La crisis paraliza el montaje del museo del Memorial por las Víctimas de Vitoria

Innumerables son los retrasos que acumula el Memorial, cuya gestación arrancó en 2011. En su inmensa mayoría han sido debidos a cuestiones de agenda política, presupuestarias y a imprevistos con las obras del edificio -la sede del antiguo Banco de España-, tanto de su interior como del exterior. Pero con un proyecto ya definido, obra del historiador Raúl López Romo, y su montaje adjudicado a la empresa madrileña Ypunto Ending por un total de 698.757 euros, el proyecto había empezado a coger forma. Y velocidad. Hasta que llegó el 12 de marzo.

El museo se dividirá en cuatro apartados. El primero hará hincapié en la contextualización. Así, se dedicará a la historia del terrorismo en España y en el mundo. Además de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español y otros grupos que actuaron en España, se incluirán datos sobre otros atentados, como el 11-S de Nueva York y otros ataques yihadistas. El segundo hablará de «los perpetradores y su entorno». ¿Cómo actuaron? ¿Por qué? La muestra incluirá desde carteles con imágenes hasta sonidos ambiente de amenazas reales y manifestaciones. La respuesta que obtuvo el terrorismo, tanto social, como policial y judicial, ocupará la tercera 'pata' de la exposición. Y el último espacio se dedicará al recuerdo de las víctimas. El Memorial ha recopilado testimonios, tanto escritos como audiovisuales, de diferentes damnificados con el objetivo de dar forma a una memoria viva. El visitante podrá acceder a ellos a través de una pantalla que, con un buscador, se estructurará como una gran base de datos, explica López Romo, que desde su casa está dando estas semanas los últimos retoques a la muestra.

El centro incluirá, asimismo, en su exposición permanente una réplica del zulo en el que ETA retuvo secuestrado a José Antonio Ortega Lara entre 1996 y 1997. El funcionario de prisiones permaneció 532 días en un pequeño receptáculo bajo tierra: tres metros de largo, por 2,5 de ancho y 1,80 de alto -aunque la víctima sólo podía estar completamente de pie en el medio del zulo-. Su único mobiliario era una hamaca de playa, un saco de dormir y objetos de aseo.

La reproducción del zulo ocupará un lugar prominente en el memorial. Se ha colocado un techo acristalado para que los visitantes puedan observar desde arriba la crudeza del 'agujero' en el que la banda retuvo a Ortega Lara. Está previsto que puedan acceder de forma ordenada a su interior a través de unas escaleras. Pero no será la única manera que tendrán los visitantes de contemplar el espacio minúsculo en el que transcurrió el secuestro -ETA cometió alrededor de ochenta a lo largo de su historia-. Se colocará «un falso techo sobre este primer zulo» (está construido bajo suelo), revela el responsable del proyecto museístico, Raúl López Romo, y en una superficie paralela se instalará otra reproducción del mismo.

Estaba previsto que el montaje de la exposición finalizara alrededor del mes de marzo, si bien su inauguración no sería inmediata. Dependería de las agendas de la Casa Real -la presidencia de honor del Memorial la ostenta Felipe VI-, del Gobierno central, principal impulsor del centro, y del Ejecutivo vasco -forma parte del patronato del mismo-. También de las autoridades francesas, a las que se invitará a la puesta de largo.

Cabe recordar que el país galo entregó a principios de 2018 a España más de 300 armas y miles de documentos incautados a ETA en los últimos 20 años y que se hallaban en los procedimientos judiciales instruidos por Francia. Los documentos y efectos del 'archivo' de la banda, que ahora están siendo revisados en en Madrid, serán puestos a disposición del Memorial. El objetivo es convertirlo en el «centro de referencia para la investigación» sobre «las estrategias y tácticas» seguidas por la banda terrorista durante décadas.