Torra llama a Urkullu y le pide explicaciones por reclamar solo la excarcelación de Junqueras
Es la primera conversación telefónica que mantienen el lehendakari y el presidente de la Generalitat, que se emplazan a una próxima reunión
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, llamó este miércoles al lehendakari, Iñigo Urkullu, para pedirle explicaciones por reclamar el martes la excarcelación de Oriol Junqueras. Tras el consejo de Gobierno en el Palacio Miramar, el jefe del Ejecutivo autónomo defendió la puesta en libertad de dirigentes como el exvicepresident porque, con su discurso pragmático y posibilista, puede contribuir a «rebajar la tensión» y favorecer «la convivencia y la cohesión social». Urkullu visitó hace dos semanas en prisión al principal referente de Esquerra, pero no aprovechó el viaje –oficialmente estaba de vacaciones– para tener el mismo gesto con los otros políticos independentistas recluidos en el centro penitenciario de Lledoners.
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Las palabras de Urkullu cayeron como un jarro de agua fría en Junts per Catalunya, el grupo parlamentario del PDeCAT, que ahora controla Puigdemont tras defenestrar a la posibilista Marta Pascal. Porque implicaban que el lehendakari se ponía en contra de los independentistas más radicales, alineados con Carles Puigdemont y Torra, que preparan una batería de movilizaciones para 'calentar' el aniversario del 1-O.
De hecho, fuentes de JxCat habían manifestado desde la mañana su «malestar y sorpresa» por el pronunciamiento del jefe del Ejecutivo vasco y porque sólo hubiera visitado a Junqueras en prisión y no a otros dirigentes recluidos en la misma instalación como Josep Rull, Joaquim Forn o Jordi Turull. «Cataluña y Euskadi son realidades diferentes con estrategias políticas diferentes y, por lo tanto, hay que respetar la política y los actores de cada territorio, sin interferencias no consensuadas entre unos y otros», reconvinieron al lehendakari, convencidos de que su comportamiento solo da bazas «al Estado» en su afán de «debilitar y dividir» al independentismo.
Mientras los neoconvergentes daban muestras en público de su monumental enfado, Torra se lo trasladaba en privado a Iñigo Urkullu. Fuentes de Lehendakaritza confirmaron que el president le telefoneó para «pedir aclaraciones» por sus palabras. Según estos medios, el lehendakari le dio las pertinentes explicaciones, que su interlocutor «entendió», y ambos se emplazaron a «cuadrar agendas» y mantener una reunión –la primera entre ambos– en las próximas semanas. Una cita a la que podría sumarse el propio Puigdemont, que habría mostrado su interés en verse con Urkullu. De tratarse de un encuentro a tres, la reunión debería celebrarse en Waterloo (Bélgica).
Sin apenas contacto
La conversación telefónica de este miércoles entre Torra y Urkullu es la primera que mantienen ambos mandatarios autonómicos. El lehendakari le envió un mensaje de felicitación cuando fue elegido president, a mediados de mayo, «y hasta hoy no ha había habido respuesta», corroboraron desde la Presidencia vasca.
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La decisión de Torra de no contestar siquiera al mensaje de Urkullu, una cuestión de mera cortesía política, habla muy a las claras de las hasta ahora gélidas relaciones del presidente vasco con el entorno de Puigdemont. Ambos protagonizaron un sonado 'divorcio' político tras la decisión del expresident de incumplir el compromiso al que había llegado con Urkullu para convocar elecciones en Cataluña y evitar así la aplicación del artículo 155. Puigdemont se echó atrás y declaró la república el 27-O, con lo que los esfuerzos del lehendakari para mediar –«sin éxito», apostilló este miércoles JxCat– en la crisis catalana quedaron en agua de borrajas. Desde entonces ha seguido en estrecho contacto con cargos de ERC.
Ahora, el jefe del Ejecutivo vasco insiste en que se reunió con Junqueras porque así se lo solicitó él y que lo mismo habría hecho con otros políticos presos si se lo hubiesen requerido. En su comunicado, Lehendakaritza subrayó que Urkullu considera urgente dar pasos para la distensión en Cataluña, lo que incluye también «poner fin a las situaciones de prisión provisional», además de alentar el «diálogo político». El lehendakari negó que pretenda entrometerse en la crisis catalana, que, recordó, afecta también «al modelo de Estado» y a «la cohesión social». «Si alguien quiere entender otra cosa a su antojo y necesidad» se equivoca, precisó.
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