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Euskadi se duele de las cicatrices en su medio ambiente

El crecimiento industrial y un urbanismo que dieron las espalda a la naturaleza han dejado importantes daños

Helena Rodríguez

Domingo, 21 de noviembre 2021

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Es inevitable que el ser humano transforme lo que toca. El matiz está en si esa acción afecta al entorno para siempre o en si es reversible. Las cicatrices en el medio ambiente se multiplican a lo largo del mundo, como ha quedado de manifiesto en la cumbre de Glasgow, y Euskadi también se duele de las suyas. Algunas parecen irreparables y en otras su recuperación está enquistada, como las marismas de Lamiako. Pero también hay parajes regenerados en espacios ecológicos admirables, como el Anillo Verde de Vitoria.

La etapa de la industrialización desmedida en busca de prosperidad y el urbanismo sin control han dejado una profunda huella en el País Vasco, una comunidad con un litoral sobrecargado de cemento, humedales degradados por basureros, bosques donde los eucaliptos ganan terreno a las especies autóctonas, ríos de aguas turbias por vertidos descontrolados y suelos insanos. «Actualmente hay 9.650 hectáreas con problemas de contaminación en el terreno», declara el director de Patrimonio Natural del Gobierno vasco, Adolfo Uriarte.

«Hay que revertir los errores cuanto antes y no dejar a nuestros hijos la herencia que nos dejaron a nosotros»

Adolfo Uriarte. director de Patrimonio Natural del Gobierno vasco

El dato

  • 9.650 son las hectáreas de suelo que presentan problemas de contaminación en toda Euskadi.

Durante las décadas finales del siglo pasado «no hubo sensibilidad medioambiental», al menos no como ahora. El cemento encajonó rías y aplastó marismas y dunas, «primordiales para hacer frente a la subida del nivel del mar si llega el cambio climático», lamenta el biólogo Iñigo Zuberogoitia. «Muros naturales contra fenómenos meteorológicos extremos» –como los define la bióloga de Greenpeace Pilar Soto– acabaron convertidos en zonas industriales, como ocurría en la playa de La Arena de Muskiz.

La industria contaminó sin disimulo durante décadas. «Y ahora pagamos los errores del pasado», admite Uriarte. El desarrollo necesitó de una mayor red de transportes. «La llanada alavesa, un ecosistema rico y variado, está cosida por carreteras y eso es irrecuperable», acusa Andrés Illana, de Ekologistak Martxan en Álava. Los efectos parecen irreversibles pero no lo son. Zuberogoitia pone como ejemplo los humedales. «Son entornos fáciles de restaurar. Solo hacen falta voluntad y recursos económicos», detalla.

«Hay que revertir los errores cuanto antes y no dejar como herencia a nuestros hijos lo que nos han dejado a nosotros», admite el director de Patrimonio Natural de Euskadi. Las autoridades son conscientes de que son fallos «difíciles de borrar» a los que solo «el tiempo y trabajo» darán solución. El mensaje más escuchado en Glasgow ha sido que «el tiempo se acaba».

Sopelmar

Hormigón en el acantilado

Ignacio Pérez

Euskadi concentra su población en la franja costera. De hecho, de las seis localidades de más de 50.000 habitantes, cinco están en el litoral y la mayoría de la población vive a cinco kilómetros de la costa. El afán por las segundas residencias, las mejores vistas y el entorno privilegiado en el que desconectar del bullicio de la ciudad ha llevado a un desarrollo urbanístico salvaje que ha dejado huella en el paisaje vasco. Uno de sus máximos exponentes es la urbanización Sopelmar, ubicada literalmente al borde de los acantilados que se alzan sobre la playa de Atxabiribil en Sopela. La imagen da fe de ese momento de la historia en el que la Ley de Costas era poco más que papel mojado olvidado en el cajón oscuro de los gestores urbanísticos de toda España. Hoy, autoridades y ecologistas coinciden en que «no podría volver a hacerse algo así».

