Víctimas del GAL y de ETA reclaman unidas «justicia»

La cita de ayer en la sede de Gogora, donde se presentaba un documental sobre la guerra sucia, sirvió para ver una estampa infrecuente. Víctimas del GAL y de ETA reclamaron juntas «justicia». Fue durante la presentación de 'Memoria eraikiz: GAL 1983', una producción de ETB y Gogora sobre el origen de la guerra sucia.

En la mesa redonda tomaron parte Aintzane Ezenarro, directora de Gogora, la directora del documental, Maite Ibáñez, y Karmen Galdeano, hija de Xabier Galdeano, delegado del periódico Egin en Iparralde, que fue asesinado por el GAL en 1985 en San Juan de Luz. Desde las primeras filas siguieron con interés las intervenciones otras víctimas de los GAL, como Lurdes Oñederra, y varias de ETA, entre las que estaban Dori Monasterio, Abel Uceda y Mari Carmen Hernández.

Karmen Galdeano -acompañada por su hermana Begoña- agradeció «un documental tan real y evidente que debería conllevar alguna respuesta» y lamentó que «nos hemos sentido tan revictimizadas porque nadie moviera un dedo». Galdeano, hija del periodista y directivo de Egin que fue tiroteado cuando regresaba de cubrir una manifestación en Iparralde, criticó «los pocos documentos que se han podido desclasificar, pero cuánto dicen y qué poco se ha hecho con lo que dicen». Con firmeza, reclamó «una declaración institucional del Estado que reconozca que no fueron cuatro funcionarios sino que había una estructura y que sea el Estado quien asuma su responsabilidad y reconozca el daño causado, como se le pide a ETA».

La directora de Gogora, Aintzane Ezenarro, reivindicó «una memoria en la que estén todos y que recuerde todas las violaciones de Derechos Humanos». «Fueron 32 atentados del GAL con 26 muertos y otros tantos heridos, sólo 11 de esos casos tuvieron alguna investigación. La ejecución penitenciaria fue irrisoria por indultos llamados parciales pero que fueron totales», lamentó.

Luego, Ezenarro emplazó a varias personas del público a tomar la palabra, en especial a las víctimas de ETA. Mari Carmen Hernández defendió que «siempre hemos reivindicado que se esclarezcan los hechos y que se desclasifique. Toda esta gente necesita justicia». Dori Monasterio, hija de un taxista asesinado por ETA y cuyo crimen no está aclarado, respaldó «la necesidad de que se haga justicia y que esclarezca». Una misma petición que surge al unísono de las víctimas del GAL y las de ETA.