El PNV busca un gesto político de primer nivel para facilitar las Cuentas de Sánchez

La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado superó el martes su primer trámite con la aprobación del proyecto por parte del Consejo de Ministros. Pero al Gobierno aún le queda el paso más importante: lograr los votos necesarios en el Congreso. Y ahí vuelven a aparecer como socios claros tres formaciones: ERC, PNV y EH Bildu.

Ninguno de ellos ha confirmado que vaya a respaldar las Cuentas públicas, aunque ya lo hicieron con las de 2021 y 2022. En los dos casos anteriores fue a cambio de diferentes partidas y acuerdos políticos. Porque, a pesar de los constantes reproches que tanto los republicanos como las dos formaciones abertzales lanzan hacia el Gobierno, las tres son conscientes de que tumbar los Presupuestos abriría la puerta a un adelanto electoral y a una posible victoria del PP. De forma gráfica, Itxaso Atutxa reconoció ayer que la posición del PNV «no está tanto en romper sino en cómo conseguir, en el tiempo que le queda al Gobierno de Sánchez, que se cumplan los acuerdos sobre transferencias y el resto de acuerdos».

En lo que se refiere al autogobierno, se trata de una cuestión en la que el PNV seguirá insistiendo y en la que el malestar con Moncloa es notable. Entre otras cuestiones, porque el presidente del Gobierno ni tan siquiera ha dado acuse de recibo al lehendakari sobre su propuesta para culminar el actual Estatuto de Gernika. El calendario de traspasos pactado entre ambas administraciones sigue en el aire a la espera de que haya algún avance. Pero, a pesar de ello, se trata de una cuestión que los jeltzales desvinculan de la negociación sobre unas Cuentas para 2023 en las que ven luces y sombras.

Entre las primeras, la presidenta del Bizkai buru batzar, en declaraciones a Radio Euskadi, reconoció que hay un importante peso social en el proyecto. En la parte negativa, echa en falta «la necesidad de inversiones en materias económicas, industriales de I+D+i que vayan asegurando una transformación real de la economía». Esa será una de las cuestiones que el PNV pondrá sobre la mesa. Pero, sobre todo, lo que esperan los jeltzales es un gesto político de primer nivel que demuestre que los jeltzales son «socios preferentes» de Sánchez.

Una alianza que se sustentó gracias al documento firmado el 30 de diciembre de 2019 por el propio presidente del Gobierno y Andoni Ortuzar, y que incluía un listado de doce compromisos, entre los que estaba el impulso al TAV, los acuerdos fiscales, reconocer las identidades territoriales, impulsar la presencia de las instituciones vascas en la UE o abrir cauces para promover la representación internacional de Euskadi en el ámbito deportivo y cultural.

Los jeltzales creen que más que lograr nuevas concesiones, el objetivo tienen que ser que el Gobierno cumpla lo firmado. La propia Atutxa fue ayer en esta línea, y denunció que hay partidas pactadas en Presupuestos anteriores que no se ejecutan. Y puso tres ejemplos: la Vía Vieja de Lezama, donde «sigue sin firmarse el convenio con la Diputación»; el canal de Añarbe, en Gipuzkoa, donde se acaba de anunciar la licitación «tras mucha insistencia»; y la falta de concreción en las inversiones en el aeropuerto de Foronda.