La negociación colectiva en Euskadi y el demandado pacto de rentas
La situación de las empresas hace inviable asumir aumentos equivalentes al IPC
Las empresas vascas han vivido en los últimos 14 años los efectos negativos de una crisis financiera, el Covid-19 y la guerra de Ucrania. ... De la primera pudimos salir dejando muchas sociedades y empleo en el camino, del Covid-19 vamos saliendo con la ayuda de Europa y con una resiliencia de empresas y trabajadores/as encomiable, y de la tercera no sabemos cómo ni cuándo vamos a salir.
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Uno de los efectos más terribles de este escenario es la inflación y sus consecuencias en la sociedad, las empresas y los ciudadanos/as. Ello sin olvidar que, si no se reduce el precio del gas y nuestra dependencia de Rusia, vamos a tener unos meses difíciles, tal y como anuncian los principales institutos económicos europeos, que están revisando las previsiones de crecimiento para 2022, ya más cercanas al 3% que al 5,2% de principios de año.
Cuando las organizaciones sindicales afirman que las empresas están teniendo beneficios extraordinarios o «están siempre llorando» (sic), entiendo que no se están refiriendo a la inmensa mayoría de las pymes vascas, ya que muchas de ellas no han recuperado aún los niveles de resultados previos a la pandemia. Por ello, a la hora de llegar a acuerdos en la negociación colectiva tenemos que avanzar en dar respuesta a las necesidades de las/os trabajadoras/es, pero también debemos tener en cuenta la situación real de las empresas.
Esto, unido al aumento de los costes de producción, hace inviable con carácter general asumir incrementos equivalentes a los IPC actuales. Necesitamos certidumbre y por ello ligar el aumento del coste laboral a una variable disparada, impredecible y ajena a una responsabilidad directa de las empresas afecta directamente a la viabilidad de muchas de ellas. No olvidamos los efectos de la inflación en las personas y sus familias, pero los acuerdos que no tengan en cuenta este escenario empresarial van a perjudicar a la larga también a los/as trabajadores/as.
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Por ofrecer al lector algunos datos relevantes:
-Los convenios sectoriales con vigencia hasta 2021 se firmaron todos con incrementos superiores a la inflación del año anterior a la firma, y así fue también en años anteriores. En los convenios de este 2022 (en el que tiene incidencia la inflación de 2021 del 6,5%), el incremento medio es casi del 4% (un 3,90%). Y si incluimos los cuatro convenios colectivos firmados por Cebek en 2020 y 2021 con vigencia para 2022, el incremento medio superaría el 5% (el 75% del IPC). La horquilla se sitúa entre el 3% en el convenio con un menor incremento salarial y el 7,25% del convenio con uno mayor.
-Aceptar hoy unos incrementos salariales ligados a la inflación supone situar a muchas empresas en un escenario de costes inasumibles. Estamos dispuestos a mejorar los convenios, como hemos hecho siempre, pero de una forma sostenible para las empresas y atendiendo a la situación actual de cada sector.
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-Nuestra intención no es la de bloquear la negociación colectiva, como interesadamente se nos acusa desde algunos sindicatos e incluso desde una vicepresidencia del Gobierno. Si así fuera, Cebek no habría firmado este año seis convenios sectoriales con incrementos entre el 3% y el 6,5%. O no tendríamos este año hasta diez convenios actualizados (más del 50% de los que Cebek y sus organizaciones miembros negocian) con un incremento salarial medio superior al 5% y que afecta a más de 40.000 personas.
-El hecho de que haya convenios sectoriales aún sin firmar no tiene que ver solo con todo esto, sino con un problema estructural del modelo de negociación en Euskadi sobre el que llevamos años alertando. Hay una mayoría sindical en Euskadi que no solo excluye de la negociación colectiva conceptos como competitividad o productividad, o la posibilidad de ligar salarios a dichas variables, sino que niega a la empresa la capacidad de realizar propuestas, y sus planteamientos en muchas ocasiones pretenden constreñir su capacidad de gestión y dirección. Esta es la causa principal de que en Euskadi sigan sin firmarse más convenios colectivos. De hecho, la regla general en los últimos 20 años demuestra que más de la mitad de los acuerdos no se negocian a tiempo, incluso con IPC bajos.
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No cabe amenazar con 'otoños calientes' cuando estamos tristemente acostumbrados a soportar el 40% de las huelgas de todo el Estado año tras año.
Para terminar y en relación con la necesidad de lograr en Euskadi un pacto de rentas entre los agentes sociales, las organizaciones empresariales vascas siempre hemos estado dispuestas a sentarnos y negociar materias de interés para empresas y trabajadores/as. Hay que recordar que Cebek viene firmando convenios colectivos junto con las organizaciones sindicales vascas desde hace muchos años. Nos gustaría firmar más, hasta llegar a normalizar la situación de la negociación colectiva en nuestro territorio, aunque el origen de los problemas, ya históricos, está en lo expresado anteriormente en estas líneas.
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