La oposición exprime el descontento social para desgastar a Urkullu
El lehendakari censura el «catastrofismo» e invita a los grupos a demostrar su «ambición» acordando los Presupuestos
En el último curso de su tercer mandato, Iñigo Urkullu va a tener que hacer frente a una dura oposición que busca agitar el descontento ... social para hurgar en el desgaste del Gobierno vasco a unos meses de las autonómicas. EH Bildu, Elkarrekin Podemos-IU y PP, cada uno con prioridades diferentes, le han reprochado este viernes la «falta de ambición» de un Ejecutivo de coalición PNV-PSE al que sitúan en la «unidad de grandes quemados». El lehendakari, consciente del clima preelectoral, asume que le tocará combatir el «catastrofismo» y se refugia en sus recién lanzadas promesas para dar la vuelta al relato.
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El primer pleno de control de este curso ha funcionado este viernes como un termómetro de los ánimos en la política vasca. El PNV, con Urkullu a la cabeza, busca demostrar iniciativa en cuestiones como la emancipación juvenil, mientras que el PSE-EE no quiere quedarse atrás y pone el foco en el acceso a la vivienda protegida. En la oposición, EH Bildu se erige públicamente en «única alternativa» a la actual coalición de cara a los comicios de 2024; Elkarrekin Podemos-IU continúa haciendo bandera de la enseñanza pública en plena tramitación de la ley educativa; y el PP pide hablar de las cosas del comer en lugar del debate territorial.
Los grupos de la oposición están convencidos de que la ola de movilizaciones sociales, especialmente en los servicios públicos, está contribuyendo a erosionar al Gobierno vasco. Más en concreto, al PNV, que atribuye a este factor parte del retroceso que experimentó en las municipales de mayo y las generales de julio. «Nos quieren hacer creer que no hay otra forma de gobernar, que es el orden natural de las cosas», ha cuestionado Nerea Kortajarena (EH Bildu). «La crítica es un clamor social. Su oasis nacionalista hace tiempo que se secó», ha añadido Carlos Iturgaiz (PP).
En la coalición abertzale, catapultada por sus buenos resultados en las últimas convocatorias electorales, sitúan el estado de Osakidetza -es ya la segunda preocupación ciudadana- como indicador de la «falta de ambición» de Urkullu y su promesa de reducir las listas de espera. Tras revelar EL CORREO que el plan de choque incluye más derivaciones a clínicas privadas, Kortajarena ha reprochado al jefe del Ejecutivo autonómico que se limite a «escurrir el bulto» y mejorar las cifras «para que la foto salga mejor en las elecciones». Un asunto, el de la Sanidad pública, que EH Bildu trata de destacar para contraponer el «modelo continuista» del PNV frente al suyo.
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Sin crisis de gobierno
Como contraataque, el lehendakari busca colocar a la principal fuerza de la oposición en un escenario alejado de la realidad y carente de un «principio de realismo». «Es una irresponsabilidad decir a la ciudadanía que todo se puede conseguir. Los recursos públicos no son un saco sin fondo», ha lanzado. De hecho, ha aprovechado el debate para retar a la coalición de Arnaldo Otegi a que demuestre la «ambición» que pide en la tramitación de los Presupuestos autonómicos de 2024, que comenzará a finales de octubre. Ha recordado el pacto de hace dos años y también la falta de entendimiento en el ejercicio pasado, la cual atribuye a lo cercanas que estaban las elecciones municipales y forales.
También ha tendido la mano de cara a una negociación presupuestaria al PP, que le recrimina haberse centrado en los últimos tiempos en asuntos que no preocupan a la ciudadanía. «Ha dedicado el mes de agosto a confeccionar su convención constitucional. ¿Cuántos vascos se han quedado atrás por su deseo de imprimir una marcha más al nacionalismo obligatorio?», le ha preguntado Iturgaiz. El líder de los populares en Euskadi, además, le ha emplazado a hacer una remodelación entre sus consejeros para afrontar el último curso de la legislatura: «Dé un impulso a la sociedad vasca y no le eche un pulso».
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La opción de una crisis de gobierno no entra en los planes del lehendakari, poco dado a este tipo de decisiones ni a dejar caer a los suyos. El inquilino de Ajuria Enea prefiere centrarse en 'vender' el cumplimiento de sus compromisos pasados y en lanzar nuevos haciendo de paso un ejercicio de autocrítica e indicando el «margen de mejora» en ámbitos como el reto demográfico y el despliegue de energías renovables. «Ni autocomplacencia ni catastrofismos, voluntad de mejora continua», ha remachado.
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