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Un ciudadano independentista, compungido después de que Puigdemont declarase la independencia y la revocase poco después. Reuters

Urkullu, a Puigdemont y Rajoy el 27-O: «Es necesaria una reacción ante este despropósito»

El lehendakari escribió un mail a la desesperada a los dos presidentes dos horas antes del pleno en el que se proclamó la independencia de Cataluña hace un año

Lunes, 22 de octubre 2018, 13:47

El lehendakari Iñigo Urkullu intentó hasta el último minuto mediar para evitar la aplicación del artículo 155 en Cataluña. Sin éxito. Dos horas antes del pleno del Parlament del 27 de octubre de 2017, que consumó el simulacro de declaración unilateral de independencia una vez que Puigdemont había optado ya por quemar sus naves, el jefe del Ejecutivo vasco escribió al president de la Generalitat y a Mariano Rajoy para instarles a alcanzar un Pacto de Convivencia –en mayúsculas en el original– que evitara la aplicación de medidas excepcionales en Cataluña previa convocatoria de unas elecciones autonómicas. «Es necesaria una reacción ante este despropósito», escribía el lehendakari. Hoy, casi un año después, Puigdemont permanece huido en Waterloo, desde donde maneja los hilos de lo que queda del 'procés', y Rajoy ha sido derribado por una moción de censura de Pedro Sánchez.

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El líder del PSOE, por entonces solo eso, también recibió el correo electrónico, igual que la excoordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal –arrollada también por el 'procés–, y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. El mail, difundido hoy por 'El Periódico de Catalunya', se envió desde Lehendakaritza a las 9:46 horas del 27 de octubre. La víspera, el jueves 26, Puigdemont había descartado la convocatoria de elecciones tras constatar las presiones del independentismo y la posibilidad de pasar a la historia como un traidor a la causa soberanista. Pero Urkullu, que había mantenido un contacto casi diario desde hacía semanas con las dos partes, con políticos socialistas y con empresarios y otras figuras destacadas de la sociedad catalana para tratar de evitar el choque de trenes, decidió hacer un último intento a la desesperada, consciente de que en el momento en que se proclamara la DUI ya no habría marcha atrás. «¡Con el debido respeto! No podemos ni debemos desistir. Es nuestra responsabilidad como representantes políticos que deben procurar mejorar y no empeorar las condiciones de vida de sus conciudadanos», arrancaba la carta.

Grito de alerta

La propuesta 'in extremis' de Urkullu consistía en una enmienda de adición que debería debatir el Senado ese mismo día para dejar en suspenso la aplicación del 155 si las instituciones catalanas renunciaban a la proclamación unilateral de la independencia y Puigdemont impulsaba la «inmediata celebración» de unas elecciones autonómicas. En ese contexto, el Gobierno central y el de la Generalitat debían comprometerse a «iniciar sin demora un proceso de diálogo específicamente encaminado a la consecución de un Pacto de Convivencia que ponga fin al desencuentro presente».

El resto del correo electrónico era un grito de alerta contra las consecuencias que traería para Cataluña y España la definitiva suspensión de la autonomía. «Por el bien de la concordia, la convivencia en democracia, la recuperación de los afectos y la evitación de destrozos irreversibles a la convivencia, no invoquen ni apliquen las medidas planteadas», rogaba el lehendakari, que advertía sobre el riesgo de «agravar aún más la situaciíon de desencuentro y ruptura». El escenario que se avecinaba en caso de no atender su propuesta, continuaba Urkullu, «nos llena de desazón y preocupación como demócratas: conduce al abismo del desencuentro y la confrontación». De ahí que insistiera en reclamar «distensión» para explorar una «solución política». «Acordar no es claudicar, es un ejercicio de respeto recíproco y de responsabilidad compartida», reconvenía. «Estamos a tiempo», insistía. Los ruegos del lehendakari terminaron por caer en saco roto.

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