Carlos Alcaraz quiere tener una vida fuera de la cancha. Disfrutar del tenis, vivir el momento. Competir al máximo nivel, pero sin pasar por el ... aro del sacrificio sin límites que hasta ahora parecía la única vía para el triunfo deportivo. Lo cuenta en el documental 'A mi manera' y no han tardado en surgir el debate y algunas críticas. No es de extrañar. Está desafiando el 'statu quo' y eso siempre escuece.
Publicidad
En el ámbito laboral del pueblo llano ocurre tres cuartos de lo mismo con la llegada de la generación milenial, primero, y la Z después. Hace un año, se hicieron virales las críticas de un conocido locutor deportivo hacia los becarios por su falta de entrega. Las reacciones contra él no se hicieron esperar.
Puedo entender al locutor deportivo. Los llamados 'boomers' y la generación X hemos vivido una cultura laboral muy diferente. «María, recuerda llegar la primera y marcharte la última», me aconsejaba mi tío en mis comienzos. Hemos metido horas de más sin cobrarlas y nos hemos involucrado con equipos, proyectos y empresas. Ahora que nos codeamos con las primeras remesas de la Generación Z, el choque generacional es inevitable. Recuerdo que acababan de incorporarse a la empresa y se marchaban de la oficina a la hora en punto. Nuestros colegas o'clock eran toda una provocación. ¿Cómo se atreven? Con el tiempo me he dado cuenta de que fueron un soplo de aire fresco. Marcharse del trabajo a tu hora debería haber sido siempre lo normal. Este 'plot twist' de la 'sitcom' laboral tiene un poco del revés a los equipos de recursos humanos, que se las tienen que ingeniar para atraer y retener el talento, ya que la alta rotación es otro rasgo generacional.
No es mi intención avivar una guerra entre generaciones en el Día Internacional de la Paz, pero tampoco negaré que existe cierto resquemor. ¿Por qué levanta ampollas su actitud? Probablemente porque nos coloca frente al espejo y ante la conclusión de que podríamos llevar décadas haciendo el primo. Una mayoría no lo admitirá por aquello del sesgo de confirmación, que nos predispone a aceptar únicamente lo que confirma nuestras creencias.
Publicidad
La cuestión es que su forma de relacionarse con el trabajo es mucho más saludable. A menor entrega, menor decepción. No se tragarán lo de «somos una familia». Ni les dolerá en el alma un despido edulcorado con la frase «no es nada personal». A la larga, y a la corta, diría, es mejor para todos: empresa y personas empleadas. No habrá resentimientos ni personas que se sientan estafadas, como veo en colegas y amistades de más de 45 años.
Tampoco es cuestión de flagelarse en exceso. ¿Realmente tuvimos otra opción las generaciones anteriores? ¿Pecamos de sumisas, vendidas o 'heredaempresas'? Las cosas no son tan sencillas. Hay que tener en cuenta el contexto. Y en 1992 el contexto en el País Vasco era de un 50,8% de paro entre los jóvenes de entre 20 y 24 años, 52,9% en el caso de las mujeres. Encontrar un trabajo era como encontrar el Santo Grial y la vivienda ni figuraba en el menú. Ahora, la tasa de paro entre nuestros colegas 'genzers' es de 6,2% a partir de los 24 años. Literal. 'Lit', en su jerga.
Publicidad
Se les tacha de generación de cristal, pero, en lo que se refiere a Alcaraz, la profesora de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de Deusto, Itziar Urquijo, afirma que la psicología del deporte y la evidencia científica le dan la razón al tenista en que el éxito deportivo a largo plazo requiere integrar la salud mental como elemento fundamental.
Y aquí estamos. Todos juntos bajo las fluorescentes. La nueva hornada hiperconectada, poco interesada en ascender por aquello de la 'quiet ambition', y porque priorizan vida privada y trabajo con propósito frente al salario. Y las generaciones que conocimos el fax y guardábamos nuestros tesoros en disquetes. Y para mí eso es de las mejores cosas que tiene el trabajo. Esa convivencia intergeneracional de tú a tú que apenas existe en otros espacios. Porque entre 'excels' y 'tuppers', las fronteras de la edad parecen diluirse. Y, mientras Nahikari me explica qué es 'demure' e Iratxe me pone al día sobre los 'Sonny angels' y los Labubus, se te olvida que podrían ser tus hijas. Y viceversa.
Publicidad
Eso sí, su impaciencia -viven a x2 y x5, igual que escuchan audios y series- y aspiraciones de libertad y flexibilidad les harán conseguir mayores logros laborales de los que yo también espero beneficiarme: trabajo remoto, jornadas intensivas… Somos una generación que ha descubierto con carácter retroactivo que nos pusieron los supositorios -¡muchos!- del revés y de alguna forma tenemos que resarcirnos. 'Bro'.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión