentro de dos cursos deberá garantizarse un educador por cada 12 alumnos en las aulas de dos años, uno por cada 18 en Infantil, uno por cada 20 en Primaria y Secundaria y otro por cada 25 en Bachillerato.
El acuerdo incluye un refuerzo de los recursos destinados a los escolares con necesidades educativas especiales y la asignación de la doble tutoría -dos profesores dedicados a esa labor- a los grupos de Secundaria que superen los 20 estudiantes. Por último, también se busca «estabilizar más las plantillas, de manera que determinados puestos docentes pasen a ser estructurales». En este aspecto el consejero se refirió a las plazas que, en función de las necesidades, se han creado en cada centro sin incluirlas oficialmente en su plantilla (la llamada Relación de Puestos de Trabajo) y que se consolidarán.
Más de 100 reuniones
Jokin Bildarratz mostró su satisfacción por el acuerdo alcanzado con las centrales Steilas, LAB, CC OO y UGT, que «representan más del 80%» de la representación sindical en las plantillas de personal funcionario de los centros educativos. Faltó la firma de ELA, sindicato para el que este acuerdo «tiene por objeto ocultar la falta de voluntad del Departamento para consolidar a los 13.000 docentes temporales». Además, añadió que en el documento «no se especifica cuál es el impacto real que puede tener en nuestras escuelas».
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El consejero, sin embargo, restó trascendencia a esta negativa y se congratuló por el trabajo realizado que, según confesó, ha sido mucho. «Empezamos el 8 de septiembre de 2020 y hemos tenido más de 100 reuniones», añadió.
Lo cierto es que éste es el primer gran pacto que el responsable autonómico consigue cerrar con las centrales desde que accedió al cargo en septiembre de 2020. En cualquier caso, recordó que el pasado abril también se produjo otro acontecimiento trascendente en su negociado como fue «el acuerdo alcanzado por los partidos en el Parlamento vasco y que dibuja las bases para una futura Ley de Educación». Estos dos pilares, «el de los políticos y el de los sindicatos, «nos dan mucha tranquilidad y los instrumentos pedagógicos necesarios para seguir trabajando por el bien de nuestros jóvenes».
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