La jueza archiva la causa por la paliza a un alumno de la UPV al no identificar a los autores

El brutal ataque se produjo la tarde del 30 de noviembre de 2018. Cuando este chico, de nombre David y estudiante de Historia, se dirigió en compañía de dos amigas al autobús de vuelta a su hogar en Bizkaia, una horda le emboscó. Entre gritos de «español de mierda», desconocidos le molieron a patadas y puñetazos hasta dejarle inconsciente. Venía de celebrar la primera reunión de una agrupación estudiantil que pretendía defender la unidad de España. Iba a llamarse AEDE, acrónimo de Asociación Estudiantil en Defensa de España.

Aparte de destapar la dictadura del miedo impuesta por una minoría en el campus vitoriano, este incidente generó una ola de indignación que traspasó las fronteras vascas. Once días después del ataque, la temperatura amainó en parte cuando el Departamento vasco de Seguridad anunció la detención de dos de los presuntos autores materiales. Se trataba de jóvenes vitorianos catalogados de «radicales del Alavés», conocidos de la Ertzaintza y sin vínculo conocido con la Universidad pública vasca.

Hasta este auto de sobreseimiento se les investigaba por un delito de lesiones y otro de odio, cargos ahora retirados por «falta de indicios claros» sobre su participación en los hechos. También se ha dejado sin efecto la orden de alejamiento sobre la víctima. Siempre han defendido su inocencia.

Según explican fuentes judiciales, los indicios presentados por la Policía autonómica fueron unas grabaciones de la UPV en las que a duras penas se apreciaba «un grupo de personas en la zona de las universidades que comienza a taparse y a encapucharse». La agresión ocurrió detrás del Aulario de las Nieves, en un parque sin videovigilancia. Días después apareció en una valla de este edificio una pintada anónima con la frase 'AEDE, jódete!!', en referencia a la agrupación estudiantil que pretendía impulsar la víctima y que se volatilizó tras su agresión.

«A mi cliente se le sometió a una investigación total, tanto de ropa, como sus llamadas e imágenes del móvil, sus perfiles de Instagram, registraron su casa,... Y no se ha descubierto absolutamente nada. Él siempre ha defendido su inocencia y por fin se le excluye de este asunto», apuntó Roberto Gutiérrez Balmaseda, abogado de uno de los investigados.

La víctima cuenta con 21 años y continúa sus estudios de Historia en el mismo centro universitario, en el foco policial por la radicalización de una pequeña parte de su alumnado. Antes del coronavirus, David aún caminaba por la instalación universitaria con un vigilante de seguridad como ángel de la guarda. Tras el ataque tuvo que someterse a una operación para recomponer la nariz y un pómulo.