Más de un centenar de vascos permanece en paradero desconocido

Pero existe un pequeño porcentaje de denuncias, de alrededor de un 3%, que cumplen el año sin resolver. Es un «porcentaje pequeño», pero que a la Ertzaintza «le preocupa y le ocupa». Desde que la Policía autonómica tiene registros (mediados de los años 80), un total de 114 vascos permanecen en paradero desconocido. Así lo asegura Hugo Prieto, jefe de las Secciones Centrales de Investigación Criminal y Policía Judicial, con motivo del Día internacional de los desaparecidos, celebrado ayer.

Los agentes de la Unidad Central de Investigación no se olvidan de esos casos. Una aplicación se los recuerda cada cierto tiempo si no han documentado ninguna novedad en ese expediente. Se suele nombrar un agente como enlace con la familia, que llama al que ha sido designado como portavoz. El más antiguo desde que se tiene un registro informático data de 1976. «Dejan de estar activas en la base nacional de desaparecidos en cuanto a búsquedas a partir de que la persona hubiera cumplido 110 años, aunque continúa abierta para cruce de ADN en hallazgos de restos humanos y cadavéricos», recordaba Prieto a este periódico en una entrevista hace poco más de un año.

Las desapariciones se clasifican según el riesgo sea «limitado, alto o con indicios de criminalidad». Las primeras corresponden a personas cuya vida en principio no corre peligro y que puede tratarse de una marcha voluntaria. En las segundas se enmarca a personas especialmente vulnerables, como menores, mayores que necesitan medicación o víctimas de violencia de género. Y la tercera las que pueden haberse visto envueltas en un delito.

En cuanto a las edades, cuando son niños, suele tratarse de descuidos o travesuras; con los adolescentes subyacen problemas de adaptación, escolares o bullying. Y en los adultos, crisis laboral o existencial, síndrome del nido vacío... Y en los más mayores aparecen demencias como el alzhéimer incipientes.

Prieto ofrece algunos consejos para que la búsqueda pueda iniciarse cuanto antes. En esta labor, la rapidez es una de las claves. «No hay que esperar 24 horas para denunciar; eso es un mito que sale en las películas americanas», dice. «Se puede hacerlo presencialmente en una Ertzainetxea o a través del 112», añade. El responsable policial desmonta otro de los mitos que rodean a este tipo de casos: «Hay que tener claro que cualquier persona puede interponer la denuncia. No hace falta ser familiar directo». Es importante también «aportar una fotografía y datos de la persona desaparecida».

Antes de comunicar la desaparición, Prieto pide que se mantenga la calma y realice unas mínimas tareas de verificación. En el caso de niños y personas mayores, hay que efectuar una primera búsqueda en el domicilio o lugar en el que la persona debía estar. De esta forma, se puede determinar que la persona no se encuentra escondida, imposibilitada por haber sufrido una caída, estar herida, o por otras razones. Se debe llamar por teléfono al desaparecido, a sus amigos o a aquellas personas con las que estuvo, a sus padres...

Cuando la ausencia esta fuera de todo comportamiento habitual, tras realizar las comprobaciones anteriormente citas con resultado negativo y «cuando ya la situación nos causa angustia», es el momento de denunciar su desaparición ante la Ertzaintza.