La ampliación de El Prat abre una nueva vía de enfrentamiento entre el PSOE y sus socios

Los representantes de En Comú fueron explícitos. «Dicen que aman el territorio, pero lo trituran con la anacrónica política del pelotazo. Dicen que trabajan por una democracia transparente, pero pactan a hurtadillas», afirmó la diputada Aina Vidal. Su compañero Joan Mena habló de «cinismo político» y alertó del posible impacto medioambiental.

La nueva tormenta interna no amenaza con romper el Gobierno. Ni de lejos. Pero sí demuestra que las relaciones internas están sometidas a constantes vaivenes. Algunos se han ido superando de forma gradual, como los que se vivieron con la 'ley trans' o con los alquileres. Casualidad o no, los dos miembros del Gobierno que defendían las posturas socialistas en estas dos cuestiones están ahora fuera del Consejo de Ministros: Carmen Calvo y José Luis Ábalos. Todas las fricciones se han ido solventado, pero tras un profundo desgaste para ambas partes y para la imagen del Gobierno en su conjunto.

El rechazo a la ampliación por parte de los 'comunes' tiene que ver con su impacto medioambiental. De hecho, creen que el proyecto será rechazado por la Unión Europea. Unas dudas que intentaron despejar ayer tanto la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico como el propio presidente.

Teresa Ribera destacó que es un «elemento imprescindible» el cumplimiento de las obligaciones ambientales. Y en un intento por rebajar la polémica y diluir las críticas de sus socios, recalcó que el mensaje «más importante que se oye con fuerza» tanto por parte de los representantes de la Generalitat como por parte de Aena y la sociedad catalana «es el compromiso y la exigencia del cumplimiento de las obligaciones ambientales».

Sánchez, por su parte, se limitó a señalar que la inversión de 1.700 millones permitirá que Cataluña volverá a contribuir de «manera mucho más importante» al crecimiento económico de España. La pelota está ahora en manos de Podemos: si cierra filas con sus socios en el Consejo de Ministros o con los de su grupo confederal.

A las críticas se sumó también el líder de Más País. En búsqueda del voto ecologista, Íñigo Errejón denunció el «postureo verde» del Gobierno y la «economía del pelotazo». «Regalar dinero público a los de siempre, sin condicionalidad, para que hagan lo de siempre», sostuvo.

Los problemas, en todo caso, también le han surgido a Pere Aragonès. Aunque el presidente catalán respondió a los 'comunes' que si creen que pueden mejorar ese pacto lo defiendan en el Consejo de Ministros -«nosotros no estamos allí, ellos sí»-, también se encontró con el rechazo frontal de la CUP, cuyos votos le son imprescindibles en el Parlament.