Eucaliptales-Armintza

El árbol que invade la costa

Ignacio Pérez

Ni encinas, ni castaños, ni robles. Los árboles que dan color a la costa vasca son los eucaliptos, una especie de rápido crecimiento y aprovechamiento económico pero de escaso valor ecológico. La banda marrón arrincona a los pinares, que ya adultos conforman ecosistemas de valor, en favor de estos espigados gigantes australianos que agotan los suelos sobre los que se asientan. Diputaciones y Gobierno vasco aseguran que la mayor parte de los eucaliptales enraizan sobre terrenos privados, lo que hace difícil ponerles coto. Los ecologistas observan con estupor cómo ganan terreno a las especies autóctonas y al otrora rico bosque nativo.

Río Nervión-Llodio

A la espera de las depuradoras

Igor Aizpuru

El Nervión a su paso por Llodio es punto de atención de los ecologistas alaveses y las administraciones local, foral y autonómica. A la espera de la instalación de dos depuradoras en Markijana y Basaurbe, presupuestadas en 28,5 millones, el cauce sufre vertidos puntuales que tiñen sus aguas de colores o las tornan espumosas. La obra tardará 4 años; mientras, la vida se abre paso a pesar de todo. En la zona más urbana se ven patos, algún cormorán y hasta garzas reales. Cada cierto tiempo, sin embargo, aparecen centenares de peces muertos que recuerdan que queda mucho por hacer.

Río Asua-Erandio

Donde acaban las aguas sucias

Ignacio Pérez

El río Asua es uno de los principales afluentes del Nervión y también uno de los que llevan al cauce principal las aguas más sucias. Serpentea por la margen derecha y recibe aportes acuíferos que destacan por sus altos niveles de contaminación. Le llegan, por ejemplo, las aguas filtradas desde el viejo vertedero de Artxanda, que se usó sin las medidas necesarias para proteger el entorno. En su lista de carencias, el sellado del suelo, lo que hace que todo lo que suelta lo allí acumulado acabe arrastrado al Asua.

Río Castaños

Un cauce en recuperación y un humedal perdido

Ignacio Pérez

Hace dos semanas se presentaba en Barakaldo un plan para que el cauce del río Castaños recupere su aspecto natural a su paso por el polideportivo de Gorostiza. La actuación, que desarrollarán la Agencia Vasca del Agua-URA y el Ayuntamiento fabril, supondrá retirar los actuales muros de hormigón en un tramo de más de 200 metros y eliminar especies invasoras en 25 puntos de la ribera. ¿Por qué actuar solo en esa zona?, pues porque como reconoció el director de URA, Antonio Aiz, «la ciudad se ha ido construyendo» y hay cosas que no se pueden cambiar. Ante ello han optado porque «al menos en este tramo» urbe y cauce «convivan de manera más natural y para disfrute de los baracaldeses». Otra modificación difícil de revertir es el Megapark que se levantó en una zona de marismas, algo que a juicio de Javier Vázquez de Ekologistak Martxan, es un grave error. «Eliminar esa zona de humedal, donde el río se expandía cuando llovía mucho, ha obligado a habilitar un tanque de tormentas que a saber hasta qué punto funciona», advierte. Además, ha afectado a un buen número de especies que se vieron perjudicadas por la pérdida de su hábitat, como es el caso del carricero común o el galápago leproso

Llanada Alavesa

Kilómetros de asfalto

Igor Aizpuru

La llanada alavesa era en sus tiempos un territorio de miles de hectáreas de campos, zonas arboladas y riachuelos. Era, como describe Andrés Illana, de Ekologistak Martxan, «un ecosistema en sí mismo». Sin embargo, el crecimiento demográfico e industrial vasco hizo necesario mejorar las comunicaciones con el centro de la Península. Los bosquecillos desaparecieron, los riachuelos se encauzaron y el terreno se vio atravesado por kilómetros de vías asfaltadas. «Está cosida por carreteras en las que además mueren cientos de animales atropellados cada años», critica el ecologista.

Parques industriales

Suelos contaminados

Los polígonos y áreas dustriales vascas suponen espacios de gran riqueza para toda Euskadi. Si bien es verdad que en los últimos tiempos las cosas van cambiando, son zonas en las que el medio ambiente ha pasado a un segundo plano. Los terrenos en los que se asientan están contaminados por años de actividad y muchos «aún realizan algún tipo de vertido», según advierten distintos grupos ecologistas. Las emisiones a la atmósfera de algunas de sus actividades tampoco juegan a su favor.

Ecosistemas marinos

Algas que desaparecen, especies en retroceso

E. C.

Las cicatrices más peligrosas son aquellas que no vemos y eso pasa con los fondos marinos. La actividad humana ha cambiado los océanos y los mares del mundo. Nuestro Cantábrico no es una excepción. Testigo de ello es el divulgador y documentalista Enrique Talledo que conoce bien las costas vascas y lo que ocurre en sus profundidades. Una de las modificaciones más claras es «la pérdida de los bosques de laminarias que hace tres décadas eran más abundantes», aunque también ha visto cómo disminuyen las poblaciones del camarón Crangon crangon (un tipo de kiskilla), así como las algas del género Gelidium, conocidas como caloca u ocle. A su juicio, una de las principales razones es ese grado que ha subido la temperatura del Cantábrico desde hace medio siglo.

Vega de Lamiako

Una marisma que se resiste a morir

Ignacio Pérez

Más de 16 hectáreas en total abandono. Así es la vega de Lamiako, uno de los últimos espacios de la ría bilbaína que no han superado su pasado industrial. El trazado de la BI-711 partió la marisma, recubierta con miles de metros cúbicos de rellenos. Pese a todo, sigue conservando la salinidad y se inunda cuando coinciden mareas altas y lluvias fuertes. Existe un plan para recuperarla, pero la pandemia lo ha retrasado y entre tanto el espacio agoniza entre basuras y especies vegetales que solo crecen en este tipo de hábitat y que se resisten a ceder ante los desechos de la civilización.

Cantera de Laminoria

Herida abierta en el bosque

Igor Aizpuru

La cantera a cielo abierto de Laminoria es la mayor de las que se aprovechan en Álava y sus gestores son beneficiarios desde 1977 de un permiso minero para extraer arena en una superficie de 2.553 hectáreas diseminada en varias zonas. Ecologistak Martxan censura que la explotación, asentada entre los montes de Vitoria e Iturrieta, está en una zona de arbolado autóctono, así como las voladuras, el impacto paisajístico y el continuo tránsito de camiones. La cantera «ha recibido varios premios por sus prácticas sostenibles», avisa el director de Patrimonio Cultural, Adolfo Uriarte, que también destaca que se realizan repoblaciones. La actividad minera permite disponer de arenas de sílice que se usan en automoción, además de en la fabricación de vidrio o fibra óptica.

Marismas y dunas del Barbadun

Sin tanques de CLH, la zona dunar renace en Muskiz

Las marismas del Barbadun, en Muskiz, fueron durante décadas uno de los caballos de batalla del ecologismo vizcaíno. Allí se asentaban los tanques de CLH y, más allá del viaducto de la A-8, las instalaciones de Petronor. La recuperación de la zona dunar, crucial para hacer frente a la subida del nivel del mar o actuar de escudo natural en caso de fenómenos meteorológicos extremos, ha permitido recuperar un ecosistema de gran importancia.

Salburua-La joya vitoriana

El Anillo Verde: ejemplo mundial

Igor Aizpuru

Vitoria luce con merecimiento la corona de 'Green Capital'. La ciudad cuenta con un anillo verde en el que el parque de Salburua es una de las joyas centrales. Un humedal ganado a una zona de huertas y terrenos abandonados en el que ahora reinan varios tipos de aves, ciervos y que se han convertido en un lugar para el ocio familiar y sostenible.

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